Ante la próxima aprobación de una nueva ley del aborto, la
Comunión Tradicionalista Carlista (CTC) alerta de la complicidad de
toda la clase política parlamentaria contra los no nacidos. La
nueva ley abortista de la ministra Bibiana Aído quiere apuntalar
legalmente la actual situación de aborto libre en España, de modo que
sea considerado un derecho de la mujer, lo que ya ocurre tácitamente
por parte de todas las organizaciones del Congreso. Las
reacciones de los partidos políticos con representación parlamentaria
ante el proyecto de ley, lejos de discutir sobre el núcleo del
problema, muestran un escenario en el que nadie defiende el derecho a
la vida del nasciturus. La controversia parlamentaria gira
únicamente en torno al "más aborto legal" de los partidos de izquierda
y el "más aborto guardando las apariencias legales" de los partidos de
derechas. De este modo, el Partido Popular no se opone a la
modificación legal propuesta por el gobierno porque el aborto suponga
el asesinato de un ser humano, sino porque, en boca de sus dirigentes,
considera que la "actual ley es fruto del consenso y no es necesaria su
modificación". Recordemos que la actual ley defendida por los
dirigentes populares es la causante de un millón de muertos desde el
año 1985. En contra de lo que se quiere
hacer creer a los españoles, no hay dentro del actual régimen político
resquicio alguno para la protección de la vida de los más inocentes. El
sistema político actual se fundamenta en una idea falsa de libertad que
destruye la posibilidad de legislar y actuar políticamente por el bien
común y la defensa de los más débiles. Así, cuando desde partidos y
organizaciones conservadores se pone el grito en el cielo porque la ley
de Aído permite a una menor abortar sin el permiso paterno, se oculta
falazmente que en regiones gobernadas por el Partido Popular,
representante de esos sectores sociales, se expide gratuitamente la
abortiva Píldora del Día Después entre menores sin el consentimiento de
los padres. Del mismo modo, argumentan los mismos colectivos que la
solución pasa por dar facilidades a las mujeres con problemas para que
sigan adelante con sus embarazos, cuando en las comunidades regidas por
los populares las ayudas económicas para familias numerosas y para
nuevos nacimientos son ridículas, mientras las subvenciones para
abortar alcanzan unas cifras escandalosas. En todo caso, la solución
pasa por prohibir cualquier práctica abortiva y proteger explícitamente
la vida de la persona desde su concepción. La
Comunión Tradicionalista denuncia la falsedad de quienes se arrogan la
representación pública de los católicos, cuando están defendiendo unas
concepciones y actuaciones políticas que atentan gravemente contra la
Ley Divina, la Ley Natural y la persona, creada a imagen y semejanza de
Dios. La consecuencia de dicha usurpación pública, bajo el débil barniz
del "humanismo cristiano", es participar activamente en el genocidio
más aterrador que ha conocido la Historia. |
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