
Carlos VII de Borbón fue Rey efectivo de España: dentro del territorio por él dominado, administraba justicia, levantaba huestes, batía moneda y emitía franquicia postal.
Como buena prueba de esto último traemos hoy este pliego completo conteniendo 100 sellos del Ejército Real de Cataluña, de 16 “maravedises” cada uno. Se trata de una rareza filatélica por la escasez de pliegos intactos sin recortar que han sobrevivido hasta nuestros días (Museo de Tabar, Navarra).
Además, este sello es singular porque es el único cuyo valor facial viene expresado en maravedíes; también es de destacar su curiosa impresión que viene dada en planchas de once por nueve más otro aislado en la parte superior del pliego, cuyo diseño y fabricación se debió al arte del litógrafo de Vic, Sr. Soler Arqués.
Impresos en tipografía color rosa en la Masía Clarella si creemos a algunos autores y la de Farrés según otros, ambas situadas en Santa María de Besora, provincia de Barcelona. Sin dentar. Circulación: 15 de abril de 1874. Validez postal hasta noviembre de 1875. Existen numerosas variaciones del sello debido a defectos de plancha.
La Real Orden de emisión establecía que el valor sería "47 cts. de real" (4 cuartos), y como 1 cuarto constaba de 4 maravedises, al poner 16 ms. era el 1/2 real redondeando los 0,47 de real.
El pliego está encabezado por el texto "EJÉRCITO REAL DE CATALUÑA", a continuación "COMUNICACIONES" y "100 SELLOS DE 16 MARAVEDISES". En cada uno de los sellos aparece el busto barbado de Don Carlos VII de perfil e inscrito en un óvalo timbrado con el tradicional trilema carlista de "DIOS, PATRIA, REY", a los lados "AÑO DE 1874" y "CATALUÑA", debajo "CORREOS . 16 Ms. V."
El pliego mide 35 x 25 cm. y cada sello 2,5 x 2 cm.
"Este sello nace como consecuencia de la circular del día 1 de abril por la cual se establece el servicio de correos carlista en Cataluña y en la cual se establecía como primer día de uso el 15 de abril de 1.874.
Desde muy antiguo se sabe que fue impreso tipográficamente en la imprenta que tenían los carlistas en la masía Farrés sita en el pueblo de Besora y que estaba dirigida por el litografo de Vich Sr. Soler Arqués.
Hay dos detalles en la fabricación de este sello que le hacen muy especial dentro de la filatelia española y es que en primer lugar es el único sello cuyo valor facial viene expresado en maravedíes y en segundo lugar fue impreso en hojas de 100 sellos que presentan una muy peculiar y hermosa distribución.
Curiosamente 16 maravidíes equivalían a 50 milésimas de escudo o 12 céntimos de peseta por lo que estamos hablando del coste habitual de una carta en la España de la época, sólo que los carlistas catalanes no quisieron adoptar una moneda de las digamos habituales y optaron por una moneda peculiar.
Cuando nace este sello en la España Liberal el coste de una carta ordinaria era de 10 céntimos de peseta, pero hasta el 1º enero de 1.873 había estado costando 12 céntimos.
Estuvo en vigor hasta el final de la guerra y no llego a consumirse ni mucho menos, requisándose al final de la guerra bastantes hojas completas todavía sin usar.
Este sello, al igual que todos los demás sellos carlistas, fue muy utilizado como pago de impuestos y tasas fiscales entregándose a los Alcaldes de los pueblos e incluso a muchos particulares hojas completas como justificante de haber saldado sus deudas con los carlistas. ¡Habría que ver la cara del “paisano” que recibía tres hojas de sellos a cambio de sus vacas, por poner un ejemplo, y que encima no sabia ni leer ni escribir!"
Este sello tuvo muy escaso uso postal ya que las zonas donde los carlistas tuvieron mayor poder eran zonas eminentemente rurales de alta-media montaña en donde se escribía muy poco y además había mucho menos comercio que en la zona llana y costera.
Cuando en el año 1.875 llega a España Alfonso XII decide dar un nuevo y definitivo empuje a la campaña y el empleo del sello carlista de Cataluña se rarifica extraordinariamente dejando prácticamente de usarse a partir del mes de julio pues la guerra en Cataluña ya es un paseo militar para los Alfonsinos. (www.afinet.org)
El diario “ABC” -21 de diciembre de 1934-, en su sección de Filatelia, dedicó un espacio al estudio de este sello llegando a arriesgadas conclusiones -no necesariamente todas ellas compartidas por nosotros- y que ahora transcribimos por su interés:
“Este sello fue impreso en hojas de cien ejemplares, que tienen una originalísima forma de colocación, pues se componen de once filas de nueve sellos, y en la parte superior, en el centro, un solo sello, que completa los cien de la hoja. Sobre este sello lleva la inscripción de “Ejército Real de Cataluña”, y a su izquierda “Comunicaciones”, y a la derecha “100 sellos de 16 maravedíses”.
Poco afortunado estuvo en este sello su autor, Sr. Soler Arqués, pues nadie pudo reconocer en el busto que ostentaba, el retrato de D. Carlos, a no ser por el detalle de la barba; lo que fue motivo de gran desencanto para sus partidarios, que pidieron la confección de otro sello en el que estuviese bien reproducido su amado Rey, cosa que no se llegó a realizar.
Ciertamente que tales protestas no eran inmotivadas, pues si el grabado era malo, su impresión fué peor. Este sello es tipográfico y la reproducción de los clichés fue tan deficiente, que en la hoja de cien sellos no es posible encontrar uno perfecto, todos ellos presentan diferencias notables, pues, además de las deficiencias e imperfecciones de los clichés, hay que agregar las que dimanan de su mala impresión que hacen del conjunto, lo que dijimos al principio de este trabajo, el peor sello de todos los emitidos por los carlistas. De ello que encontraremos fuera de toda razón la descripción de variedades que en artículos y catálogos se detallan, pues encontraríamos más razonable el dar una mayor valorización e interés al sello que se pudiese encontrar en perfecta integridad de grabado e impresión.
Todas las variedades que se han descrito basadas en los defectos de la leyenda, son, pudiéramos decir, lo normal; pues en el estudio que hemos realizado de las hojas de estos sellos, los que hemos encontrado menos imperfectos son los números 5, 21, 58, 68 y 92, pero sin que hayamos tenido la suerte de encontrar un solo ejemplar perfecto.
Puesto en circulación el sello de D. Carlos, empezaron a llegar a las Administraciones de Correos de Cataluña, en sitios no sometidos a la autoridad carlista, cartas franqueadas con estos sellos, lo que dio motivo para que los administradores de Correos de Barcelona y Tarragona se dirigieran a la Dirección general del ramo en petición de instrucciones para saber a qué atenerse con la correspondencia así franqueada, lo que motivó una circular de la referida Dirección, que dice así:
“Ministerio de la Gobernación – Dirección General de Correos y Telégrafos. - Negociado tercero.
El excelentísimo señor ministro de la Gobernación, con esta fecha me comunica lo siguiente:
“He dado conocimiento al presidente del Poder ejecutivo de la República, de la consulta elevada por los administradores principales de Tarragona y Barcelona, respecto de la conducta que habrán de observar en el caso, ya acontecido, de que en las dependencias del ramo se reciban cartas procedentes de puntos ocupados por la facción carlista en las cuales, además de observarse la falta del sello especial de impuesto de guerra, aparezcan adheridos sellos con el busto del llamado Carlos VII como distintivo de franqueo; y a su excelencia, de acuerdo y conformándose con lo propuesto por la Dirección general de Correos y Telégrafos; teniendo además presente que, no ya el permitir, sino el tolerar únicamente, la circulación de esa correspondencia equivaldría en el terreno administrativo a un reconocimiento de autoridad a quien es hoy combatido por la nación como rebelde, ha tenido a bien disponer que se detenga y no se dé curso por las oficinas de Correos a las cartas, impresos y demás clase de correspondencia en que aparezcan adheridos sellos con el busto del llamado Carlos VII y carezcan del especial impuesto de guerra, pudiendo, sin embargo, circular, las que faltándoles los legítimos de la nación, resulten luego debidamente franqueados en virtud del previo aviso que de su momentánea detención se dé a las personas a quienes la correspondencia resulte dirigida.
De orden del presidente del Poder ejecutivo de la República lo digo a V.I. para su conocimiento y a efectos oportunos.
Al trasladar a usted para su cumplimiento la anterior resolución, creo del caso advertirle, para mejor inteligencia de la misma, que la detención de la correspondencia a que se refiere abraza dos extremos. El uno relativo a la que lleve adheridos sellos del llamado Carlos VII. Esta, en ningún caso y bajo pretexto alguno, tendrá curso. Es el otro referente a las que carezcan las dos clases de sellos. Si tal caso aconteciera, esta correspondencia entra en la categoría de la que aparece depositada en los buzones sin sello alguno, y, por tanto podrá cursarse previa la observancia de las disposiciones que rigen para su posible circulación.
Del recibo de esta orden me dará usted aviso, quedando responsable de las faltas que en el cumplimiento del mismo se adviertan.
Dios guarde a usted muchos años. Madrid, 30 de abril de 1874. –El director general, Angel Mansí”.
Esta disposición da clara idea de que la correspondencia carlista franqueada con los sellos de D. Carlos, sólo tuvo curso en los sitios dominados por ellos, pues fuera de estos límites era detenida y destruida”.