publicado a la(s) 17 ene 2010, 7:37 por Tradición Viva
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actualizado el 17 ene 2010, 7:49
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Crónica: José Fermín Garralda Arizcun Dr. en historia
Pamplona, 14 de enero de 2010.- El Año Santo Compostelano 2010 es un nuevo hito que marca la Iglesia católica, “experta en humanidad”, para jalonar en el tiempo el milenario camino de peregrinación y religiosidad de la vieja Europa cristiana. Jerusalén, Roma y Santiago, son las rutas milenarias de peregrinación de la Cristiandad. Ante el avance del paganismo, se hace sumamente necesario un año de “gran perdonanza” que redima el actual alejamiento de Dios, y la consiguiente “crueldad del hombre con el hombre” denunciada por Benedicto XVI el 1-I-2010, Día Mundial de la Paz. Esta “gran perdonanza” será necesaria para alcanzar la Justicia y la verdadera Paz y, sobre todo y unido a ello, enseñarnos el camino del Cielo, de la vida eterna, de unos “nuevos cielos y una nueva tierra”.
Intuimos que este enfoque tan espiritual es el trasfondo de la brillante conferencia de don Pedro Sáez Martínez de Ubago, impartida en el Civivox Iturrama de Pamplona el 14 de enero, con el título “Año Santo Compostelano: un milagro de religión y de cultura”, promovida por el “Taller de Estudios Contemporáneos” de Navarra. La conferencia estuvo presentada por el conocido abogado don José Javier Solabre. La exposición del ponente fue extensa pero amena, lo que junto con la buena preparación, atrajo la atención de todos los oyentes.
Para el ponente, el Camino de Santiago es en sí un milagro de religión y de cultura. ¿Cómo justificar la vivencia colectiva, prolongada con una enorme fuerza hasta hoy, de un Camino de 760 km u 860 km en las tierras de España, prolongado durante más de mil años de Historia? ¿Y los miles de km. que recorrió toda la Europa cristiana peregrina desde el Este durante dichos más de mil años?
La primera parte de la disertación de don Pedro Sáez Martínez de Ubago, versó sobre la historia del Camino de Santiago en general hasta el presente. El tema era necesario tanto para iluminar adecuadamente el Año Santo Compostelano que inauguramos este 2010, como por el esfuerzo informativo y formativo que exige el hombre contemporáneo, según refleja la reciente estadística realizada por la Colegiata de Roncesvalles (Navarra), paso obligado de miles de cadenciosos peregrinos. Según ésta última estadística, 14.000 peregrinos realizan el Camino por motivos religiosos, 16.500 por turismo, 23.000 por motivos espirituales en general y algunos con un móvil deportivo.
En su primera parte, el ponente explicó cómo se origina cada Año Jubilar Compostelano, y el gran auge que los Años Santos tuvieron en el Medievo, en los siglos de la contrarreforma católica, y el pasado siglo XX. Este año 2010 reaparece el Año Santo que es, en esencia, una ocasión de “gran perdonanza”, de indulgencia plenaria para uno mismo o bien aplicada a otros católicos vivos y difuntos. La importancia de este asunto exigió un adecuado “recuerda” de las condiciones para la obtención de dichas indulgencias, unidas a la visita a la catedral de Santiago y la participación de una ceremonia celebrada en ella, o bien, unidas a la obtención del certificado de la “Compostelana”, justificativo de haber recorrido 100 km . a pie o 200 km . en bicicleta o a caballo.
A efectos prácticos y no sólo eruditos, el ponente mostró los itinerarios que seguían y siguen la diversidad de recorridos del mismo Camino, que arranca desde la lejana Europa (Alemania, Polonia, Croacia etc.) o bien las diversas tierras de España hasta la tumba del Apóstol Santiago. Por ejemplo, en España hay actualmente nada menos que 41 recorridos.
La segunda parte de la exposición versó sobre el Camino de Santiago en Navarra. Para ello, el ponente analizó la fuente medieval Codex Calixtinus (1134) o Liber Santi Iacobi conservado en la catedral de Santiago. La lectura de amplios fragmentos de este códice provocó una gran hilaridad entre los asistentes, pues su autor, aunque era un monje benedictino, suponía grandes prejuicios hacia las tierras y gentes de más allá de los Pirineos, es decir, hacia los que llama vascos y navarros. Todos ellos salen muy mal parados en las descripciones y hasta acusaciones, pues, por ejemplo, los navarros son calificados de bárbaros, perversos, impíos, rudos, crueles, pendencieros y un largo etcétera, improperios que sólo se comprenden, en pluma tan ilustre, debido a la huella -así lo creemos nosotros- que dejó la batalla de Roncesvalles expresada en el Cantar de Roldán.
A continuación Pedro Sáez describió someramente las instituciones hospitalarias. Narró diferentes milagros ocurridos durante el Camino, como los de San Virila en Leyre, el de las vírgenes Santas Alodia y Nunilo, el milagro de Nájera, el de San Bernardino de Siena en Logroño etc. Identificó la labor de las Órdenes Militares como la de Santiago, Malta (Cizur Menor), los Templarios o bien de Jerusalén -San Juan- en Eunate, la de Terraza o de la jarra o las azucenas en Nájera (son nombres de la misma orden) etc. Explicó la leyenda de los hermanos San Guillén y Santa Felicia (Obanos), las ceremonias piadosas de diferentes santuarios, la veneración de reliquias (San Andrés en San Pedro de la Rua de Estella), los monasterios del Camino, la creación de hospitales (Irache etc.) y cementerios, las iglesias dedicadas al Apóstol Santiago, la batalla de Clavijo como rechazo del tributo de las cien doncellas. Esta batalla está unida al “Sus y a ellos, ¡Santiago y cierra España!”, o bien al “Santiago Matamoros”.
En resumen, la conferencia fue muy aplaudida. Nuestro agradecimiento a don Pedro Sáez Martínez de Ubago por su esfuerzo de investigación y recopilación de datos, por su facilidad expresiva y amenidad, por recurrir a textos del latín eclesiástico, a narraciones medievales, o bien a poemas del ayer y de hoy sumamente expresivos. Sin duda, su exposición histórica tuvo un fin didáctico a favor del sentido religioso pero también cultural del Camino, de su actual vivencia, y del aprovechamiento religioso del Año Santo Compostelano 2010 en nuestros días llenos de negros presagios, aprovechamiento que se manifestará en esfuerzos, alegrías y frutos de buen olor humano y cristiano a la vez.
Llamemos la atención sobre el Camino para vivirlo y hacerlo revivir con un verdadero espíritu cristiano, el que siempre tuvo. Qué mejor que el actual Año Santo Compostelano.
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