Por mucho que la mente sagaz discurrra no hallará tropa heroica ni más bizarra que la tropa del Tercio de Montejurra, flor de Navarra. Son los bravos infantes que hoy rememoran a aquellos aguerridos Tercios de Flandes, o a los otros valientes que el miedo ignoran cuando pelean bravos junto a los Andes. Son los escaladores de la Montaña, lo mismo en los Inchortas que en el Sollube, luchando al descubierto por nuestra España e hincando sus banderas junto a una nube. Requetés tan fornidos como titanes que cubren sus cabezas con boinas rojas y luchan por la Patria con mil afanes y soportan por Cristo cien mil congojas. Soldados como aquellos de Somosierra, que en horas de zozobra, bélico apuro, libraron a Castilla de dura guerra formando con sus cuerpos tupido muro. Son las más pura esencia de nuestra raza, Raza de luchadores, firmes, derechos, que defienden a España con la coraza de sus nobles y fuertes, garridos pechos. Son, en fin, prototipo de la hidalguía y de esa fe cristiana tan española que ha sido en esta guerra siempre su guía y que encarnó en un hombre ya muerto: MOLA. Por eso aunque la mente sagaz discurra no hallará tropa heroica ni más bizarra que la tropa del Tercio de Montejurra ¡flor de Navarra! Tomas H. Redondo |
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