Por Iñigo G. Martín. Utilizando las competencias propias de la esfera del Estado, se lleva a cabo una febril acometida de reformas de diferente pelaje y poco pensables hace algunos meses; desde la óptica de la sesuda y dogmática ortodoxia liberal estas medidas saben a poco y se las tilda de tardías y tibias, desde el ángulo del zapaterismo más zafio y estabulado, o bien se intentan ocultar para no comerle la moral a su lanar parroquia o se les trata con una displicencia sobrevenida sin el ánimo de zaherir demasiado a sus ejecutores. Cualquier pensante con una mínima dosis de sentido común barrunta que estas reformas son un cambio de guión impuesto a mitad de representación por las instancias mundialistas (UE, FMI, etc.) cara a evitar que un sistema tan poco solvente y cuajado de martingalas como es el capitalismo bancario haga aguas en España. Al hilo de lo anterior, cabría hacer un ejercicio de ucronia para ubicarnos en una España bajo la férula zapaterista, pero fuera del ámbito monetario del euro y conjeturar sobre los derroteros por los que trasegaría nuestra cotidiana existencia en el campo económico y social. Obviamente, nos encontramos ante un sistema de ecuaciones que en términos matemáticos se viene en llamar indeterminado, esto es que admite múltiples soluciones, todas igualmente válidas en cuanto satisfacen a las ecuaciones del sistema. Una solución nos conduciría a un terreno muy similar al actual, con retrasadas medidas para el gasto de las administraciones públicas y aplacar a esos mercados de quienes Rodríguez ha solicitado las señas para hablar con ellos, quizás para disuadirles de su feroz ataque contra nuestra deuda soberana. En competencia con la anterior, otra opción plausible sería la de una drástica devaluación de nuestra peseta, ello comportaría una momentánea mejora de nuestra actividad económica interna; inicialmente, el coste de la vida y los salarios se equiparan a la baja, aunque pagamos más caras las importaciones con un incremento del flujo exportador. Con el tiempo, la peseta, acumula sucesivas pérdidas respecto a otras divisas más sólidas, es sabido que ello trae que suben los precios, se encarece el crédito, mucha actividad económica comienza a decaer y los niveles de desempleo laboral se incrementan, con el consabido malestar social. En este escenario el zapaterismo buscaría soluciones imaginativas para evitar una marejada social y mantener contenta a una amplia clientela social, esto comportaria una perización de toda España; esto es crear un subsidio universal a modo e imagen de los existentes en los territorios donde el socialismo se ha constituido en un régimen político inamovible, este macroper requeriría de unos recursos abultados que deberían captarse de quienes todavía tienen la fortuna de trabajar, dado que aquí no existe petróleo a raudales o gas natural para utilizarse a discreción como hacen los caudillos chavistas y evomoralistas. Esta presión recaudatoria, lindante con la requisa, nos llevaría a un escenario con cada vez menos incentivos para desarrollar actividad laboral por parte de un segmento social de empleados y profesionales agobiados con una carga fiscal inasumible y unas promociones de jóvenes licenciados y titulados universitarios emigrando masivamente al extranjero. Aunque seguimos en el sistema monetario europeo, alguna vez podemos abandonarlo o pueden expulsarnos del mismo y entonces alguna de las anteriores hipótesis tomaría carta de mayor verosimilitud. |
Artículo Publicado en el Boletín Carlista 103 de Enero de 2011, para descargar el boletín pulse aquí.