Opinión |
Bandera europea
Eduardo Rodríguez de Brujón

Basado su diseño en la corona duodecastelada (de doce estrellas) sobre fondo azul de la Medalla Milagrosa

Madrid, 23 de julio de 2012

En estos días de zozobra económica, y cuando los cimientos de la propia unión monetaria europea se tambalean, se puede leer en los periódicos de papel y en los digitales, ver en las televisiones y oír en las radios, todo tipo de opiniones y comentarios sobre Europa, y son estos medios de comunicación de masas las plataformas desde donde los voceros del sistema nos muestran su desconocimiento más absoluto de la propia Unión Europea, de sus símbolos e instituciones.

Es un mal de estos tiempos hablar sobre lo que no se conoce y opinar sobre lo que se ignora, pero un artículo de opinión en un diario de ámbito nacional ha hecho que me ponga frente a mi teclado y utilice esta entrañable tribuna para contar la verdad sobre uno de los más conocidos símbolos de la Unión Europea: Me refiero a la bandera de la Unión Europea, a la cual vemos ondear en edificios y plazas junto a nuestros símbolos nacionales.

Sobre ella se ha dicho todo tipo de tropelías intelectuales por parte de famosos analfabetos, pero hay una que destaca sobre las demás, y esta no es otra que la de afirmar que las estrellas amarillas sobre fondo azul que forman parte de la enseña europea, representan los doce primeros países que formaron la Comunidad Económica Europea. Esta afirmación es falsa de toda falsedad, las estrellas no representan a estado alguno, y estos malandrines de la información lo saben o lo podrían saber con un simple vistazo a la hemeroteca, pero esto no les interesa y prefieren seguir contando su provocado y consciente error.

Consultando cualquier diccionario enciclopédico, cualquiera puede comprobar que en 1958, los seis estados fundadores de Comunidad Europea del Carbón y del Acero (Bélgica, República Federal Alemana, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos), constituyeron la Comunidad Económica Europea y la Comunidad Europea de la Energía Atómica. En 1962 se retiró Argelia, la cual era hasta la fecha parte de del imperio colonial francés. En 1973, se incorporaron a esta comunidad el Reino Unido, Irlanda y Dinamarca (incluida Groenlandia y excluidas las Islas Feroé. En 1981 se sumó Grecia y en 1985 se retiró Groenlandia como consecuencia del referéndum de 1982. En 1986, ingresaron en la Unión España y Portugal

En consecuencia, decir que las estrellas representan a los estados, no es más que una aseveración interesada, de los políticamente correctos, dirigida a la opinión pública desconocedora de la verdad, con la insana intención de ocultar que la bandera de la Unión Europea es un símbolo creado por la inspiración cristiana de su diseñador.

Pero sigamos con lo que es el núcleo de este pequeño trabajo. La bandera de la Unión Europea, a pesar de su teórico origen laico y neutral, tal y como fue presentada por el Presidente del Consejo de Europa Liam Cosgrave, el 13 de diciembre de 1955 bajo el lema de que "esta bandera no representa ni países, ni estados ni razas", tiene un claro simbolismo católico que voy a exponer a continuación.

Tradicionalmente en innumerables representaciones de vírgenes y santos católicos, se les representa coronados por doce estrellas doradas con el fondo del cielo, como las 12 estrellas doradas de la bandera sobre fondo azul.

El propio autor del diseño, Arsène Heitz, declaró en la revista "Lourdes magazine" en julio de 2004, haberse inspirado en un pasaje del Libro del Apocalipsis, capítulo 12 donde "...una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas..." que va a dar a luz un hijo "...que regirá con vara de hierro a todas las naciones..." se enfrenta a un dragón.

Posteriormente, el mismo autor en una conferencia también afirmó haber basado su diseño en la corona duodecastelada (de doce estrellas) sobre fondo azul de la Medalla Milagrosa basada en las visiones de Catherine Labouré en la iglesia parisina de la Rue du Bac y en la que reza "conçue sans péché" (concebido sin pecado), lema de lo que posteriormente sería el dogma de la Inmaculada Concepción.

La coincidencia de fechas entre la fiesta de la inmaculada y la aprobación de la bandera como símbolo europeo, no es una casualidad, puesto que el diseño de la bandera fue aprobado por el Consejo de Europa precisamente el 8 de diciembre de 1955, festividad de la Inmaculada Concepción.

El propio Robert Bichet, Vicepresidente del Consejo de Europa y uno de los tres miembros de la comisión para la elección de la bandera, manifiesta en su libro Le Drapeau de L'Europe, respecto al diseño de la bandera, que "doce es el símbolo de la perfección y la plenitud", citando un texto de Gaetano G. Di Sales, autor católico de obras piadosas entre las que se encuentra "L'autre bout de la rue du bac", cuya frase completa dice "doce es el símbolo de la perfección y la plenitud, como los doce apóstoles, los doce hijos de Jacob, las doce horas del día, los doce meses del año, los doce signos del zodiaco..."

El 11 de diciembre de 1955, tres días después de la aprobación de la bandera y dos días antes de su inauguración oficial el 13 del mismo mes, el propio Consejo de Europa inauguró un vitral en la catedral de Estrasburgo en honor a la Virgen coronada con la "Corona Stellarum Duodecim" o corona de doce estrellas.

Es evidente que los padres de la bandera europea tenían mucho más claro cual es el alma de Europa, que los actuales indigentes intelectuales de la mentira histórica quienes han inventado la “verdad oficial” en nombre del laicismo. Sólo así se puede explicar que masones tan reconocidos como Giscard D´Estain, puedan haber sido nombrados impulsores de la funesta Constitución Europea que expulsa a Dios y al cristianismo hasta del preámbulo del texto.

Ocultar que la bandera tiene una simbología tan cristiana como la propia alma de Europa, está dentro de las nuevas estrategias de la masonería y de la izquierda europea de eliminar obstáculos para permitir la entrada en la Unión de 80 millones de musulmanes con los mismos derechos que los cristianos que fundaron Europa y con el único objetivo de invadirla “pacíficamente” bajo doctrinas tan ridículas como la “Alianza de las Civilizaciones”. Pero estos individuos ignoran y persisten en un error histórico de pretender utilizar a los musulmanes como arietes para derribar la civilización cristiana, para después, y una vez extirpada del corazón de Europa todo vestigio de cristianismo, ocupar ese espacio vacío que deje la cristiandad, con las filosofías nihilistas y laicas que impregnan la política europea actual. Pero este error de cálculo, este craso error, va a hacer que toda Europa caiga en poder de los musulmanes y los únicos expulsados van a ser los mismos que les trajeron como aliados, llevando por enésima vez en la historia, al suicidio colectivo a una civilización corrompida moral y materialmente, como es la europea.

En España tenemos una gran experiencia histórica para saber las consecuencias de lo que está sucediendo, y mucho más lo sabemos los mozárabes quienes en estos tiempos, recordando los pretéritos, identificamos perfectamente entre los personajes que rigen la política actual, a los nuevos Witiza e hijos, Tariks, Muzas, Don Rodrigos, condes don Julían y Obispos Oppas.

Sirvan estas reflexiones para que todos tengamos en cuenta que expulsar a Dios de las instituciones y de los símbolos europeos no fue nunca intención de los fundadores de la Unión Europea, y es ahora cuando los sucesores de esos dirigentes europeos, salvando excepciones, en nombre del relativismo venden Europa al Islam sin que sepamos que ganan a cambio por obedecer las directrices de sus superiores de grado 33.

 



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