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Luz del mundo.

publicado a la‎(s)‎ 19 dic 2010, 13:46 por Tradición Viva

Autor: Benedicto XVI (una conversación con Peter Seewald).
Editorial: Herder, Barcelona, 2010.
Páginas: 227
ISBN: 978-84-254-2756-5
PVP: 14,95 €.

No estamos acostumbrados a ver a los Papas en su intimidad, es más, la mayoría de nosotros ni siquiera nos preguntamos qué piensa el Papa cuando no habla en nombre de la Iglesia Universal.

Sin embargo, el periodista Peter Seewald nos acerca a la intimidad del Benedicto XVI, uno de los Papas más “intelectuales” de la historia de la Iglesia.

Lo primero que se destaca en la lectura de Luz de mundo no sorprende a quien siga la trayectoria del Papa Ratzinger: estamos ante un hombre de diálogo, estamos ante un intelectual que no teme el combate dialéctico, y que no se arredra ante las preguntas más comprometidas.

Es evidente, que en Luz de mundo se tratan todos los temas de actualidad, y como no podía ser menos, el Papa tiene una respuesta, o una reflexión ante todos los grandes temas. El laicismo, el diálogo interreligioso, el progreso, la crisis económica, el abuso de menores…., se van sucediendo en las páginas de este breve diálogo entre una Papa y un periodista.

No obstante, conviene detenerse en alguno de esos temas. En primer lugar, sobre la importancia de la cruz y los ataques que en Europa están recibiendo la presencia de los símbolos cristianos. El Papa nos recuerda que la cruz representa una identidad cultural en la que se funda Europa. Una identidad que forma positivamente nuestros países, que los sostiene desde dentro y que sigue configurando todavía los valores positivos y los aspectos fundamentales de la sociedad a través de los cuales se mantiene circunscrito el egoísmo y  se hace posible una cultura de la humanidad.

Pero el Papa no defiende la libertad religiosa simplemente para la religión cristiana, profundo conocedor del ser humano considera que la religión es una faceta más del ser humano, por lo que se ha de respetar su ejercicio y su exteriorización. En este sentido, se pronuncia a favor de la manifestación pública de todo símbolo o rito religioso, sea de la religión que sea, siempre que unos y otros se ejercen desde la libertad individual. Así, se pronuncia a favor del burka en Europa, siempre y cuando la mujer decida llevarlo en ejercicio de su libertad, y no sometida a una coacción grupal o religiosa.

Con respecto al uso del preservativo, ni que decir tiene que la  polémica suscitada ha sido gratuita. Efectivamente, en nada cambia la doctrina de la iglesia en torno a la sexualidad y al uso del preservativo. Su afirmación es clara y contundente, las relaciones sexuales son y han de ser entre hombre y mujer, habidas dentro del matrimonio, y abiertas al don de la vida. Nada nuevo, nada revolucionario.

No obstante, de la lectura de todo el libro es fácil constatar la preocupación del Papa por la nueva evangelización. Efectivamente, el problema del mundo no es simplemente la presencia de la cruz en los lugares públicos, ni siquiera la posibilidad o no de manifestar externamente la fe cristiana, lo verdaderamente importante es la falta de compromiso social de los católicos, la falta de coherencia en manifestar sus ideas, en aportar al mundo su trabajo y esfuerzo por la consecución de una sociedad más justa.

El Papa resalta la idea que ha de centrar la actuación de los católicos: el cristiano no ha de actuar pensando simplemente que nuestro señor Jesucristo vino al mundo, sino que su actuar se ha de centrar de forma clara en la convicción de que Cristo vendrá al mundo, siendo nuestra labor la de preparar ese camino al Señor.