“El equilibrio de la sociedad sólo puede ser un hecho real cuando los gobernantes y gobernados están inspirados en el ideal común de amor a la Patria, que exige sacrificios costosos que sólo pueden realizarse cuando se tiene puesta la vista en lo Alto, de donde viene la inspiración que hace a los hombres despreciar las miserias de la política para consagrarse por entero a fomentar lo que pueda representar el bienestar de los pueblos”.
[Cándido Castán San José]

El sábado 17 de diciembre de 2011 tuvo lugar en la Catedral de Nuestra Señora de la Almudena, de Madrid, la ceremonia de beatificación de 22 misioneros Oblatos de María Inmaculada y del laico Cándido de San José. Han sido numerosas las noticias o referencia a él como carlista, y sin embargo, muy a nuestro pesar, no fue carlista. Fue un buen católico (como demuestra su beatificación), un buen patriota y, hasta tradicionalista, si bien de tendencia alfonsina. De hecho, fue miembro destacado de Renovación Española. Estimamos oportuno, por ello, hacer una breve biografía de su figura, y más teniendo en cuenta que un nieto suyo, Cristóbal Castán, sí es carlista y lleva años desarrollando una meritoria labor en el seno de la Comunión Tradicionalista Carlista.

Quién era

Cándido Castán San Jose


Cándido Castán San José nació en Benifayó (Valencia), el 5 de agosto de 1894. Hizo el bachillerato en el colegio de los Hermanos del Sagrado Corazón de Miranda de Ebro, donde fue destinado su padre como jefe de estación. Él mismo hizo estudios especiales relativos a materias ferroviarias. Entró a trabajar en la Compañía del Norte de España. Se casó el 4 de junio de 1919 con Francisca Guiral Sorlí, natural de Benicarló, donde se trasladó a vivir después del martirio de su esposo. De tal matrimonio nacieron dos hijos, Teresa y Jose María. Su viuda y su hija fallecieron, pero aún viven sus 10 nietos  (uno sacerdote y otra monja) y 15 bisnietos, todos ellos en Benicarló.

En 1936 prestaba sus servicios en Pozuelo de Alarcón, residiendo en la Colonia de San José (fundada por pequeños comerciantes y empleados en 1914). Era muy conocido en Pozuelo de Alarcón por ser interventor. Lo mismo que nadie desconocía su piedad, pues todos los días, después de su trabajo, acudía a hacer la visita al Santísimo.

Qué hizo


Cartel de Renovación Española


Cándido Castán militó en Renovación Española

Su actividad religiosa y social fue extensa. Cándido Castán contribuyó, junto a otros residentes como Vicente Bascuñana, en la fundación de la Capilla de Nuestra Señora de las Angustías (Calle del Plantío). Tanto Vicente Bascuñana como Candido Castán tienen sendas calles dedicadas a su memoria en la citada colonia. Fue igualmente adorador nocturno. Su hija habló en su día de su religiosidad “Mis padres se casaron el día 4 de junio de 1919. El ambiente de la familia era extraordinario y allá donde iban mis padres íbamos mi hermano y yo. Fuimos educados en un clima de amor y religiosidad, donde en la familia, por parte de mis padres, se nos enseñó a rezar y a amar a Dios sobre todas las cosas y a hacer obras de caridad. Tengo un recuerdo vivo de la gran imagen del Sagrado Corazón de Jesús que tuvimos tanto en la casa de Madrid como en la de Pozuelo. Recuerdo que de pequeña, cuando no me portaba bien, mi padre me mandaba arrodillarme delante del Sagrado Corazón y pedirle perdón. De la preocupación por nuestra educación religiosa, mis padres nos llevaron a colegios religiosos, tanto en Madrid como en Pozuelo. En mi casa se vivía también un clima profundo de religiosidad. Mi padre rezaba el rosario todos los días y era devotísimo de la Santísima Virgen, enseñándonos a nosotros que era nuestra Madre del Cielo. Hacía la visita al Santísimo por la tarde. Muchas veces yo le acompañaba, en otras ocasiones comentaba en casa que había ido a tal o cual iglesia. Era miembro de la Adoración Nocturna. Grandísimo devoto del Sagrado Corazón de Jesús, lo entronizó solemnemente en mi casa. Esta religiosidad no sólo la vivía mi padre en su piedad particular, sino que también fue un propagador de la fe Católica.

Cuando nos trasladamos a Pozuelo recuerdo que promovió, en colaboración de otros vecinos, la construcción de una capilla, que todavía hoy existe, en honor de San José para oír misa los domingos. Teníamos que llevar las sillas, porque no sólo no había bancos, sino que ni siquiera había suelo.

En vista del mal cariz que tomaban las cosas, recuerdo que mi madre le propuso a mi padre (tras el arresto domiciliario) que se marchase a Benicarló, con la familia de mi madre, y se escondiese allí. Mi padre se negó diciendo que no tenía por qué esconderse ya que él no había hecho nada malo.”

En cuanto a su actividad social y política, también fue un hombre entregado. En 1919 es elegido vicepresidente del Comité confederativo. En mayo de 1924 fue elegido presidente del Comité Confederativo en el segundo Congreso nacional de Sindicatos católicos de obreros. En 1928 como presidente de la Confederación de Obreros Católicos, se opuso (en una intervención brillante en el Congreso de los Diputados)  a que la crisis económica la sufragasen los mineros con una ampliación de su horario de trabajo. Llegó igualmente a ser presidente de los Ferroviarios Católicos, sección de Madrid-Norte. En julio de 1931, en sus responsabilidades como miembro de la Confederación de Obreros Católico ocupó la presidencia del banquete que se celebró en honor del presidente de la confederación, Dimas Maradiaga Almendros, que había sido elegido diputado agrario por Toledo. Dimas Maradiaga fundó en 1931 el periódico “El defensor de Cuenca”. Más tarde (junio de 1932) constituyó el partido Acción Obrerista, que se integró en la CEDA, siendo elegido de nuevo diputado en 1934. En el banquete si hubo presencia de un carlista, Luis Hernando de Larramendi, que ocupó también la presidencia e intervino en los discursos. Dimas Maradiaga murió asesinado en julio de 1936 en Piedralaves (Ávila). Sus restos fueron trasladados tras la guerra al Valla de los Caídos.

En política, en la época de la dictadura de Primo de Rivera fue miembro de la Unión Patriótica. En noviembre de 1925 fue nombrado Concejal suplemente del Ayuntamiento de Madrid, y el  23 de abril de 1927 (según designación del Gobernador Civil) pasó a ser concejal jurado propietario por el Distrito Centro-Hospicio. Llegó a formar parte, a raíz de las elecciones del 12 de septiembre de 1927 de la Asamblea Nacional Corporativa como representante de Actividades de la Vida nacional (de hecho ocupó su puesto durante toda la vida de la Asamblea). Igualmente fue miembro de la Organización Corporativa Nacional, primero en el 1927 en la Subcomisión de Propaganda (donde compartió responsabilidades con el socialista Andrés Saborit Colomer, el que el 14 de abril de 1931 proclamó la República desde el ayuntamiento madrileño), y más tarde, en 1930, ocupando el cargo de representante en el Consejo de Trabajo. El 12 de junio de 1933 fue elegido Consejero Auxiliar de Renovación Española. El error de considerar a Cándido Castán carlista se debe a la mención que hace Antonio Jambrina en “Memorias de mis años Oblatos”. En ella, dice, textualmente que “Junto a estos siete Oblatos, también salió D. Cándido Castán San José. Ex-concejal, empleado de la Compañía del Norte, antiguo jefe de la Comunión Tradicionalista, y del sindicato de esa afiliación de ferrocarriles, pero sobre todo, católico ferviente y practicante. Dicho Sr. se encontraba detenido en unas de las habitaciones de la planta baja del seminario, junto con más personas. Siendo buscado y requerido por Porras, diciéndole: “Tu pa lante”.

Cartel de TYRE

En 1933 la Comunión Tradicionalista colaboró con Renovación Española llegando a establecer una oficina electoral común, TYRE

La confusión de Jambrina quizá se deba a la colaboración electoral que existió entre la Comunión Tradicionalista y Renovación Española, que en 1933 llegaron a establecer una oficina electoral común, TYRE, Tradición y Renovación Española. Tal colaboración no llegó a más, ya que supuso un serio desgaste para la Comunión. De hecho, determinados Alfonsinos llegaron a “maniobrar” de forma poco honesta para que Alfonso Carlos I reconociera al heredero de Alfonso (XIII) como sucesor de la rama carlista. De cualquier modo, fueron expulsados de la Comunión (años antes) todos los que habían ocupados cargos oficiales en la dictadura de Primo de Rivera, que persiguió furibundamente el carlismo, lo que propició el manifiesto de don Jaime del 6 de marzo de 1925, en que atacaba durísimamente al nuevo régimen.

Su martirio


El martirio de Cándido Castán está unido al de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada. Estos abrieron su escolasticado de Pozuelo de Alarcón el 2 de enero de 1930.

El mismo 18 de julio se produce el primer registro en el domicilio particular de don Cándido Castán. Su hija lo describió así: “Se presentaron en casa unos milicianos, so pretexto de encontrar armas, que, por supuesto, no existían… Cuando terminaron, le ordenaron que no se moviera de casa”.

Escolasticado Oblato de Pozuelo

Aquí estuvo preso desde el 23 de julio del 36

El día siguiente, domingo 19 de julio de 1936 los milicianos entraron por vez primera en el convento de los oblatos. En el registro tampoco encontraron armas, si bien se llevaron todo lo que encontraron de “valor”: navajitas, tijeras, ligas de calcetines, un reloj de mesa… Esa misma noche abandonaron el convento. Volvieron, sin embargo, y ya de manera definitiva, a las tres del día 22 de julio, fiesta de Santa Magdalena. Arrestan a todos los oblatos (38 personas) y los encierran en el comedor, un cuarto de 4 x 5,50 metros.

Cándido fue detenido un día después, el 23 de julio. Su hija lo relata “Cuatro días más tarde, el 23 de julio hacia mediodía, fue obligado a abandonar su casa por un grupo de “milicianos del comité revolucionario de Pozuelo”. Desde allí se le lleva a los Oblatos.

Al día siguiente se produce la primera saca, a eso de las 3 o 4 de la mañana. En ella se incluyen siete oblatos de los encerrados en el comedor y a don Cándido, que es sacado de un cuarto cerca de la escalera, donde están encerrados varios civiles retenidos en los primeros días del glorioso alzamiento nacional.

Su hija nos relata la agonía familiar: “El 23 de julio hacia mediodía se presentaron de nuevo los milicianos para detener y llevarse a mi padre. En casa estábamos sólo él y yo, pues mi madre había salido a comprar acompañada de mi hermano pequeño.

Mi padre me dio el anillo de casado y las llaves de la casa diciéndome que se lo entregase a mi madre. Se lo llevaron al convento de los Padres Oblatos y por el camino se encontró con mi madre y mi hermano que volvían de la compra. Mi madre le preparó la comida y la cena y se lo llevó Al día siguiente le preparó el desayuno y cuando se lo llevó ya no estaba en el convento. […]En mi casa, mi madre tuvo siempre a mi padre por mártir, porque sabía que la única causa de su muerte fue la Religión”

Los Mártires Oblatos

Abajo, el primero por la derecha, don Cándido

Y no estaba porque como ya dijimos se lo llevaron a la madrugada del mismo día 24. Se ignora a dónde, si bien se sospecha que su martirio pudo llevarse a cabo en la Casa de Campo o en el cementerio de Aravaca (donde más tarde fue asesinado Ledesma Ramos y Maeztu, al igual que don Antonio Pérez-Roldán Martínez, abuelo de quien esto escribe). El momento de su muerte, nuestro mártir tenía 42 años. Antonio Jambrina nos describe la escena: “A eso de las 3.30 de la madrugada, Arturo Porras –Teniente de Alcalde del pueblo de Pozuelo--, y los miembros del Comité que preside se presentan en el comedor y ordenan que salgamos al pasillo. Todos nos hemos enterado del interrogatorio que ha sufrido Pascual Aláez, pero ignoramos los nombres que ha facilitado. Por esta razón estoy convencido que me llamarán en primer lugar y me dirijo hacia la puerta de salida, colocándome el primero al lado derecho; cuando todos formamos en dos filas, Porras, en el centro del pasillo, a la altura de las escalera, indica que los que nombre salgan al jardín y suban a los automóviles que en él se encuentran. En efecto, los que estamos junto a la puerta de salida observamos dos coches negros; reconozco el Chevrolet de la baronesa Sra. de Allende, nuestra vecina, a la que se lo han requisado. El otro me pareció un Hispano-suiza.

Porras ordena: Juan Antonio Pérez, Pascual Aláez, Manuel Gutiérrez, Juan Pedro Cotillo, Francisco Polvorinos, Cecilio Vega, Justo González, y Cándido Castan […] Todos salieron para no volver nunca más. El Padre Juan Antonio Pérez, profesor de 29 años, y los Subdiáconos de 23 años cada uno, D. Manuel Gutiérrez Martín y D. Cecilio Vega Domínguez. Los estudiantes: D. Juan Pedro del Cotillo Fernández de 22 años, D. Francisco Polvorinos Gómez de 26 años y catequista del cercano pueblo de Aravaca, D. Justo González Lorente de 21 años, y D. Pascual Aláez Medina de 20 años. En la madrugada de este día, fueron fusilados junto a las tapias del Cementerio de Aravaca o en su explanada, teniendo la fortuna de que el sacerdote J. Antonio Pérez, les diera antes de morir, la absolución a todos ellos. Después de la guerra, en 1939, con motivo de algunas exhumaciones y obras en las propias fosas, la Viuda y algunos familiares de Don Cándido Castán, reconocieron a su esposo.”

En cualquier caso, lo que es claro es que no fueron martirizados en Paracuellos del Jarama. De las dos posibilidades la más plausible es que el fusilamiento se produjera en Aravaca. El responsable de los autores de las saca fue Antonio Porras, socialista y Teniente de Alcalde de Pozuelo de Alarcón. Sarcásticamente, el ABC “rojo” de Madrid, publicó en la página 38 de la edición de 4 de agosto de 1936 una alabanza a tal individuo con el título de “La honradez de las milicias”. En ella se relataba como el Teniente de Alcalde “había entragado al Gobernador Civil acciones por valor de 13.000 pesetas, más otras 7.000 en resguardo de la Caja de Ahorros y del Banco Urquijo, encontrados en la incautación del convento de los Padres Oblatos de dicho pueblo”.

Conclusión


Su vida y muerte ejemplar han sido reconocidas por la Iglesia. Sin embargo se insiste poco en su actividad política, que sí que la tuvo. Acertada o no, cumplió su deber como católico pues no se podía dejar la política abandonada a los enemigos de la Fe.

Ceremonia de Beatificación