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La democracia
Autor: Robert A. Dahl - Editorial: Ariel, Barcelona 2012 - Páginas: 254 - ISBN: 978-84-344-0150-1 - PVP: 14,00 € 
Traemos a nuestras páginas un interesante libro editado por Ariel que servirá al lector para comprender mejor los sistemas democráticos. Decimos para conocer mejor pues aunque Dahl trata de transmitir su amor por la democracia esa transmisión se hace difícil por el propio contenido de su ensayo. Efectivamente, la mayor virtud del libro consiste en describir la evolución de la democracia, su origen y los riesgos que la amenazan, su mayor defecto es que el autor no hace dialogar a la democracia con el resto de formas de gobierno (históricas o actuales).

Su aparente defecto no es tal si tenemos en consideración que el objetivo del libro es precisamente hablar de la democracia y no someter a esta al juicio comparativo con otras formas de gobierno.

El lector a través de la lectura amena y divulgativa de Dahl podrá hacerse una buena idea de la realidad social e ideológica de la democracia, pero también podrá hacerse cabal idea de los peligros y riesgos democráticos.

Si de los riesgos democráticos hablamos el ensayo publicado por Ariel denuncia los peligros más inmediatos y evidentes que tiene planteado el régimen democrático actual. Sin ánimo de ser exhaustivos es necesario comentar, aunque sea brevemente, los siguientes:

- La peligrosa alianza entre democracia y capitalismo. Aunque la historia de la democracia enseña que esta sólo ha pervivido de forma duradera en los países en que de forma simultánea conviven democracia y capitalismo, sin embargo dicho maridaje parece un contrasentido, por cuanto el pretendido igualitarismo defendido por la democracia encuentra un importante freno en un sistema capitalista por si mismo desigualitario. No obstante ese matrimonio de conveniencia parece saldarse a favor de la democracia, hecho que permite pensar en la necesaria evolución de sistemas políticos como el chino, que si bien han acogido un sistema capitalista con numerosas excepciones, ese mismo sistema capitalista puede suponer la evolución de su sistema político.

- Falta de democracia en la estructuras internacionales. Los mismos partidos que defienden en sus propios países los sistemas democráticos son los responsables de la fuga democrática en las estructuras de las organizaciones internacionales. Dichas organizaciones, que adquieren con el paso del tiempo mayor influencia política, suponen un riesgo no sólo para la democracia, sino para la libertad ciudadana que observa como grandes parcelas de la vida social y económica son manejadas por élites políticas y burocráticas alejadas de todo control.

- La extensión numérica de la democracia. Riesgo sutil, pero riesgo cierto. En los últimos treinta años hemos asistido a una proliferación de regímenes democráticos caracterizados por la disminución de las garantías democráticas. La conclusión es sencilla: más democracias menos democráticas.

- Diversidad cultural: La historia nos enseña que las democracias sólo han pervivido en estados con una marcada homogeneidad cultural; es precisamente esa cultura uniforme la que se muestra como elemento favorecedor de la democracia. El pluralismo cultural (ya sea por la incorporación de ciudadanos inmigrantes, por el reconocimiento de derechos a minorías como las homosexuales, o la incorporación de la diversidad religiosa) supone el mayor peligro del dogma democrático. Esta es sin duda la principal contradicción de la experiencia democrática, pues la supuesta libertad democrática sin tasa ni límite encuentra en su principal fruto su principal enemigo.

Sin embargo parece que la democracia ha encontrado su principal aliado en la falta de alternativas. Efectivamente, una vez caído el comunismo, rendida la socialdemocracia que encuentra en la privatización de las empresas públicas su nota característica, y convertidas en residuales (por las numerosas trabas de comunicación que arbitrariamente se les imponen) el resto de opciones políticas (monarquía tradicional, sistemas distributistas …) parece que la democracia reina en un mundo sin rivales aparentes.

El libro de Dahl, que respira frescura por todos sus costados, sin embargo es tributario del momento histórico en que se escribe (año 2.000), pues siendo anterior a la crisis económica, no recoge entre los evidentes riesgos las medidas gubernamentales de las democracias occidentales encaminadas a aumentar el intervencionismo público y a eliminar algunos de los avances sociales producidos en los últimos 70 años. 


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