Memoria y reconocimiento a nuestros muertos



" La gesta de nuestros bravos requetés, frustrando la conquista del enclave estratégico de Zaragoza

La gesta de nuestros bravos requetés, frustrando la conquista del enclave estratégico de Zaragoza por el ejército republicano, ha sido prácticamente relegada al olvido y no se menciona en los diversos debates, coloquios, estudios y conferencias que se hacen entorno a la guerra civil. Para nosotros, como ante Dios, nuestros requetés, por más que humildes y sencillos, nunca serán héroes anónimos: ¡si son  de nuestra familia! Dice el refrán, “es de bien nacidos ser agradecidos.” En palabras de nuestro Quevedo, “el agradecimiento es la parte principal del hombre de bien”. Queremos serlo. Por eso los recordamos ante Dios y la Virgen a la que se encomendaron tanto. Y expresando nuestro sentimiento de gratitud por el  legado de amor y sacrificio que nos dejaron, nos atrevemos a proponerlos como ejemplo a la juventud del siglo XXI: vivir el ideal por el que vivieron y murieron nuestros hermanos, CRISTO REY, como el mejor servicio que podemos ofrecer a nuestra sociedad, abriéndonos así al reinado de Amor y de Paz que el Corazón de Jesús, Señor de la Historia, nos quiere dar. 

A todo ello quisiéramos añadir un sano ejercicio de memoria histórica, dejando constancia, nuevamente, del reconocimiento al Laureado Tercio de Requetés de Nuestra Señora de Montserrat, con la transcripción de su otorgamiento y la aportación, dentro de los límites que nos permite este Boletín, del testimonio escrito y poco conocido, de dos personas que vivieron dichos acontecimientos: el del capitán, Caballero Mutilado don Pedro-José Royo Royo y el don José M Molinet Calverol, más conocido como “el Teniente  Molinet”.

El Laureado Tercio de Requetés de Nuestra Señora de Montserrat


“Como resultado del expediente de juicio contradictorio instruido al efecto, y de conformidad con lo propuesto por la Asamblea de la Real y Militar Orden de San Fernando y por el Ministerio del Ejército, Su Excelencia el Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos Nacionales, se ha dignado conceder la Cruz de San Fernando Colectiva, como comprendidas en el artículo 76 del Reglamento de la Orden, a la 1ª y 2ª Compañías del Tercio de Requetés de Nuestra Señora de Montserrat y a las 18 y 21 Falanges de la 2ª Bandera de Falange de Aragón, por su heroico comportamiento en la defensa de la posición de Codo durante los días 24 y 25 de agosto de 1937.
Madrid, 12 de noviembre de 1943 – Carlos Asensio”


“El 23 de septiembre de 1937, la 1ª y 2ª Compañías (no había otras entonces) del Tercio de Requetés de Nuestra Señora de Montserrat se hallaba ocupando el pueblo de Codo, en período de organización, con efectivos de ciento ochenta y dos hombres, dos ametralladoras, ocho fusiles ametralladores, cincuenta granadas de mano y ciento veinte fusiles, sin más obras de defensa que las hechas ocasionalmente por la guarnición. En la madrugada del 24 de agosto, el enemigo, que en su ofensiva contra Belchite había rodeado Codo, con quince mil hombres apoyados por carros y otros medios innumerables, inició el ataque, tras una fuerte preparación artillera, ataque que fue rechazado con gran energía.


"La Cruz Laureada de San Fernando es la máxima condecoración y recompensa otorgada por el Ejército español en tiempos de guerra

Con los refuerzos de las Falanges 18 y 21 de la 2ª Bandera de Aragón en número de unos cincuenta hombres, los cuales, en cumplimiento de la orden recibida, se habían abierto paso combatiendo, prosiguióse la encarnizada defensa, deshaciéndose continuos asaltos y llegándose en ocasiones al cuerpo a cuerpo. Por la noche se había perdido más de la mitad de los efectivos.

El día 25, los defensores, con municiones escasas, hasta el punto que algunos puestos hubieron de combatir al arma blanca por carecer de cartuchería, retirándose a la Iglesia y luego a la “Casa del Cura”, donde continuó heroicamente la resistencia. Por la tarde, en cumplimiento de las órdenes recibidas y casi agostadas las municiones, los restos de la guarnición, que había tenido muchísimas bajas, se abrieron paso a la bayoneta y atacados en su ordenado repliegue por la caballería enemiga, hiciéronla frente, rechazándola y llegando a Zaragoza solamente dos cabos, el alférez médico y cuarenta y un hombres, varios de ellos heridos” (Diario Oficial del Ejército de 19 de noviembre de 1943. Núm. 260. Orden del 12 de noviembre de 1943)


Posición de defensa Monte Calvario

La Cruz Laureada de San Fernando es la máxima condecoración y recompensa otorgada por el Ejército español en tiempos de guerra. Para que una unidad militar pueda ostentar dicho título debe tener un 40% de bajas en la acción de guerra considerada. ¡El Tercio de Requetés de Nuestra Señora de Montserrat alcanzó la cifra del 80%  en la defensa de Codo!

La Cruz Laureada Colectiva fue impuesta solemnemente a la Bandera de gala del Tercio de Requetés, custodiada en el Santuario Benedictino de Montserrat, por el teniente general Moscardó, Capitán General de Catalunya, el 26 de enero de 1944, en Barcelona. 

Asimismo, por su actuación en estos hechos, por Orden de 16 de julio de 1943 se concedió la Cruz Laureada de San Fernando individual al requeté del Tercio de Nuestra Señora de Montserrat don Jaime Bofill Gasset-Amell.

Testimonio  del Capitán, Caballero Mutilado, don Pedro-José Royo Royo



“Es muy cierto que solamente cuando el tiempo pasa, se justiprecian los hechos heroicos en su justo valor
Como dice textualmente en su escrito de presentación, fechado en Zaragoza, a 30 de agosto de 1962 y dirigido al Excmo. Sr. Presidente de la Excma. Diputación Provincial de Barcelona, que reproducimos en la página siguiente, redactó unas “…cuartillas en homenaje, a los 25 años, de aquellos héroes del Tercio de Requetés Catalanes “NUESTRA SEÑORA DE MNTSERRAT”.  

Dichas cuartillas, de las que, dada su extensión, solo transcribiremos  algunos párrafos, se inician con estas palabras: “Es muy cierto que solamente cuando el tiempo pasa, se justiprecian los hechos heroicos en su justo valor”.

“Recalé en Codo a las once de la noche de una fecha cualquiera en los principios primaverales del año de gracia de 1937: tenía por misión relevar a una sección de la segunda Bandera, mandada por mi amigo Peiró, en la posición del Calvario, ya de por si nombre de suplicio y de Gloria, cuando el reloj mecánico del tiempo marcaba las once, ya estaba realizado el cambio de puestos; cual ordenan los reglamentos de campaña, hice mi presentación al Comandante Militar de la Plaza y Jefe de Tercio en formación referido, dadas las novedades de rigor se pasa de ese rigor castrense a la camaradería de compañeros en animada charla pues todo el Tercio, al saber que eran relevados por compañeros, prefirieron hacer más prolongada su estancia con los nuevos defensores de aquellos territorios”

 “Lástima cierta que la intensidad de la vida actual no permita una extensión literaria de estos pequeños hechos que, con el conocimiento particular e íntimo de aquellos héroes de nuestra Cruzada, con tiempo y ayuda del Altísimo, a la cual me encomiendo, pretendo posteriormente sacar a la luz un volumen con varios detalles para el mejor conocimiento de la humanidad de carácter  de aquellos héroes que ya nos son legendarios para cuantos convivimos con ellos en las horas de felicidad y en las amargas del combate, vidas que civilmente habían desempeñado los más diversos menesteres, desde una Cátedra de Universidad, Abogados, Jefes de Empresa, obreros menestrales, etc., los que, terminada la lucha, quienes de ellos supervivieron, desempeñan sus cometidos actuales asimismo en las diversas facetas de la economía, del trabajo, de la organización de la empresa o de la industria.”


Carta de D. Pedro Royo al Presidente de la Diputación

“Hace el enemigo un ataque frontal por el sector de Quinto de Ebro, fue rechazado; intentan otro global sin el uso de la artillería y asimismo fueron vencidos. Los caballeros del Montserrat y los de la Segunda Falange de Aragón se baten con su valor característico, las centenarias y endebles edificaciones de Codo van cediendo al empuje de la pólvora descargada sin piedad y en cantidades tremendas sobre aquellos muros terrosos que cobijaron tantas generaciones de patriotas aragoneses y los del Montserrat aguantan estoicamente estos embates de la fuerza contraria y cuando ya  casi todo arrasado no había cobijo posible ni en sus escombros, es cuando se entabla la lucha cuerpo a cuerpo; atacan carros, caballería argelina, morteros, artillería, pero nuestros buenos amigos, nuestros queridos hermanos no se rinden, esta palabra no existe en su léxico de guerra. Presenciamos desde Belchite aquel espectáculo dantesco, no se puede transcribir la magnitud de tamaña tragedia, no puede la pluma hacerlo pasar a las futuras generaciones ya que para ello era preciso vivirlo para admirarlo y comprenderlo. Presentíamos la tragedia de nuestros hermanos; conocíamos el escaso municionamiento de que disponían, sabíamos del perentorio número de sus armas, pero nos consolaba pensar que ello se estaba supliendo con su fe, su valor y su amor a la España Tradicional. Habíamos compartido el pan y la sal de su mesa en aquellas tranquilas jornadas de vida guerrera y pudimos entonces comprender toda su entereza y sabíamos bien que el enemigo no encontraría sino muertos a su paso.

No les podíamos ayudar. Yo os juro pueblo Catalán que de haber sido posible, mi sangre derramada abundantemente en Belchite, hubiera corrido junto con la de mis Hermanos del Montserrat en este trance.

Yo presentía a través de aquellos humos que formaba el fragor de la batalla, los heroísmos de nuestros hermanos. Veía a Vila, sereno, mandar, prevenir, luchar. El grande Alós, moverse en las posiciones, arengar, cuidar de sus requetés queridos y caer en el primer puesto de la lucha. Abad, el inmenso Abad, el hombre de leyes, aguantando las tarascadas de la fiera sin pestañear; prevenir, hasta sin municiones los ataques y al fin morir. A los hermanos Salas, los artífices de Olot, luchando como leones con el cuchillo en la mano sin temblar; y qué decir de Bofill, el laureado, que luego lucharía en Belchite como si en Codo hubiera sido escasa la lucha. Recasens, los Guiols, padre e hijo, y… para que seguir, Riera, Casals, Bach de Fontcuberta….ha muerto el teniente Rojas…han muerto heroicamente todos los oficiales de esta unidad, mis grandes amigos,  Alós, Vila, Bonet; aún vive y lucha Bach, ha intentado una salida y se tiene que retirar, aguanta en la casa del cura sin munición….yo no sé si vivían en estos instantes Casals y Riera….

Tiene pocos hombres. Los distribuye en tres grupos; a cada grupo le corresponde una bomba de mano y los cinco cartuchos disponibles. Se lanza Bach, suelta la única bomba que le quedaba, los grupos se dividen y un solo grupo, mandado por el médico Navarro Garriga, puede llegar a Zaragoza. Bofill, el sargento Mañé y un oficial que yo no conocía, pueden llegar a Belchite, los dos últimos mueren. Bach sigue luchando en el camino de Codo con el fusil en bayoneta, está herido, emplea el fusil como maza…y por fin cae con la mayor gloria barrido por prolongadas ráfagas de ametralladora, segando así una vida gloriosa para mayor gloria de Dios y de nuestra España. Al cielo te va mi oración gran amigo y ahora he de hacer un gran esfuerzo para seguir  pergeñando estas líneas tras tu muerte gloriosa. Cuando desde tu lucero veas que escribo estas líneas con mi brazo izquierdo, es que el otro me lo dejé en Belchite por no poderlo dejar en Codo donde estabas tú, tus compañeros y mi espíritu con todos vosotros”

El escrito termina diciendo. “Loor y gloria a los héroes de Santa María de Montserrat, que hoy hace 25 años, escribieron en estas calcinadas tierras de Aragón páginas bellas y hermosas, de las más hermosas de la historia de la Cruzada Española”


Testimonio de don José M Molinet Calverol, (Teniente Molinet)



" todos ellos dieron su vida por Dios y por España
Natural de Figueres, maestro nacional de la Bisbal al estallar la guerra, tras recibir, el viernes 18 de junio de 1937, orden de incorporarse al ejército republicano, cruzó la frontera al día siguiente para incorporarse, primero, como Alférez de complemento en el Batallón 106 de la División 105, ascendiendo posteriormente a Teniente.

Ofrecimiento


“Estas Memorias se ofrecen y dedican muy particularmente a los numerosos CAIDOS del Batallón 106, División 105 y de los requetés del Tercio de nuestra Señora de Montserrat, los cuales todos ellos dieron su vida por Dios y por España”.

“No debo descuidar en Ofrecimiento, el recuerdo a Nuestra Virgen de Montserrat, que nos ayudó en alcanzar la Victoria de nuestra Cruzada, con lo que pudimos restablecer la paz en la sociedad catalana y española y la recuperación de nuestra Religión…”

Ataques rojos, por Codo y Belchite

Batalla de Belchite



“Se conquistó definitivamente Santander y su provincia. Lo celebramos debidamente en la Almunia.

Hemos pasado unos días de continuos movimientos de aproximación de nuestras fuerzas al frente que tenemos cerca. Las fuerzas rojas, tal como se presentía, después de su derrota de Santander, iniciaron un fuerte ataque por el sector de Zaragoza, con el propósito de conquistar esta ciudad para elevar la moral de sus fuerzas y descongestionar la presión del Ejército nacional en el Norte.


El día 24 iniciaron un fuerte ataque por el sector de Belchite, Codo y Quinto. Más de 10.000 hombres de las mejores unidades de Modesto, Líster, El Campesino, con los Batallones de los Aguiluchos de la Fai, Batallón de Acero, además de las fuerzas anarquistas de Durruti, División internacional Carlos Marx, fuerzas de caballería senegalesas y otras fuerzas militares de Valencia y Cataluña se lanzaron al ataque con todo su poder.

Apoyados por una intensa preparación artillera y un rápido ataque de tanques y caballería marroquí intentaron romper las primeras posiciones. Sus primeros y furiosos ataques se estrellaron ante una heroica defensa obstinada de sus guarniciones. Precisamente, Codo, que se hallaba defendida por dos Compañías de catalanes del Tercio de Requetés de Montserrat. Se me encoge el corazón al pensar que, al llegar a Zaragoza para tomar posesión de mi destino, fui invitado con mucho interés por mi amigo José M. Pau para que me alistara en tal unidad, cosa que no acepté por considerar era mejor seguir mi destino.


Durante dos días y dos noches, sin interrupción, continuaron los ataques contra aquel puñado de catalanes, que prefirieron morir defendiendo aquel trozo de tierra española, antes que rendirse. De 182 hombres que componían esta unidad murieron en la Batalla 140: el Teniente Comandante, Francisco Roca; el Alférez Capellán, Mossen Carreras; cinco Alféreces (todos); nueve sargentos y 124 entre cabos y requetés. 

Los dos días de resistencia de esta Unidad y la que ofreció la guarnición de Belchite fue importante para el Mando nacional, pues les dio tiempo para movilizar nuevas fuerzas, que cerraron la brecha abierta por este sector, inmovilizando el avance de las fuerzas rojas, las cuales creían que la conquista de Zaragoza seria un paseo militar. Tuvieron que contentarse con la conquista u ocupación de Belchite, Codo y Quinto, sin poder dar un paso más y a costa de muchísimas bajas.” 


El “Páter” era un santo: Mn. Ramón Carrera Iglesias (1910 – 1937)


 “Ánimo que dentro de poco estaremos reunidos nuevamente en el Cielo”


" Yo no dejo a mis Requetés solos, voy a morir como el Buen Pastor
“Voy a morir con mis hermanos, pues he ofrecido mi vida por ellos y por mi familia. Yo no dejo a mis Requetés solos, voy a morir como el Buen Pastor” 

(Mn. Ramón Carrera al matrimonio Ejarque-Ascaso de Codo, en cuya casa de hospedaba)

No podemos concluir esta memoria del 75 aniversario de Codo sin hacer  mención al “páter”. Para ello nada mejor que un extracto de las palabras  escritas por nuestro fundador, Mn. Salvador Nonell, como presentación del opúsculo “El Páter era un santo”, editado por la Hermandad en 1990, bajo su dirección, y reeditado el 2004, cuya lectura/relectura  nos será gratamente vivificante en la conmemoración de dicha efeméride.   


Mn. Ramón Carrera Iglesias

“Mn. Ramón Carrera Iglesias tuvo toda su vida fama de santo entre todos los que tuvieron la suerte de conocerlo y tratarlo. Le consideraron un santo como seminarista, principalmente durante su servicio militar en la época difícil de la República laica. Le consideraron un santo en su fugaz etapa parroquial de Organyà (Lleida). Y sobre todo le 
consideraron un santo durante el tiempo que actuó como Capellán – El Páter – en el Laureado Tercio de Nuestra Señora de Monserrat; y por ello encargado de la parroquia rural de Codo (Zaragoza), situada junto a la línea de fuego en el frente de combate.

Durante toda su vida Mn. Ramón quiso ser sacerdote y mártir. Así se lo ofreció y pidió a Jesucristo en el día de su Primera Comunión. Ofrecimiento y petición que renovó reiteradamente en el transcurso de su joven vida. ¡Y somos muchos los que creemos que lo consiguió con creces!

¿Le veremos un día elevado al honor de los altares? ¡Dios lo quiera! Que estas páginas sean para todos, ejemplo, estímulo y guía.


Salvador Nonell y Brú, Pbro. – Párroco
Gornal del Penedés, 3-XII-89, Fiesta de San Francisco Javier. 


El Rvdo. Mosen Carrera con los Requetés del Tercio de Nuestra Señora el 7-2-1937 en la posición avanzada de "Venta del Regadío"