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Es evidente, que todas las guerras dejan un poso en la historia patria de cada país. Ahora bien, todas las guerras se componen de pequeñas batallas y escaramuzas, que afectando al sentido total de la guerra, sin embargo no marcan el triunfo de ninguno de los bandos, y otras batallas que sin ellas, no tiene sentido el fin del conflicto. Una de esas batallas es la de Ramales, que supone el principio del fin de la Primera Guerra Carlista. Ni la importancia estratégica de Ramales, ni el estado de la guerra en el mes de mayo de 1839, podían hacer presagiar la importancia del triunfo liberal. Sin embargo, Ramales aporta dos nuevos elementos al más sangriento conflicto civil que haya vivido el pueblo español. El primero, es la extraordinaria acumulación de material y efectivos que el régimen liberal realiza en el norte de España para tratar de derrotar a los ejércitos voluntarios del rey Carlos V.
Parcial, por cuanto las fuentes manejadas por el autor del libro son, en su práctica totalidad, fuentes liberales. El manejo de fuentes constituye la principal limitación del libro, máxime si consideramos que la Primera Guerra Carlista fue ante todo una guerra ideológica, en que más que discutirse los derechos al trono (que también se discutían), se dirimía la lucha entre el antiguo régimen y el nuevo régimen, entra las libertades forales, y las libertades formales constitucionalistas, entre el derecho a organizarse según la tradición, o según la revolución. Además, el autor no oculta en ningún momento su predisposición favorable al bando liberal, y no oculta en ningún momento su hostilidad al bando carlista; sinceridad, que por otro lado es digna de elogio, pues no dota al libro de una objetividad alejada de la realidad. En resumen, una excelente obra para comprender el fin del primer conflicto armado que enfrento a los carlistas, con los liberales. |