Historia carlista |
Batalla de Isusquiza (Relato de un combatiente, cabo de requetés)

Todavía hoy en día los carlistas alaveses peregrinan anualmente en recuerdo de sus héroes

Primer monumento a los requetés caídos en Isusquiza

Pasados los primeros días de nuestra guerra, las fuerzas en lucha establecieron sus sistemas defensivos en los puntos clave desde el punto de vista de estrategia del terreno por ellos ocupado.

En cuanto respecta a la zona norte de la provincia de Álava fue el enemigo el que situó en los puntos claves, ya que su idea era defensiva, mientras que la del mando nacional se basaba en el avance y conquista del terreno enemigo.

Por esos motivos, los republicanos, rojos y gudaris ocuparon la zona de la Sierra de Arlabán , en los límites de Álava y Gupúzcoa, los montes de Isusquiza y San Bernabé y las alturas de la sierra de Elguea, entre los cuales, y encajonado en ellos, discurre la carretera de Vitoria que lleva al alto Deva.

Frente a ellos se posicionaron nuestras fuerzas, con destacamentos en la Estación de Landa, en la zona de Elguea (la caseta del guarda forestal), Marieta y Ozaeta, posiciones de peor defensa, pero que permitirían una mayor movilidad.

Obedeciendo órdenes del mando, el Regimiento de Infantería Flandes nº30, integrado en la columna del entonces Teniente Coronel D. Camilo Alonso Vega, avanzó por la carretera de Vitoria a Mondragón el día 21 de septiembre. Al amanecer del día 22, la primera compañía, al mando del Capitán Pinedo, se aproximó a las trincheras del monte Isusquiza, rompió las alambradas y sorprendió al enemigo, que huyó desordenadamente. Ante el abandono de esta posición clave, siguieron la misma suerte el resto de las posiciones rojo-separatistas.

La Columna de Alonso Vega continuó su progresión hacia Mondragón, pero el mantenimiento fundamental de las comunicaciones de Vitoria con el alto Deva se ocuparon las posiciones abandonadas de la siguiente forma: Monte Isusquiza, por una compañía de Requetés. San Bernabé quedó guarnecido por una batería de artillería y otra compañías de Requetés. La defensa del puerto de Arlabán y de las estribaciones de los montes anteriores se encomendó a la Compañía de Requetés trasladada desde Ozaeta-Elguea, a la zona del cuartel de Migueletes.

Comprendiendo el enemigo que cortando la carretera podría poner en apuros a las fuerzas que avanzaban hacia el interior de Guipúzcoa, decidió recuperar el monte Isusquiza, y con tal fin el día 3 de octubre, domingo del Rosario, ejerce un fuerte ataque con soldados de Garellano, guardias de asalto y milicianos, siendo imposible a nuestros bravos requetés mantener la posición pese a la gran resistencia que opusieron.

Como hecho anecdótico tenemos que hacer constar que las fuerzas de asalto, que intervinieron en este combate, eran mandadas por el capitán Fernando Sáez de Santamaría, quien se pasó al día siguiente a nuestras filas y fue un gran jefe en el Ejercito Nacional, en el Tercio de Requetés alaveses de la Virgen Blanca, durante el resto de la campaña.

Perdida la ocupación de nuestro ya querido Isusquiza, con el consiguiente peligro para la progresión y apoyo a las fuerzas que avanzaban hacia el interior de Guipúzcoa, el mando decide su nueva ocupación en la que intervendrán fuerzas de Regimiento de San Marcial, una compañía de requetés y otra acantonada en Arlabán, frente al Cuartelillo de los Migueletes.

Al amanecer del día 8 de octubre las fuerzas del Regimiento de San Marcial y una Compañía de requetés, iniciaron el avance a partir de la estación de Landa. Al mismo tiempo y desde las estribaciones del monte y, en contacto con las fuerzas que salieron de la estación de Landa, se inició el ascenso hacia la cumbre de Isusquiza.

Nuestra artillería, situada en el monte de San Bernabé, apoyó el avance con gran efectividad, pero errores tácticos fueron causa de la imposibilidad de alcanzar el objetivo deseado. ¿Cuáles fueron los errores?.

En lugar de imitar la acción realizada por el regimiento de Flandes el día 22, salimos de la base de partida de Árlabán-Migueletes ya muy avanzada la aurora. Atacamos de frente a un enemigo atrincherado en la cima; lo hicimos de una vez, en oleada. Además, en la marcha hacia nuestro objetivo, lo hicimos entonando la vieja canción carlista "Cálzame las alpargatas....." con lo cual pusimos en prevención al enemigo, que nos recibió con un intenso fuego de fusilería y ametralladoras, no siendo esto obstáculo para alcanzar la cima, donde se combatió a la bayoneta, incluso a culatazos. Pero tuvimos que volver a la base de partida.

En la retirada hacia la estación de Landa pudimos comprobar cuántos y tan queridos compañeros habían regado con su sangre aquel monte que, transcurrido el tiempo, sería recordado, aún hoy, por Carlistas y nuevos jóvenes Requetés que admiran nuestra proeza.

En esta acción se dice que fueron los Requetés muertos. Yo, presente en aquellos momentos, creo en una cifra algo más elevada, quizás 37.

Entre los muertos podemos citar a Fernando Oriol, que se incorporó al Requeté alavés regresando y acortando su viaje de novios. Igualmente el Oficial Gutiérrez, que había logrado evadirse de Bilbao y había sido ascendido el día anterior, sargento de Requetés, un humilde hermano de las Escuelas de Nanclares. El capitán calderón, de Regimiento de San Marcial, y soldados que había combatido en Somosierra.

Como dato curioso anotamos que Fernando de Oriol pasó su última noche en la caseta del guarda de agujas del ferrocarril de Vitoria- Malzaga, próximo al pueblo de Árlabán.

La compañía que guarnecía esta explanada fue relevada y trasladada a descansar a Vitoria, haciendo el traslado por Oñate, que el paso de Isusquiza estaba coertado.

En Vitoria visitamos, formados al mando de Lucas María de Oriol, la Iglesia de la Virgen Blanca, en acción de gracias por su ayuda, permaneciendo en Vitoria hasta el día 18 de octubre que nos trasladaron a Landa para la toma definitiva del monte Isusquiza. El día 18 del mismo mes de octubre, con grandes precauciones, se ocupa, ya sin resistencia, Isusquiza, que el enemigo abandonó, bien por los efectos de la artillería, situada a escasa distancia (monte San Bernabé) o por temor a verse envuelto por las fuerzas que avanzaban hacia Guipúzcoa. En la operación de reconquista y ocupación de dicho monte pudimos recoger a varios cadáveres de requetés y soldados que habían quedado mal heridos, que tenían el macuto puesto como almohada, Así murieron.

A partir de ese día 18 de octubre el monte Isusquiza fue un punto importante y decisivo para las fuerzas que avanzan hacia Guipúzcoa y posteriormente para la defensa de Villarreal, plaza codiciada por el enemigo en sus ataques de diciembre.

Estos son mis recuerdos de aquellas luchas por el monte sagrado, en que murieron tantos requetés y soldados, a los 65 años de ocurrir los hechos. Es consolador que hoy, ahora, todavía se siga recordando la gesta, rezando por los héroes y mártires que murieron cara el enemigo, Por Dios y por España.

Cipriano Pérez Trincado

Coronel de Infantería ret. cabo de requetés.