
Por Jesús Martín Alías, (publicado con la autorización del autor y por la cortesía del portal www.numismaticodigital.com )
Dentro del amplio campo de la Notafilia, un capítulo poco conocido pero de especial interés histórico y documental lo constituyen las distintas emisiones de obligaciones, empréstitos y bonos con que los sucesivos pretendientes carlistas financiaron a lo largo del turbulento siglo XIX sus campañas políticas y militares en su empeño para acceder al trono de España.
Carlos V, Carlos VI y Carlos VII fueron los protagonistas por parte de su rama dinástica de tres confrontaciones civiles que abarcaron un periodo de algo más de 40 años, comprendidos entre 1833 y 1876, y que en todos los casos concluyeron con derrotas, confirmando el reinado de la rama isabelina actualmente en el trono.
Los llamados billetes carlistas fueron en realidad emisiones de títulos para recaudar fondos para la causa que, resultando ser el bando perdedor, explica en buena medida que sean escasos y poco conocidos los ejemplares que han llegado a nuestros días.
En concreto, el escrito que se desarrolla a continuación se centra en las emisiones del periodo comprendido entre 1869 y 1873, bajo la titularidad de Don Carlos de Borbón y Austria-Este, nominado Carlos VII en la dinastía legitimista, sin duda el monarca carlista más popular y que llegó a reinar en la práctica sobre amplias zonas del país vasco-navarro, creando la infraestructura administrativa propia de un estado, así como en ciertas comarcas rurales de Cataluña y en parte del Maestrazgo.
Nos referiremos únicamente a las seis emisiones de carácter oficial, si bien durante la Tercera Guerra Carlista (1872-1876) también se produjeron emisiones locales por parte de ayuntamientos en territorio carlista (como Durango o Balmaseda) y en Asturias y León (son conocidos algunos vales con cierta polémica respecto a su autenticidad, aunque sin duda son piezas de época interesantes para el coleccionista).
Antes de enumerar y describir las seis emisiones mencionadas, las enmarcaremos en su contexto histórico, que se inicia en 1868 con el destronamiento de Isabel II, comienzo del llamado Sexenio Revolucionario que concluye con la Restauración Borbónica, a finales de 1874, en la persona de Alfonso XII. Dicha Restauración acelera el final de la contienda civil, que concluye en febrero de 1876 con la derrota de los partidarios de Don Carlos, que parte al destierro atravesando la frontera franco-navarra.
I - Emisión de Obligaciones. Amsterdam, 25 de marzo de 1869
Se trata de recibos provisionales, a canjear por títulos definitivos de Deuda Nacional Española, por importes de 200, 1.000 o 2.000 francos (son los tres valores cuyos documentos conocemos). La rentabilidad del canje es muy alta, ya que se obtiene tras dos desembolsos que, en total y para cada uno de los tres valores reseñados, ascienden a 60, 300 y 600 francos, respectivamente. Adicionalmente, dichos desembolsos generan un interés del 5% anual hasta el momento de obtenerse el título definitivo y, a partir de entonces, los títulos devengan un interés del 3% anual. Ahora bien, la condición para producirse el canje es la toma de posesión del trono de España por S.M.C. el Rey Don Carlos VII. Así se introduce un factor de riesgo, mitigado por la confianza inicial en el triunfo de la causa, que iremos analizando a lo largo de las distintas emisiones.
Las obligaciones son de gran formato y presentan un texto bilingüe español-francés. Están firmadas por dos comisarios regios, D. Enrique Stuart y Ventimiglia, conde de Galve, y D. José Florez, conde de Casa Florez. Don Enrique Stuart (en realidad FitzStuart) era hermano del duque de Alba. Al morir sin descendencia, la titularidad del condado de Galve recae hoy en la actual duquesa de Alba, entre sus numerosos títulos nobiliarios, lo que señalamos como curiosidad.
Las siguientes emisiones se originan al amparo de la importante Asamblea de Vevey (18 de abril de 1870). Dicha reunión, que congrega a casi un centenar de prohombres del legitimismo para dar soporte al pretendiente, tuvo lugar en la residencia de Don Carlos “La Ferté” de La Tour de Peilz, próxima a Vevey, en Suiza.
II - Suscripción Voluntaria Reintegrable. La Tour de Peilz, 30 de mayo de 1870
Esta emisión incluye seis valores, de 100, 200, 500, 1.000, 2.000 y 4.000 reales de vellón, correspondiendo a las series A a F, respectivamente. Se trata de una suscripción voluntaria, reintegrable en los dos primeros años de ocupar el trono de España el Señor duque de Madrid, devengando el 25% de interés anual. Como se observa, se sigue ofreciendo una alta rentabilidad condicionada al éxito de la empresa carlista.
Son vales a favor del portador, impresos por una sola cara, como todos los “billetes” carlistas de este periodo, y al pie del documento se indica que “Estos valores son admissibles (sic) en pago de contribuciones o cualquiera otra deuda del Estado. Están firmados por el conde de Faura y por el conde de la Florida, dos de los nobles presentes en la mencionada Asamblea de Vevey.
Del vale de 1.000 reales se conoce una falsificación de época, fácilmente identificable por la calidad de la impresión y la prestancia del papel respecto al original. Por su rareza resulta igualmente interesante para elcoleccionista.
III - Suscripción Voluntaria Reintegrable. La Tour de Peilz, 15 de mayo de 1871
Incluye cuatro valores, de 100, 200, 500 y 1.000 reales de vellón, de las series A a D, respectivamente. Coincidiendo en su diseño, se distinguen de la anterior por la fecha, por la indicación explícita “Segunda Emisión” y porque la palabra “admisible” aparece correctamente escrita con una sola “s”.
Una curiosidad es que en algunos ejemplares del valor de 500 reales aparece sellada al dorso la siguiente frase: “Reducido el interés al 6% por Real Orden de 12 de diciembre de 1872”. Ello es indicativo de la caída de la rentabilidad ofrecida, tras el entusiasmo inicial del periodo 1869-1871 y ya entrados en la fase bélica, con el inicio de la Tercera Guerra Carlista en 1872.
Precisamente el primer alzamiento carlista se produce en abril de 1872, resultando un fracaso inicial en el País Vasco, con la derrota de Oroquieta el 4 de mayo (para los anales, primera actuación de la Cruz Roja Española en campo de batalla). Don Carlos debe ocultarse en el Sur de Francia. La única actividad de las partidas carlistas durante los meses siguientes se reduce a algunas comarcas interiores de Cataluña, donde entra en enero de 1873 el Infante Don Alfonso, hermano de Carlos VII, junto con su esposa María de las Nieves, para organizar y liderar a los carlistas catalanes. Esto enlaza con la siguiente emisión.
IV - Suscripción Voluntaria Reintegrable. Barcelona, 1 de mayo de 1872
El diseño es diferente al de los vales de La Tour de Peilz y están impresos sobre un papel de baja calidad, indicador de la precariedad propia del conflicto armado en curso.
En este caso se emiten por la Real Junta de Armamento y Defensa del Principado de Cataluña, y conocemos valores de 100, 500 y 2.000 reales de vellón. Coincide con los anteriores en que los vales a favor del portador son reintegrables en los dos primeros años de ocupar el Trono de España el Señor duque de Madrid, aunque la rentabilidad disminuye sensiblemente, ofreciéndose un 5% de interés anual. Otra característica es que se menciona que se trata de un “documento provisional hasta que se canjee al poseedor por los vales impresos que le remiten”. No tenemos conocimiento de la posterior existencia de los indicados vales definitivos, circunstancia lógica por la irregular guerra de partidas itinerantes que se desarrolló en Cataluña y en el Maestrazgo hasta finales de 1875, sin apenas bases permanentes para facilitar un mínimo aparato administrativo.
En el Norte se reactiva el carlismo a inicios de 1873, produciéndose la segunda entrada de Don Carlos en Navarra, por Zugarramurdi, el 16 de julio. Durante la segunda mitad de 1873 se produce la máxima expansión de las tropas del pretendiente, destacando la toma de Estella en agosto y la victoria en la batalla de Montejurra en noviembre. Precisamente alrededor de estos dos hitos se datan las dos últimas emisiones que mencionaremos.
V - Empréstito Voluntario Reintegrable. Estella, 27 de agosto de 1873.
En el diario oficial carlista “El Cuartel Real” (número prospecto, emitido en Peña Plata, cerca de Zugarramurdi, el 9 de agosto de 1873) se publica un anuncio de la Real Junta Gubernativa del Reino de Navarra por el que se emite un empréstito voluntario reintegrable, con un capital de 4.000.000 de reales de vellón, 5% de interés anual y amortización en cinco años. La nota viene fechada en Vera el 30 de julio de 1873, día en el que queda abierto el empréstito, para atenciones de guerra, presentando como garantía los fondos del reino y las rentas de aduanas en particular. Se prevé emitir láminas de 500 a 2.000 reales, y la amortización es en cinco años a partir del 31 de diciembre de 1874. El 31 de julio, en espera de cubrir el empréstito, éste se distribuyó entre las clases altas de Navarra, exigiendo la entrega de la cantidad fijada individualmente en el plazo de ocho días. Es de destacar que a medida que avanzaba la guerra, el carácter de deuda “voluntaria” pasaba a ser “forzosa”, hecho que se acentuaría en los dos años siguientes (por ejemplo el empréstito forzoso creado por el Ayuntamiento de Durango en 1874).
Únicamente conocemos la lámina de 2.000 reales, fechada en Estella el 27 de agosto de 1873, coincidiendo con la entrada de Don Carlos en la ciudad, que sería en la práctica la capital del estado carlista hasta su toma por las tropas alfonsinas en febrero de 1876. La lámina está impresa por una cara, en papel de baja calidad, sin firma alguna, y señala las características básicas de la emisión antes indicadas. Al figurar la serie B, es probable que existan ejemplares de la serie A, posiblemente por valor de 500 o quizá de 1.000 reales.
VI - Bono del Tesoro. Bayona, 1 de noviembre de 1873.
Desde Bayona, en el Sur de Francia, se prestaba un importante apoyo logístico al incipiente estado carlista. Un ejemplo es el servicio de correos que operaba desde dicha ciudad, así como la emisión de estos bonos del tesoro creados por la Real Hacienda.
Conocemos vales al portador por valores de 100, 500, 1.000 y 2.000 reales, correspondientes a las series A a D, respectivamente. Son reintegrables como deuda preferente por el Tesoro público en los cinco primeros años de la pacificación del Reino, con un interés del 6% anual. Vienen firmados por los comisarios regios Conde de Faura y Conde de la Florida, al igual que las dos emisiones de La Tour de Peilz. A destacar, junto con la reducción del tipo de interés, el alargamiento del plazo de reintegro, condicionado a la pacificación en lugar de la subida al trono por parte de Don Carlos. Una ambigüedad, ya que el “rey pacificador” acabo siendo Alfonso XII, y no nos consta que su Real Hacienda atendiera al canje de los bonos carlistas.
Esta emisión, creada por Decreto del 26 de octubre de 1873, fechado en Estella, se publicó en “El Cuartel Real”, número 9, de 21 de noviembre de 1873, ascendiendo el capital a un total de 100 millones de reales.
Además de los cuatro valores anteriormente mencionados, existían otras series de a 10.000, 20.000 y 50.000 reales.
Como hemos mencionado al inicio, no se produjeron más emisiones oficiales. La guerra continuó durante dos largos años más, intentando los carlistas la toma de Bilbao en los primeros meses de 1874. Después se estabilizaron los frentes; los carlistas bloquearon Pamplona y San Sebastián, sin éxito, pero se apuntaron sendas victorias en la batallas de Abárzuza y Lácar, ante intentos liberales de tomar Estella a mediados de 1874 e inicios de 1875. En este periodo, los carlistas llegaron a organizar un embrión de estado en las provincias vascongadas y Navarra (emisión de moneda y sellos de correos y telégrafos, Universidad en Oñate, administración de Justicia, editándose incluso un Código Penal, etc…), donde se ocupaba casi todo el territorio, a excepción de las capitales.
Para dar soporte al esfuerzo de guerra y al mantenimiento de la administración se siguieron obteniendo fondos por distintos medios, entre ellos la colocación voluntaria o forzosa (cada vez más la segunda opción) de los empréstitos y bonos que hemos descrito anteriormente. Con el progresivo agotamiento de los recursos y el afianzamiento de la monarquía alfonsina, a inicios de 1876 se produce la ofensiva final del ejército liberal, que obliga a Don Carlos a cruzar la frontera el 28 de febrero, por Valcarlos, acompañado por diez mil de sus leales.