Cabo de requetes. Tercio radio requeté de campaña.
En aquel verano de 1936, José Mari ejercía su profesión de pedagogo en la escuela de Burgui, en el bellísimo valle de Roncal, y allí le sorprendía el alzamiento nacional del 18 de julio.
Rápido, se incorporó a la columna tutor como requeté, por tierras guipuzcoanas, la columna alcanzó Ondárroa. Llegó él "parón" en el frente vasco de las operaciones guerreras. Tras vicisitudes de su unidad, marchó a la academia de alféreces provisionales, de la que salió con la " estrellica " de seis puntas doradas, sobre el parche negro sobre el pecho. A petición, fue destinado a la primera división de Navarra - la nuestra -. En la división mandó durante toda la contienda una sección de la 2ª bandera de falange de Castilla, pues no habría plaza en los tercios de requetés. Como pamplonica y al ser muchos de los componentes del tercio de radio requeté de la también 1ª división, era muy bien recibido cuando en los descansos, venía a disfrutar de nuestra compañía. Tocaba el piano muy bien.
En Monzón de río Cinca, en la casona que teníamos de representación, había un piano, y en el se pasaba las horas. Jugaba al ajedrez con nuestro teniente Olaso y disfrutaba, en fin, de nuestro alojamiento. Naturalmente, tomó parte en las grandes operaciones de Teruel, - terrible frío -, Aragón, Sierra Espadan, la formidable Batalla del Ebro, la campaña de Cataluña y el fin de la contienda. Se licenció. Prefirió ir a su amada escuela que seguir en el ejército. De maestro Pamplona, pasó a un instituto de relieve de Madrid. Aquí me decía:- Verdad Urriz ¿cómo es posible que saliéramos vivos del "ardiente" caldero del Ebro?.
En Madrid se jubiló. Regresó a Pamplona y venía con frecuencia a la capital de España, donde los domingos y sábados, tomábamos nuestros vinos en amables rondas, en compañía de otro buen amigo el buen interiorista Faustino del Pulgar.
Con sus dotes de poeta, le envié este soneto:
en los labios la oración
por todos los que cayeron,
del campo del honor
y no hay requetés anónimos
ante los ojos de Dios.
Asistí a nuestras anuales convocatorias de excombatientes. Y en Pamplona, rodeado de sus familias, entregó su alma Señor, a los 92 años.
Ejemplos de su pluma:
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