Historia

Las masacres en Madrid y la destrucción del Estado

publicado a la‎(s)‎ 9 mar 2014, 13:40 por Tradición Viva   [ actualizado el 9 mar 2014, 14:48 ]

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Las masacres en Madrid y la destrucción del Estado, por Valentina Orte

Madrid, 09/03/2014



Para tratar de interpretar los datos que van emergiendo de los atentados del 11M en Madrid, así como para comprender el por qué de la oscuridad que los rodea, es fundamental la luz que arroja la experiencia de acciones que pueden considerarse análogas, al menos en cuanto a su vocación de encaminar los destinos de España en una determinada dirección. En esta similitud encontramos el magnicidio de Carrero Blanco y la masacre de Atocha, llamada también del 11 M, de la que ahora se cumplen diez años.

192 muertos y 1.800 heridos produjo el atentado en Madrid el día 11 de marzo de 2004, lo que constituyó un verdadero trauma para la sociedad española, especialmente para la madrileña, sobre todo porque la polémica sobre los verdaderos autores del atentado, especialmente, “la cabeza o cabezas pensantes” no ha terminado aún, a pesar del tiempo transcurrido. Semejante es el caso del magnicidio ocurrido en la persona de Carrero Blanco, subsecretario en 1941, Ministro de la Presidencia en 1951, Vicepresidente en 1967, lo que supuso un incremento creciente de su peso específico en el gobierno. En junio de 1973 al ser nombrado Presidente del Gobierno, hacía pensar que se convertiría en el hombre fuerte del Estado y en el pilar sobre el cual se sustentaría el franquismo sin Franco a la muerte de éste; pero su asesinato el 20 de diciembre de 1973 en un atentado perpetrado por ETA en Madrid, abortó esas expectativas.

Existen abrumadoras coincidencias en ambos atentados, (ocultación y tergiversación de datos y hechos, explosivos no convencionales, destrucción de pruebas, coincidencia de la oportunidad en que se realizaron: el primero antes de la firma de unos acuerdos internacionales que a “esa mano que mece la cuna” no satisfacían y en el segundo, tres días antes de unas elecciones, con tiempo suficiente para manipular a conveniencia las masas a fin de obtener el resultado que apetecían[1]. En el magnicidio de Carrero se conoce la “mano ejecutora”, en el del 11 M se la han adjudicado a un moro que no estaba en el lugar de los hechos y a un pobre chico esquizofrénico; sospechosa implicación de algunos mandos policiales ̶ luego generosamente premiados ̶ y “distraída actuación” de la judicatura y aún de miembros de gobierno saliente y entrante); los escépticos se oponen a la tesis del atentado islamista[2], otros incriminan a la ETA mientras que los más, sospechan de los servicios secretos tanto españoles como extranjeros.

Especial debate se suscitó con el explosivo del 11 M. Dada la mezquindad de pruebas recogidas y las interferencias para poder analizarlas, lo único que se ha llegado a establecer es que el explosivo que dice la versión oficial que se utilizó, el goma2 de los etarras, no fue, sino otro más potente, el titadine; a pesar de lo cual este tema no solo no fue suficientemente investigado, sino que también, fue de nuevo ocultado. En el de Carrero la cosa fue más sofisticada. Naturalmente que los etarras pusieron sus explosivos, pero para levantar un coche de 1700kg hasta una altura de más de 30 m. consideran algunos expertos que tuvo que estar “ayudado” por otra sustancia.

Y con respecto a esa otra sustancia, aparece otra zona “oscura” relacionada con el “accidente” sufrido por el entonces Fiscal del Tribunal Supremo Fernando Herrero Tejedor y, como tal, miembro del Consejo de Estado de España y Secretario General del Movimiento desde el 4 de marzo de 1975, cargo que desempeña hasta su muerte. La posición de Herrero Tejedor fue bastante peculiar dentro del régimen, ya que se le tenía por falangista con claras conexiones con el Opus Dei, corrientes de pensamiento que se suponía enfrentadas. Fue considerado desde mediados de los años 60 como un político con futuro para el periodo posterior a la muerte de Franco y se le suponía próximo al entonces Príncipe de España.

Fernando Herrero falleció en un accidente de automóvil el 12 de junio de 1975. El accidente tuvo lugar poco antes de las nueve de la noche cuando el coche oficial en el que viajaba el ministro, fue arrollado por un camión conducido por Germán Corral Gómez que se saltó un ceda el paso en el cruce de la Nacional VI con la Carretera Nacional 403 en el kilómetro 108 de la Nacional VI, a las afueras de Adanero. El conductor del vehículo oficial, Pablo Fernández Sánchez sufrió heridas de carácter leve, mientras que el conductor del camión resultó ileso. Solo falleció quien era necesario que así fuese. ¿Y por qué?

En los servicios de espionaje del franquismo circuló la tesis avalada por un informe entregado a su persona como Fiscal del Tribunal Supremo acerca de la supuesta implicación de la CIA y la DIA (servicios civiles y militares norteamericanos, respectivamente). En el citado informe que circuló por los servicios franquistas y fue entregado al Fiscal General se daba cuenta de “la llegada a la base entonces norteamericana de Torrejón (Madrid) de diez minas terrestres anti-tanque procedentes de Fort Bliss” en EE UU. La particularidad de estas minas era que iban provistas de sensores acústicos y electrotérmicos extremadamente sensibles, capaces de ser manejadas por control remoto tras detectar determinado calor o sonido. Estas minas, extremadamente sofisticadas para la época no precisaban cables, y ya habían sido empleadas, aunque en una versión menos avanzada, en la defensa de Quang Tri (Vietnam). Tras su llegada a Torrejón de Ardoz el paradero de los artefactos fue confuso, y a ciencia cierta nadie sabía donde se encontraban. Un mercenario, Johny Maxwell, más conocido con el apodo de El Afortunado, especializado en los más sofisticados ingenios explosivos, el mismo que terminó con la vida de lord Mountbatten, introdujo por Torrejón las minas de última generación y las colocó sobre la parrilla dispuesta por ETA[3]. Los servicios secretos norteamericanos, según esta hipótesis, seguían de cerca la actuación del comando etarra (como no podía ser de otra forma dada la proximidad y los servicios de sismógrafos de la embajada ̶ cuyos informes fueron ocultados, ̶ además de la afinidad de intereses).[4] El 17 de septiembre de 1974, el diario ABC se hacía eco de una frase pronunciada por Herrero Tejedor en el discurso de apertura del año judicial: "No sólo ETA es responsable de la muerte de Carrero". Nueve meses más tarde, estas palabras pudieron ser causa de su muerte.

El informe especulaba sobre la posibilidad de que dichas minas fuesen destinadas para atentar contra algunas altas personalidades, incluido el Jefe del Estado, general Francisco Franco. Sin embargo, en ninguno de los documentos que circularon antes del magnicidio se insinuaba la posibilidad de que el destinatario fuese el Presidente del Gobierno, Carrero Blanco.

En el nombramiento el 7 de junio de 1973 de Carrero como Presidente de Gobierno del régimen, el Generalísimo impuso al Almirante un solo ministro: Arias Navarro[5]. Fue nombrado Ministro de Gobernación (Ministro de Interior) y como tal, debería haber protegido a Carrero Blanco el día de su asesinato; pero ni el recién nombrado ministro, ni el Director General de Seguridad, ni el Jefe de Policía de Madrid, crearon un eficaz dispositivo de seguridad “perimetral” a los edificios muy próximos entre sí, donde, además de la embajada de EE.UU. se encontraban, la vivienda del Presidente y las de otros altos cargos del gobierno. La escolta del presidente no se incrementó a pesar de que solo estaba compuesta por un guardaespaldas y un coche de apoyo.

Los avisos respecto al posible atentado fueron además múltiples: los periodistas Carlos Estévez y Francisco Mármol relatan que un antiguo jefe del servicio secreto militar francés dio la noticia cinco meses antes del atentado. Igualmente, el periodista Manuel Campo Vidal da el nombre de José Espinosa Pardo, agente de los servicios de información españoles condenado por el atentado al independentista canario Antonio Cubillo, que en otoño de 1972 avisó que ETA preparaba un atentado contra Carrero Blanco. La CIA, que se había introducido en España través del “gobierno vasco en el exilio”,[6] consiguió establecer unas redes poderosas con miembros anarquistas y comunistas. Esta debe ser la explicación para que, el comunista Alfonso Yébenes Simón detenido en 1969 tras una larga operación policial, al ser conducido a la Dirección General de Seguridad, pidiera inmediatamente hablar a solas con un comisario. A éste le comunicó ser miembro de la CIA y dio un teléfono para que lo confirmaran. Poco después dos miembros de la embajada norteamericana se hicieron cargo del detenido y los servicios policiales españoles debieron abandonar el asunto. ¿Era pieza importante en la preparación del camino al magnicidio?

A pesar de estos antecedentes no se consideró necesario dotar al Almirante de mayor protección. Quizás por ello, el ex ministro Federico Silva Muñoz le había convencido, en vísperas del atentado, que cambiara, al parecer, a la Quinta de El Pardo, su domicilio y su despacho.

Es indudable que los autores materiales del atentado que acabaron con la vida de Carrero Blanco pertenecían a ETA, sin embargo, es más difícil mantener que sólo la organización vasca estuvo implicada en su asesinato. Las ramificaciones del sumario 142/73 fueron ocultadas y se intentó simplificar las conclusiones del mismo atribuyéndolo simplemente a la organización terrorista[7]. Según dicho sumario, las investigaciones realizadas por seis periodistas y los propios protagonistas del suceso, “La Operación Ogro”, como fue denominada por los integrantes del comando, implicó al menos a 30 integrantes de ETA que se estuvieron paseando por Madrid, de “fin de semana”, durante un año, como relata el periodista Manuel Cerdán, en su libro “Matar a Carrero. La Conspiración”. Y Eva Forest, miembro del comando, describe en su libro “Operación Ogro” que la idea de matar a Carrero Blanco fue “sugerida a ETA por personas ajenas a la organización y que alguna de ellas eran extranjeras”.

En febrero de 1971 Walters vino a España y se entrevistó con Franco, comunicándole el interés de Nixon sobre la cuestión de su sucesión, sugiriendo la conveniencia de proclamar rey a Juan Carlos mientras viviera. Walters, en su libro “Misiones discretas”, escribió, en síntesis magistral de Ismael Medina, las respuestas de Franco: “El Príncipe de España será el futuro rey y traerá la democracia que ustedes quieren y de la que desconfío; mi legado es la nueva y extensa clase media creada por el régimen y que, con el amparo del Ejército, hará posible una transición pacífica a esa democracia”.

En las décadas de los años sesenta-setenta el crecimiento industrial en España fue extraordinario, un 160% entre 1963-72; la productividad se duplicó durante el mismo periodo; las exportaciones se multiplicaron por 10; las tasas anuales de crecimiento eran las más altas de Europa y unas de las más altas del mundo; en los años setenta España pasó a ocupar el décimo puesto entre los países más industrializados del mundo (reconocido incluso por Tarradellas). En 1968 firmaron el Tratado de No Proliferación Nuclear 168 países, entre los que no estaba España, ya que tenía en marcha un programa de desarrollo de armas nucleares y no quería renunciar unilateralmente a un instrumento de defensa tan disuasorio. Como complemento, al menos dada su posible aplicación al campo militar, desde 1963 funciona la Comisión Nacional de Investigación del Espacio (CONIE), la cual lanzó en 1969 los tres primeros cohetes autóctonos INTA 255. En 1970 España firmó una acuerdo comercial preferencial con el Mercado Común, en muchos aspectos superior al de 1986.

¿Actuaciones conspirativas?


En 1973 no había partidos legalizados y, de los ilegales, el único digno de mención era el Partido Comunista, ya que el PSOE era inoperante, lo mismo que el PNV; únicamente los anarquistas tenían alguna incidencia en la vida del país a través de sus actos terroristas. Los nuevos partidos emergentes, que intuían el lugar que en el futuro podían ocupar, estaban siendo financiados con capital de países aliados y vecinos (Inglaterra, Francia y sobre todo Alemania en el caso del PSOE), a la vez que convenientemente infiltrados; detrás de todo ello estaba la mano de los EE.UU. y dentro de esa nación, aquellos que manejan los hilos con la pretensión de transformar el mundo a su conveniencia e interés para llegar a establecer lo que llaman Nuevo Orden Mundial (NOM).

“España tiene cuatro adversarios: el comunismo (…); la masonería, que la quiere anticatólica y dócil instrumento; el capitalismo (…); y, por último, la necedad de un gran sector de sus clases elevadas, que inconscientemente son manejadas por los enemigos de España y que son incapaces de cumplir ni siquiera lo mínimo a que están obligadas por los títulos y nombres que ostentan, que es ser patriotas y dar buen ejemplo a los demás (1946). Tenemos enfrente a la masonería y al comunismo y no claudicaremos ante una ni ante otro” (Carrero a Don Juan antes del “Manifiesto de Estoril”, en 1947). “La masonería ataca al régimen español porque quiere en España un sistema demoliberal (…) Con concesiones poco meditadas, es evidente ̶ para mí tan claro como la luz del sol ̶ que de una monarquía tradicional, católica, social y representativa, pasaríamos en rápida pendiente a una monarquía liberal, a una república socialista y de ésta a una república comunista, es decir, caeríamos en breve plazo en lo que estuvimos a punto de caer en 1939”
(Notas a sus ministros, pocos días antes de ser asesinado en 1973. Citas de De la Cierva en su ya comentada obra)[8].

Los analistas norteamericanos consideraban a Carrero un gris reaccionario amargado, más franquista que Franco; los informes de inteligencia que escribían sobre él, su entorno y su actitud política no dibujaban a Carrero sólo como un personaje antiamericano, ultracatólico, feroz antimasón, anclado en el pasado, sino, lo que era peor, lo pintaban más bien como un estorbo para el desarrollo de los intereses norteamericanos en España y para la modernización de nuestro país (…) Una de las características negativas que llaman especialmente la atención de los norteamericanos es su condición de “católico devoto y practicante”, que explica su oposición a otorgar libertad religiosa a los que no son católicos, y su rechazo a los líderes de la Iglesia liberal que desean la separación entre la Iglesia y el régimen de Franco. El telegrama confidencial nº 700, de enero de 1971, enviado por la embajada de EE. UU en Madrid a su Secretaría de Estado decía: “El mejor resultado que puede surgir… sería que Carrero Blanco desaparezca de escena, con posible sustitución por el General Díez Alegría o Castañón[9].

Más irregularidades: Después del atentado no se decretó el estado de excepción, ni se tomaron medidas en las carreteras, ni en las fronteras ni en los aeropuertos; de ello dejaron constancia escrita muchas personas de distinta condición e ideología (Fernando Múgica, Juan María Bandrés, Pilar Careaga). Únicamente Iniesta Cano, Director de la GC, dio órdenes tajantes al respecto, pero fue rápidamente desautorizado y tuvo que retirarlas pronto. Hay que recordar que pocos años antes, cuando fue asesinado el inspector Melitón Manzanas, se declaró el estado de excepción durante mucho tiempo.

Desaparición de documentos relacionados con el atentado.


*Según Ricardo de la Cierva, la caja fuerte en la que Carrero, metódico y ordenado, guardaba sus papeles en el despacho de Presidencia del Gobierno fue inexplicablemente vaciada momentos después del asesinato, desapareciendo los documentos y las notas personales; de esta forma, nunca sabremos con certeza qué hablaron él y Henry Kissinger (¿OTAN, bomba atómica, partidos políticos?) el día anterior al atentado. El mismo historiador reflexiona que, sobrecogedoramente, aquel despacho tenía una antesala en la que figuraban los retratos de Prim, Cánovas del Castillo, Canalejas y Dato, cuatro Presidentes de Gobierno asesinados por la masonería.

*Posteriormente, desapareció el informe del fiscal Herrero Tejedor, como queda dicho anteriormente.

*A los tres días del magnicidio el Ministro del Ejército, General Coloma Gallegos, encargó una investigación paralela para esclarecer el atentado, al Coronel C.S., que dirigía una unidad de información del AEM. A finales de 1978, el Capitán General de Madrid, Guillermo Quintana Laccaci, le llamó a su despacho y le pidió que llevara la copia que conservaba de la operación, destruyéndola directamente en su presencia (aunque C. S. se quedó con una fotocopia)[10].

*Años después a finales de los 80 a pesar de la importancia del magnicidio y de las implicaciones en el mismo, aunque quizás precisamente por ello, parte del citado sumario también desapareció sin dejar rastro y se rumorea que fue “eliminado”.[11]

Ante tanta destrucción de pruebas, cabe preguntarse si esas actuaciones no tienen que ver con el llamado “secreto masónico” y la común actividad en la ocultación, en su sentido de la fraternidad.

Torcuato Fernández Miranda convocó el Gobierno a las 11 de la mañana; el Ministro de Exteriores, Laureano López Rodó, se empeñó en que lo más urgente era redactar una nota para las embajadas; el primer telegrama que se envió lo fue a Kissinger. El Secretario de Estado de EE. UU informó inmediata y personalmente a Nixon del asesinato de Carrero, con el que se había entrevistado 24 horas antes del atentado y lo hizo en el memorándum secreto 6720, frío y escueto, que escribió con el apoyo del Consejo de Seguridad Nacional: “La muerte del presidente Carrero Blanco esta mañana elimina la mitad de la doble sucesión que Franco había organizado para sustituirle. Carrero iba continuar como el Jefe del Gobierno y el Príncipe Juan Carlos, que había sido designado heredero en 1969, iba a convertirse en Jefe del Estado después de la muerte o incapacidad de Franco”.

De la misma fuente se sabe que Antonio García López, un político asiduo de la embajada americana, telefoneó a Santiago Carrillo para decirle “de parte del General Díaz Alegría que esté tranquilo, que no va a haber una noche de los cuchillos largos”. El responsable del Genocidio de Paracuellos valoró por entonces el atentado en el sentido de que “… independientemente de quien haya sido el autor … un acto muy positivo por sus consecuencias … puede decirse que un buen uso del terrorismo”.

En palabras del General Manuel Fernández Monzón, ex capitán de los servicios de información españoles: no es verdad todo lo que se ha dicho de la “Transición”; como eso de que el rey fue el motor, ni Suárez ni él fueron motores de nada (…) sólo piezas importantes de un plan muy bien diseñado y concebido al otro lado del Atlántico, que se tradujo en una serie de líneas de acción, en unas operaciones que desembocaron en la “Transición”; todo estuvo diseñado por la secretaría de Estado y la CIA. El PSOE recreado surgió después del atentado de Carrero, en el Congreso de Suresnes, en Francia; en él se apadrinó a un Isidoro (Felipe González) protegido por el servicio secreto creado por el Almirante; este PSOE siguió al pie de la letra el guión redactado por el Departamento de Estado norteamericano, con la aquiescencia y la complicidad de Willy Brandt, guión cuyo cumplimiento debía garantizar la CIA, y cuya finalidad última consistía en asentar la corona y eliminar la amenaza comunista. Incluso la Reina … “El Almirante sería la persona que iba continuar el Régimen; era la única persona que podía hacerlo; ¿qué hubiera ocurrido si no hubiera sido asesinado?; no lo sabemos ni lo sabremos nunca; pero es posible que no hubiera dado paso al Rey y, entonces, ni tu ni yo estaríamos aquí hablando ahora”. Desde la “oposición” se miraba con simpatía a ETA, realizándose contactos entre dirigentes etarras y de los partidos marxistas en el sur de Francia, “santuario” de ETA, bajo la mirada atenta del Gobierno Francés, el cual los acogía como refugiados políticos y los vigilaba y controlaba estrechamente, tolerando sus acciones.[12]

Como dijo Ricardo de la Cierva, “una organización terrorista iba a ejecutarlo; alguien con mucho poder lo supo y dejó hacer; alguien con mucha información lo supo y lo ocultó deliberadamente; alguien, quizá el mismo que lo supo y lo ocultó, iluminó a los terroristas; otros se encargaron de protegerlos evitando que pudieran ser descubiertos … ironía trágica: los dos grandes enemigos (de España) que Carrero señalaba en su “testamento”, el comunismo y la masonería (que hoy llamaríamos mundialismo) serían … el inspirador probable y el inspirador posible de su asesinato”.[13]

Arias, sucesor de Carrero, impulsó unos nuevos aires a la política, que se debían a la inspiración de dos miembros del Gobierno, del ala moderadamente reformista, como fueron Antonio Carro y Pío Cabanillas, y desde los artículos periodísticos de Gabriel Cisneros, empezaron a denominarlo "apertura". Parecía ofrecer pura continuidad, pero en el pleno de las Cortes celebrado el 12 de febrero surgió la sorpresa. Arias comenzó reivindicando cierta autonomía con respeto a la Jefatura del Estado, haciendo así mismo, ciertas alusiones a la libertad de prensa. Esto fue suficiente para abrir una puerta a la esperanza, que no se confirmó por las tensiones que surgieron entre distintos grupos políticos. La impaciencia que algunos sentían por conseguir sus objetivos, provocó que en septiembre de 1974, Madrid padeciera un oscuro y loco golpe de terror.

Una bomba colocada en la cafetería Rolando, junto a la sede central de la policía, en la Puerta del Sol de Madrid, compuesta por unos treinta kilos de dinamita, además de tuercas de unos dos centímetros que actuaron como metralla, fue colocada en los aseos del establecimiento. La explosión, que se produjo en torno a las 14:30 horas, fue brutal: el techo de la cafetería se derrumbó, sepultando materialmente a los clientes y los empleados de la misma, provocando la muerte casi en el acto de once personas, de dos más posteriormente, y heridas de diferente consideración a otras sesenta personas. La metralla causó gran cantidad de víctimas y muchas de ellas quedaron atrozmente mutiladas. La onda expansiva afectó también a un autoservicio en la calle Mayor, donde estaban unas treinta personas, muchas de las cuales resultaron heridas. La potencia de la explosión fue tal que varias víctimas aparecieron totalmente desnudas y uno de los cuerpos fue lanzado contra la DGS. Hasta el atentado de Hipercor en 1987, la masacre de la cafetería Rolando ostentaba el triste récord de ser el atentado con más víctimas mortales de la banda asesina ETA.

La masacre de la cafetería Rolando provocó un terremoto en el seno de ETA, que nunca reivindicó el atentado, quizás porque no obtuvo lo que pretendía, matar policías. Pensando en el coste de imagen que una masacre de civiles podía tener para la banda, ETA reaccionó negando su responsabilidad y culpando, en un comunicado difundido el 29 de octubre, a "núcleos ultrafascistas estrechamente ligados a determinados medios policiales y políticos del Estado español". Pero era ya demasiado tarde pues, para entonces, había un gran número de detenidos. Muchos de ellos eran del Partido Comunista, en ese momento no eran conscientes, o eso dijeron y dicen, de que su relación con Forest les vinculaba directamente con ETA. Desató una reacción anticomunista en la sociedad. Por ese motivo Santiago Carrillo dio órdenes de que se borrara hasta el más pequeño rastro de que el Partido tuviera nada que ver con el atentado.[14]

Y llega el 11 de marzo de 2004 en que organizan la masacre de Atocha. En estos últimos diez años, a pesar de tantas dificultades, algunas investigaciones que se han podido realizar, parecen llevar al convencimiento de que personas con bastante autoridad utilizaron en su propio beneficio las consecuencias del terrorismo, hasta el punto de poder estar detrás de algunas tramas ocultas a este respecto. Va mucho más allá de la pregunta que cualquier lector de novela policíaca se plantea ante un asesinato: ¿Cui prodest?

Entre otras muchas informaciones, Bruno Cardeñosa en “11-M: Claves de una conspiración” incide en algunas singularidades, algunas coincidentes con el caso del magnicidio de Carrero Blanco:

• Las autoridades tenían conocimiento de que se podía producir un atentado en España.

• Estados Unidos ocultó a España referencias exactas sobre quienes iban a provocar la matanza.

•En los meses anteriores a los atentados, satélites norteamericanos fotografiaron a placer la estación de Atocha, ¿por qué?

•¿Fue dinamita el explosivo utilizado en la masacre? ¿Fue Titadine? Aún existen dudas al respecto, se piensa en un potente explosivo militar. 

•Los atentados fueron orquestados a modo de operación de inteligencia militar.

•Las explosiones de los trenes fueron controladas a distancia y, posiblemente, disponiendo de una visión de conjunto de la ubicación de los trenes.

•Los cuatro trenes que estallaron viajaban con retraso aquella mañana, ¿por qué? El nivel de puntualidad de esta línea es diariamente del 100 %. Pero ese día, algo extraño estaba ocurriendo.

•Las cámaras de seguridad de las estaciones de tren utilizadas por los terroristas no captaron a ninguno de los sospechosos, porque, oportunamente, no estaban operativas.

• En los días previos al 11-M se produjeron extraños movimientos en la Bolsa española que indicaban que en las altas esferas del poder financiero existía información previa sobre los atentados que iban a cometerse.

•Tras los atentados de Madrid se escondían intereses petrolíferos.

•Después del 11-M, Estados Unidos y Marruecos llegaron a varios acuerdos que beneficiaban a ambos países.

•Una “mano negra” guió a la policía para dar con los presuntos culpables de la matanza.

• Las pruebas utilizadas por la policía para detener a los culpables fueron colocadas a modo de “señuelos”. Alguien delató intencionadamente a los activistas.

• La realidad es que no existen pruebas de peso para acusar a los detenidos por el 11-M.

•Apenas 20 minutos después de los atentados, el gobierno español sabía que ETA no estaba detrás de los hechos. Sin embargo, durante un tiempo se preparó a la población para la explicación que se iba a dar.

•Varios de los acusados eran confidentes de la policía y muchos de ellos estaban vigilados desde hacía años, pero en los días previos al atentado se les dejó trabajar en su siniestro plan.

•La biografía del terrorista que, dicen, dio la orden del atentado, Al Zarqawi, es en realidad una figura casi mitológica fabricada por Estados Unidos.

•El líder religioso de los supuestos miembros de Al Qaeda en España, Abu Qatada, había llegado a un acuerdo con los servicios secretos británicos para informar sobre sus conexiones con islamistas residentes en España.

•Los islamistas que supuestamente participaron en la matanza no eran suicidas. Sin embargo, días después de los hechos se asegura que se inmolaron en una vivienda de Leganés (Madrid), en una explosión que pudo haber sido controlada y que, por tanto, no respondería al intento de suicidio colectivo[15].

•En las detenciones de supuestos miembros de Al Qaeda en España se han producido muchas irregularidades. En la mayor parte de los casos, no hay pruebas de ningún tipo contra los acusados. Sin embargo, la Justicia española ha seguido en este caso todas las indicaciones de potencias extranjeras.

•Informes de expertos presentados en el libro mencionado, demuestran que la reivindicación que hizo Al Qaeda de los atentados fue una falsificación.

•Empresas españolas tienen importantes intereses en la reconstrucción de Irak. Sabido es la importancia de las vinculaciones político económicas en sucesos similares sucedidos en todo el mundo.

Hubo juicio, naturalmente, pero el tribunal tenía además que confirmar que las acusaciones de los neoconservadores en contra de Al Qaeda eran también infundadas, cosa que ya había decidido el nuevo gobierno de José Luís Zapatero. El tribunal señaló que los primeros indicios habían sido falsificados para acusar calumniosamente a la organización vasca ETA, pero no quiso ir más allá en cuanto a las manipulaciones a las que dedicaron ciertos elementos de la policía. Prefirió, de forma nada sorprendente, contentarse con la hipótesis que le era presentada y que era la única que podía restablecer la calma en la sociedad: la hipótesis de la responsabilidad islamista sin vínculo con ETA. Es decir, oscura manipulación como en el caso del atentado a Carrero Blanco. Queda por aclarar lo más preocupante ¿a quién pertenece la mente pensante que con excelentes medios a su disposición pudo organizar y coordinar que con precisión militar estallaran 11 trenes al mismo tiempo?

La convergencia en ambos casos es absoluta al observar los objetivos que se esperaba lograr en uno y otro caso. En el de Carrero: cambiar la estructura del Estado para acomodarla a los intereses de algunos, autóctonos y no. Con él murió también la última esperanza de España de mantenerse como un país independiente y soberano al margen de la mafia que gobierna hoy el mundo. Los planes del Presidente eran absolutamente contrarios a los intereses del Secretario de Estado americano quien proclamó el “año de Europa”: Se trataba de inscribir a Europa en un cuadro mundial según la orientación americana. Este plan orwelliano fue ordenado por Naciones Unidas, un organismo fundado por la familia sionista amiga de los Rothschild y Rockefeller, manejado por Kissinger[16] siguiendo la teoría de los masones, destruir todo lo existente para crear algo nuevo e ideal, según su criterio. Los españoles no han entendido que la llegada de la democracia no fue algo "ganado" por la "lucha de las masas", sino impuesto obligatoriamente desde Washington.



A partir de ahí, España sufrió una tremenda transformación: aparecieron los partidos políticos y se legalizó al partido comunista (de tapadillo, un viernes santo, cuando la gente estaba disfrutando del descanso, el sol y la playa). Llevaba razón Franco en desconfiar del cambio que temía se produjera: el puesto actual de España en el mundo no puede compararse con el que tenía en aquél momento. Hoy han liquidado prácticamente su industria pesada y su flota pesada y otras empresas de bandera están en el mismo proceso. Sin embargo, el periodista Miguel Ángel Aguilar no considera que nos encontremos ante el mayor magnicidio de nuestra reciente Historia: “Si atendemos a las consecuencias, en manera alguna es el más importante. En cambio, el asesinato de José Calvo Sotelo fue uno de los decisivos de la sublevación del 18 de julio de 1936 y de la guerra civil que siguió”, pero eso, aun siendo verdad, no quita para entender el cambio radical que transformó a España por el asesinato de Carrero.



Con el atentado del 11 M y la instalación en el sillón presidencial a la persona que por sí, o por mandato superior, ha dado la vuelta a la sociedad española, se ha producido tal cambio en ella que se ha hecho efectiva aquella frase del señor Guerra que tanto hizo sonreír displicentemente a la derecha de este país. Esta afirmación que puede resultar insolente por llamativa, quiero remitirla a la observación de la transformación sufrida en nuestra Patria y en la sociedad en el transcurso de los 20 años que van desde el atentado a Carrero a la matanza en los trenes de Atocha; sólo es posible apreciarla con esta perspectiva. No solo se han perdido los derechos que Franco dispuso en el Estatuto de los Trabajadores, ni a la educación, sino que no se respetan los valores morales, ni los naturales, laminando las conciencias con un mensaje persistente a través de los medios de comunicación y la mala enseñanza, nos quieren convencer de que la ética es un estorbo en la vida y que la libertad parece estar convertida en libertinaje, incluso abogan por convertir a las mujeres en asesinas de sus propios hijos y a los padres en colaboradores necesarios, por cuanto nunca han levantado la voz en defensa de la vida de su hijo. Lo que se adivina en lontananza no parece aclarar el camino. Y lo peor de esta cadena, la connivencia con los sectores disgregadores de España nos llevarán, si Dios no lo remedia, a que nos dejen una Patria jibarizada.

Deberemos reconocer que Blas Piñar tenía toda la razón cuando dijo: “Señores, pese a quien pese, la guerra no ha terminado”. Naturalmente que se refería, creo yo, a una guerra con medios diferentes a los convencionales, pero igual de eficaz en sus objetivos. De momento, ellos van ganando.





[1] Recuerda bastante a la manipulación que hicieron en las de 1931


[2] [2] Gerhard Wisnewski en Les Dessous du Terrorisme demuestra la incoherencia de los diferentes reclamos islamistas de autoría del atentado


[3] Ismael Medina: “Del 20-D al 11-M, una historia de falacias y encubrimientos” http://www.alertadigital.com/2011/10/17/del-20-d-al-11-m-una-historia-de-falacias-y-encubrimientos/


[4] E. Montánchez/P. Canales: Un informe del espionaje de Franco apuntó que la CIA ayudó a ETA en el atentado a Carrero http://www.solidaridad.net


[5] Carlos Arias Navarro, venía aureolado por su buena gestión al frente del Ayuntamiento de Madrid. Lo que casi nunca se dice de su vida anterior es que perteneció, con el General Gutiérrez Mellado, al Servicio de Información Militar durante la guerra, desde su condición de jurídico castrense, y que, como varios miembros del mismo, estuvo de alguna forma salpicado por el crimen del Comandante Gabaldón, un guardia civil, también miembro del mismo servicio (Inspector de la Policía Militar de la Primera Región, y encargado del Archivo de Masonería y Comunismo), muerto en muy extrañas circunstancias nada más acabada la guerra; un suceso que por entonces se calificó como crimen masónico.


[6] El Lendakari José Antonio Aguirre y sus hombres extremarían sus convicciones antisoviéticas y pronorteamericanas, echándose en brazos de la CIA y otros servicios de inteligencia a lo largo de más de dos décadas. Sobrevivieron durante la Segunda Guerra Mundial gracias a la colaboración de muchos de sus hombres con el OSS norteamericano (Office of Strategic Services), el antecesor de la CIA, cuando España era uno de los potenciales enemigos de los aliados; posteriormente muchos agentes vasco separatistas trabajarían para la OSS en Hispanoamérica, cuando el enemigo era un comunismo que empezaba a enseñorearse del “patio trasero” de EE.UU.


[7] La similitud con la investigación del atentado del 11 M es palpable. En este caso era inaceptable nombrar a ETA, porque en la mente de los organizadores ya estaba la idea del cambalache político que ha llevado a introducir a miembros de la banda en el Parlamento español.


[8] Ibidem


[9] Eduardo Martín Pozuelo (La Vanguardia, 24-VIII-2005)


[10] Carrero, las razones ocultas de un asesinato, Temas de Hoy, 1998, pág. 249


[11] Ricardo De la Cierva, (¿Dónde está el sumario de Carrero Blanco? Pag. 174).




[12] La conjura contra España: Toda la verdad sobre el magnicidio de Carrero Blanco http://www.transicionestructural.net/las-cloacas-del-sistema


[13]Pedro Navarro Claves para entender la España actual: El Asesinato de Carrero http://www.arbil.org/114carr.htm. Sabido es que cuando se habla de mundialismo se habla de la oscura organización que se ampara bajo las siglas del NOM.




[14] José Ramón Gómez Fouz, Clandestinos, Biblioteca Asturianista, 1999


[15] Matizar que a los supuestos inmolados no se les practicó la preceptiva autopsia; que en la vivienda, a pesar de tantas muertes, no había sangre, que uno de los individuos consiguió escapar (sin que el cordón policial sirviera para nada) y no ha sido encontrado. En la entrada a la vivienda, falleció el GEO, Sr. Torronteras, en circunstancias extrañas. Su sepultura fue asaltada y el cadáver violado. Ni su muerte ni la profanación de su tumba han sido suficientemente investigados.


[16] "Premio Nobel de la Paz" (recibido por una paz que no negoció), se trata de un individuo obsesionado con los misterios, los secretos y las conspiraciones (y no aquellas que tienen que ver con extraterrestres sino con golpes de Estado, magnicidios y el saqueo a escala gigantesca de los recursos de las naciones).


Sevilla "La Mártir", Santa María y los Baphomet

publicado a la‎(s)‎ 27 ene 2014, 13:27 por Tradición Viva   [ actualizado el 27 ene 2014, 13:57 ]

Historia |
Sevilla "La Mártir", Santa María y los Baphomet, por Valentina Orte

Para las derechas la resolución de este problema era bastante obvio: República y Masonería eran términos sinónimos, que fue corroborado por el diario La Unión y también por La Avalancha, órgano de la Biblioteca Católico-Propagandista de Pamplona, que en julio de 1931 afirmaba que la Masonería es la mismísima “Bestia del Infierno” cuya total aniquilación resultaba indispensable para la anhelada salvación de España. 

Madrid, 27/01/2014
El odio a la Iglesia Católica y su permanencia demuestran que en su pilares se encuentra la Verdad

El 8 de febrero de 1920 se celebraron en Sevilla lo que aparentemente serían unas rutinarias elecciones municipales. Por vez primera en bastantes años, se registró la presencia de concejales de la Liga Católica, mauristas, independentistas y andalucistas. Entre los nuevos ediles se encontraban también cuatro republicanos: Diego Martínez Barrio, Gabriel González Taltabull, Hermenegildo Casas Jiménez y Manuel Sánchez Suárez. Todos ellos desempeñarían en años venideros un papel de cierta relevancia en la vida política nacional o local. Los tres primeros estaban afiliados al Partido Radical y a los cuatro les unía su pertenencia a la Orden del Gran Arquitecto del Universo en su Logia Isis y Osiris nº 377.

Aunque no es posible en este artículo analizar con detalle el desenvolvimiento e imbricación que tuvo la masonería en la política, sí conviene señalar que entre 1800 y 1936 fueron fundados y desarrollaron su actividad al menos 41 talleres masónicos en la provincia de Sevilla; de ellos, 28 estuvieron radicados en la capital[1], siendo la logia Isis y Osiris la que contó con mayor número de miembros. Uno de ellos, de nombre simbólico, “Platón” informa del éxito de su labor de proselitismo republicano a favor de sus hermanos de fraternidad candidatos en las elecciones municipales próximas. Lo mismo Antonio Fajardo Sánchez. Más explícita resulta la propuesta que la Logia Fe y Democracia nº 384 remitió a las autoridades del G.O.E. en la que, al igual que en el resto de la correspondencia entre ambas, es frecuente encontrar alusiones del tipo de: “pues como todos estamos significados en las luchas políticas o sociales….” De modo que aunque Demófilo de Buen[2] intentaba diferenciar entre Masonería y actuación política personal de los masones, lo cierto es que en determinadas ocasiones resulta extremadamente difícil establecer una nítida distinción entre una y otra, más aún, cuando la inmensa mayoría de dichos individuos pertenecieron al Partido Radical-Unión Republicana, liderado por Martínez Barrio y participaron en el Gobierno en cargos de distinto nivel.

Para las derechas la resolución de este problema era bastante obvio: República y Masonería eran términos sinónimos, que fue corroborado por el diario La Unión y también por La Avalancha, órgano de la Biblioteca Católico-Propagandista de Pamplona, que en julio de 1931 afirmaba que la Masonería es la mismísima “Bestia del Infierno” cuya total aniquilación resultaba indispensable para la anhelada salvación de España.

Es necesario recordar que además de cuanto antecede, cuando se proclamó la II República, España llevaba más de un año de conflictos laborales generalizados, con el desempleo como principal problema ciudadano. El Partido Comunista de España convocó una huelga general que enturbió la paz social en Madrid, Bilbao, Barcelona, tanto como en Sevilla. Fue preludio de un tiempo revolucionario que se caracterizó por su signo antirreligioso, consecuencia lógica de las consignas anticlericales de los masones, que no perdieron tiempo en sus ataques. Nada más proclamarse la II República, en la noche del 14 de abril de 1931, el monumento a la Inmaculada Concepción de la plaza del Triunfo (en la tierra de María Santísima) fue objeto de ataques por la muchedumbre: apedrearon el monumento causando varios desperfectos, como la decapitación de la figura del jesuita Pineda. Meses después, en diciembre, los concejales de izquierda propusieron que se derribara el monumento, aunque no lograron su objetivo.

La persecución religiosa durante este período (1931-1936), alcanzó una crueldad que asombró al mundo. El martirologio y el patrimonio destruido son páginas inolvidables de nuestra historia. Las Hermandades y Cofradías dieron ejemplares testimonios de comunión con la Iglesia perseguida. Sólo en Sevilla se produjeron 614 incendios y saqueos de iglesias y conventos, con 1.840 obras de arte religioso destruidas (retablos, esculturas, pinturas, objetos de orfebrería, ornamentos, archivos parroquiales….), sin contar los más de 476 asesinatos de civiles inocentes. Quizás por ello, con orgullo, algunos la llamaron Sevilla la Roja y otros, con dolor, Sevilla la Mártir.

El intento de quemar la Iglesia de Santa Marina de Sevilla en enero de este año 2014, demuestra que el odio a la Iglesia sigue vivo entre las izquierdas
Como testimonio de la destrucción causada por las hordas anticlericales en el patrimonio eclesiástico de esta ciudad, mencionamos:

*Colegio de los Padres Jesuitas de la plaza de Villasís: En mayo de 1931 fue asaltado e incendiado. Se perdió la mayor parte del mobiliario de la planta baja.

*Convento de Carmelitas del Buen Suceso: También en mayo de 1931, fue asaltada la iglesia del convento, destrozando y quemando en plena calle varias esculturas, pinturas, ornamentos y mobiliario. Entre las imágenes desaparecidas estaba la de la Virgen Niña del grupo de Santa Ana, atribuida a Martínez Montañés.

*Iglesia parroquial de San Gil Abad: Sede de la Hermandad de Nuestra Señora de la Esperanza Macarena, de estilo mudéjar, iniciada en el siglo XIII. Todo su interior se perdió en el incendio, primero de la zona del Moscú sevillano. Ardieron varios retablos de los siglos XVII y XVIII, bellísimas esculturas de la misma época y numerosos objetos de arte religioso. El camerino de la Macarena quedó totalmente reducido a cenizas, pero la venerada imagen se salvó por el amor de varios de sus feligreses quienes, arriesgando sus vidas, la fueron ocultando en diversos sitios para protegerla de la vesania de los milicianos.

*Iglesias de San Julián y de San Marcos : Las turbas dejaron el templo de San Julián reducido prácticamente a cenizas el 8 de abril de 1932. Desaparecieron las dos imágenes existentes de Nuestra Señora de la Hiniesta, una en versión de Gloria (la más antigua, del siglo XIV) y otra del tipo Dolorosa atribuida a Martínez Montañés y un Cristo obra de Felipe de Ribas. El amor y veneración que algunas mujeres sentían, las llevó a depositar ramos de flores en las ruinas del templo, hasta que una de ellas fue salvajemente atacada por un grupo de vecinas del barrio.

Los pocos objetos de arte religioso que se salvaron fueron guardados en la iglesia filial de San Marcos, mudéjar del siglo XIV. Allí fue también llevada la nueva imagen de la Hiniesta Dolorosa que la Hermandad encargó a Antonio Castillo Lastrucci[3]. En el incendio provocado el 18 de julio de 1936 destruyen esta nueva imagen y los pocos restos que de la primitiva Virgen de la Hiniesta Dolorosa se custodiaban en la sacristía del templo. También resultó quemado un Crucificado del siglo XVI, la imagen de San Marcos, tallada por Juan de Herralde en el XVII y varias pinturas del maestro Matías Arteaga, patrimonio de la propia iglesia titular.

El día 18de julio de 1936, al estallar la sublevación, una muchedumbre de militantes y simpatizantes de organizaciones de izquierda se echó a la calle para defender al Gobierno y atacar a aquellos sevillanos sospechosos de apoyar a los golpistas. Fueron linchados tres falangistas y varios sacerdotes. También fueron saqueadas e incendiadas una veintena de casas de aristócratas y familias acomodadas, pero donde con más saña actuaron fue en las iglesias. A partir de las cuatro de la tarde continuaron con el juego de verlas arder:

*Iglesia de San Román: Mudéjar del siglo XIV. Además de las obras de arte del templo, se perdieron las imágenes y el tesoro de la Hermandad de los Gitanos.

*Iglesia de San Roque: Destruyeron obras de arte como el Crucifijo de San Agustín del siglo XIV, la Virgen de las Madejas[4] y la de la Granada, así como otra del Carmen del siglo XVIII. Centenares de personas lo festejaron en la misma plaza cantando y bailando pasodobles mientras el edificio ardía.

*Iglesia de San Bernardo: Neoclásica del siglo XVIII. Se malograron la mayoría de las obras de arte, algunas firmadas por Francisco Herrera el Viejo y Juan Martínez Montañés. De este último estaban documentadas una Santísima Trinidad y una Coronación de la Santísima Virgen. Destruyeron también un Crucificado de la Salud del siglo XVII, titular de la Cofradía del barrio, y con furia salvaje, imágenes de la Inmaculada Concepción y de Nuestra Señora del Refugio.

*Iglesia de Omnium Sanctorum: Se arruinó todo su extraordinario tesoro religioso y artístico, como el Cristo gótico del siglo XIV, a quien la leyenda atribuía la conversión del venerable Miguel de Mañara. Se salvaron, por haber sido ocultados por la Hermandad, la imagen titular: Nuestra Señora Reina de

Todos los Santos, el paso de palio y otros enseres cofradieros.

*Capilla aneja a la iglesia de Monte-Sión: Saqueada y destruidas todas las pertenencias de la Hermandad, incluidos los “pasos” de la Virgen del Rosario y de la Oración en el Huerto, que fueron sacados a la plaza de los Carros, destrozados a hachazos y quemados.

*Iglesia de San Juan de la Palma: Afortunadamente las imágenes titulares de la Hermandad de la Amargura se salvaron por haberlas escondido algunos cofrades en lugares seguros; pero se perdieron el santo titular, Santa Mónica, una Virgen de escuela flamenca, un San Antonio, la Virgen de las Maravillas, de Hita del Castillo; y el grupo escultórico de la Piedad, atribuido a Pedro Roldán.

En el barrio de Nervión fue atacada la *Iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción: Saqueada y destrozado su interior, se arruinaron los retablos, una imagen tallada en el siglo XVIII por Felipe de Rivas y un magnífico sagrario de plata firmado por Cayetano González.

En el muy republicano barrio de Triana fueron asaltados dos templos:

*Iglesia de Santa Ana: Del siglo XIII, mandada construir por Alfonso X el Sabio, fue incendiada por las turbas, pero las llamas pudieron ser sofocadas por parte del vecindario. Entre los daños causados se produjo la destrucción total de un magnífico altar portátil de plata repujada. Hasta el año 2010 no se terminó la restauración del retablo de la iglesia; y la

*Iglesia de Nuestra Señora de la O: No fue incendiada por temor a que el fuego se propagara a casas de vecinos, al estar rodeada de viviendas, pero fueron despedazadas con cruel saña por las masas, obras de arte de gran valor, como la imagen de Jesús Nazareno tallada por Pedro Roldán en 1685, que fue decapitada a golpes de hacha; otras dos imágenes de Nuestra Señora de la O, de los siglos XVII y XVIII y varias pinturas del siglo XVIII. La imagen mariana titular de la Cofradía fue mutilada a machetazos.

Y dos conventos en los que fueron incendiados la iglesia y parte del edificio conventual, quedando destruidos el interior y los tesoros en ellos custodiados. Así en el de San José de las Mercedarias, del que solo quedaron las cuatro paredes, se perdieron una Virgen de la Merced, el Cristo de la Misericordia y dos altares barrocos dorados por Valdés Leal; y en el Monasterio de la Visitación de Santa María (Salesas) varias pinturas de Virgilio Mattoni.

Queda por mencionar el templo que con más reiteración ha sufrido las iras de los iconoclastas: La *Iglesia de Santa Marina, de arquitectura gótico-mudéjar, uno de los templos más antiguos de la ciudad, posiblemente de 1265. Situado en la zona conocida como el Moscú sevillano, un incendio provocado en 1936 arrasa el templo, que quedará en estado de ruina durante casi treinta años y por tanto, fuera de uso durante mucho tiempo. Un crucifijo de marfil del siglo XVIII fue destruido a martillazos; el Sagrario y su retablo, una magnífica Inmaculada de Duque Cornejo y varios retablos de traza montañesina se perdieron para siempre. Se salvó la “Sagrada Mortaja”[5], gracias a los miembros de la Hermandad que la guardó, de la que es titular, la Hermandad de la Santa Cruz y Sagrada Resurrección. La iglesia fue reconstruida a mediados de siglo, pero, sin explicación alguna, quedó sin uso hasta 1981.

Un sevillano dirige a su Ayuntamiento una petición con motivo del setenta y cinco aniversario de la destrucción de templos e imágenes. Solicita la colocación de un azulejo en las puertas de aquéllos que diga: “Esta Iglesia, con todo lo que había dentro, fue quemada por los rojos y por su bien, para salvaguardar el legítimo régimen de la II República”.[6] Su petición no será escuchada, pero llegado a este punto, sería necesario plantearse dos reflexiones:

1.-Debería hacerse el esfuerzo de calcular el importe que han supuesto esos daños, a veces irreparables, para ponerlos sobre la mesa cuando los anticlericales (azuzados por las fraternidades de las que se hablaba al principio) exijan a la Iglesia, por ejemplo, que pague el IBI, cuando no tienen la misma exigencia con las sedes de los partidos políticos o sindicatos. Sería positivo hacer una estimación de lo que cuesta el mantenimiento de la Iglesia, y lo que ésta devuelve a la sociedad, (considerando exclusivamente el aspecto material) y comparar, en términos contables del Debe y Haber de políticos y sindicatos. Les tiene más cuenta callarse.

2.- Se viene sucediendo de nuevo en distintas zonas de España los ataques contra la Iglesia al más puro estilo revolucionario de la II República. Hace unos meses colocaron una bomba en la catedral de la Almudena de Madrid que gracias a Dios no explotó; poco después pusieron otra en la Basílica del Pilar en Zaragoza, donde sí que causó ciertos daños; el 22 de diciembre intentaron incendiar el monasterio de la Misericordia en Reus y el día 24 en la celebración de la Misa del Gallo fue asaltada la iglesia de San Félix en Sabadell (al igual que en la época de la República, la Policía no acudió y tampoco se realizaron detenciones entre los alborotadores, a pesar de ser miembros de una conocida coordinadora). Pero, volvamos a Santa Marina y la fijación que los anticlericales tienen con ella, ya que meses después de ser reinaugurada en el año 1981, exactamente los días 7 y 8 de diciembre de dicho año, se produjo un tercer incendio del que resultó tan afectada que hasta 1991 no se dio por terminada su restauración. Ahora, el 5 de enero del presente año 2014, celebraron la llegada de los Reyes Magos en Sevilla con pintadas anarquistas en San Marcos y Santa Paula y de nuevo volvieron a su fijación de quemar, por tercera vez, Santa Marina. Lanzaron dos recipientes con un líquido inflamable en las puertas del templo, de manera que el líquido se coló por las rendijas provocando que prendiesen las cortinas que había en el interior. El humo invadió toda la iglesia ignorándose en qué medida habrá afectado a las imágenes.

«EXPRESIÓN DE UN ODIO ESTÉRIL QUE SÓLO GENERA CRISPACIÓN Y TEMOR»
Hay que recordar que tanto la iglesia de San Marcos, Santa Ana como la de Santa Marina, tenían la consideración de Bienes de Interés Cultural y, por lo tanto, como recoge la Ley, deberían haber contado con la especial protección del Estado, cosa que, en ningún momento se hizo.

Podría decirse que existe una fijación para anular este templo de Santa Marina. Terminada la restauración a mediados de 1950, la mantienen condenada y sin uso casi durante treinta años y en cuanto retoma sus funciones, vuelve a ser incendiada para, de nuevo, quedar inactiva otros diez años. ¿Será un subterfugio para inhabilitar la iglesia que fue sede de la Hermandad de la Santa Cruz y la Sagrada Resurrección, imágenes que representan aquello que más odio desata en los miembros de la asociación anticlerical “que mece la cuna” de las revoluciones? Ellos piensan y organizan atrás en la retaguardia; los anarquistas son el brazo ejecutor, los que dan la cara. No dejemos que nos confundan.

Un alto miembro de la Iglesia en Sevilla ha dicho que el incendio de Santa Marina es : «EXPRESIÓN DE UN ODIO ESTÉRIL QUE SÓLO GENERA CRISPACIÓN Y TEMOR».

Totalmente de acuerdo: crispación que provoca la insatisfacción al ver la reiteración con que se producen los ataques a las sedes y símbolos religiosos y temor por el avance que las teorías de estos grupos están alcanzando en todo el mundo. Lo más desmesurado nos lo transmite CNN[7], al dar la noticia de que miembros de un grupo satánico pertenecientes a esas fraternidades, con el mayor atrevimiento se lanzaron a presentar en este mes de enero, propuesta en el Capitolio de Oklahoma (EE.UU.) de su diseño para una estatua que simbolizaría a Baphomet[8]. Según explican, su efigie, un ídolo pagano con cabeza de cabra sentado en un trono de 2,13 metros de altura, incluiría un sitio para que la gente pueda sentarse en el regazo del diablo “para la inspiración y la contemplación”. En la versión de un artista proporcionado por el Templo Satánico, niños sonrientes observan con adoración la figura diabólica. Aseguran que la escultura complementaría y contrastaría con el monumento de los Diez Mandamientos colocado ante el Capitolio de dicha ciudad en 2012, que, al parecer, les molesta tanto. Quizás pretenden anular el mandato divino:

Yo, Yahveh, soy tú Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.
No tendrás dioses ajenos delante de mí. (Libro del Éxodo)

Así que, como en un estado verdaderamente democrático no está permitido retirar ni destruir arbitrariamente un monumento, quieren contrarrestar la benéfica influencia del recuerdo de la Ley de Dios, colocando a Satán al lado.

¿Pretenderán que el macho cabrío expulse al Cordero? ¡Dios nos ayude!


[1] Una copiosa documentación, especialmente de la Logia Isis y Osiris es custodiada en el Archivo de Salamanca y alguna más en el Archivo Carlista de Sevilla y en el Museo del Requeté, instalado por los carlistas en Sevilla durante la guerra civil, ciertos objetos masónicos de los incautados a las Logias sevillanas en los primeros días de la guerra. Álvarez Rey: “La Masonería en Sevilla. Entre el compromiso y la militancia política (1900-1936) pg 234, nota 11

[2] Demófilo de Buen Lozano (Madrid, 1890 – Méjico D.F. 1946 ) fue un prestigioso jurista español que ocupó las cátedras de derecho civil en la Universidad de Sevilla. De esta época data su afiliación a la masonería y al partido Acción Republicana así como su amistad con el que más tarde sería Presidente de la II República, Diego Martínez Barrio, todo ello compaginando su faceta docente con el ejercicio práctico del derecho y una intensa actividad intelectual que le llevó a publicar en 1922 diversas monografías sobre Derecho civil. En 1932 se trasladó a Madrid donde se vinculó al nuevo gobierno republicano y fue nombrado Vocal de la Comisión Jurídica Asesora del Ministerio de Justicia. Más tarde recibió el nombramiento de presidente de la Sala V del Tribunal Supremo (de lo social).

[3] Castrillo Lastrucci, a sus expensas, esculpirá, por segunda vez, una nueva imagen de la Virgen que volverá a su sede de San Julián cuando muchos años después sea restaurada dicha iglesia.

[4] En uno de los arcos de un puentecito sobre el río Tragacete, dentro de una hornacina, había una imagen de la Virgen. Los artesanos del lino que ponían en el río sus madejas a remojar y que tenían gran devoción a la imagen, le dieron ese nombre. Después, la imagen fue trasladada a San Roque, donde fue destruida. En su recuerdo, figura un azulejo.

[5] Representa el momento en que Jesús muerto en el regazo de su Madre, es amortajado por las Tres Marías, que portan el sudario, presenciando la escena San Juan y los Santos Varones José de Arimatea y Nicodemus. La imagen de Jesús es tallada en 1677 por Cristóbal Pérez, restaurada en 1999 por Juan Manuel Miñarro; el resto de figuras es realizada alrededor de 1676 atribuyéndose su ejecución al taller de Pedro Roldán.

[6] JULIO DOMÍNGUEZ ARJONA. Sevilla 13 de Enero de 2011

[7] Daniel Burke: http://mexico.cnn.com/historias-extraordinarias/2014/01/07/un-grupo-pide-poner-una-estatua-satanica-en-un-edificio-estatal-en-eu

[8] A partir de 1854, con la aparición de Dogma y ritual de la alta magia, obra del célebre ocultista francés Eliphas Lévi, la figura de Baphomet ha sido, en gran medida, desde entonces, vinculada al macho cabrío de los aquelarres, como así también Satanás u otros demonios menores.


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Los campos de concentración comunistas

publicado a la‎(s)‎ 16 ene 2014, 8:05 por Tradición Viva   [ actualizado el 16 ene 2014, 8:22 ]

Historia |
Los campos de concentración comunistas, por Valentina Orte

Madrid, 16/01/2014

Al mismo tiempo que millones de judíos, gitanos, homosexuales y discapacitados morían en campos de concentración nazis, otros millones de personas perdían la vida en campos de trabajos forzados en la Unión Soviética durante los años de José Stalin. Sabido es que Adolfo Hitler y Stalin gobernaron durante una de las épocas más sangrientas y convulsas de la Historia. En ella se consolidó el sistema de campos de trabajo, exilios obligatorios y deportaciones masivas que costó la vida a millones de personas, tanto bajo el poder nazi como del estalinista.

El Gulag, la expresión más refinada del espíritu liberticida soviético, fue creación de Lenin. Su sucesor no hizo más que perfeccionarlo y expandirlo a todos los confines de la URSS mediante una extensa red de campos de trabajo esclavo perfectamente coordinada, a la que se dotó de una función económica. En la URSS su fin principal era impulsar la productividad al mismo tiempo que se deshacía de opositores políticos, como los trotskistas, o de enemigos de clase: nobles, burgueses, o agricultores dueños de la tierra. El objetivo era básicamente disponer de mano de obra barata que trabajara extrayendo minerales, talando bosques o construyendo grandes obras de infraestructura como parte de un esfuerzo mayor por convertir a la Unión Soviética en una potencia mundial. Stalin patentó el término, Gulag; Lenin, tuvo la idea.

Para llevarla a cabo utilizaron el que fue considerado santo y seña del estalinismo, el terror; sin embargo, ya Lenin[1], lo aplicó sin remilgos. Las frases "Debemos derribar cualquier resistencia con tal brutalidad que no se olvide durante décadas" y "Cuantos más representantes del clero y la burguesía reaccionaria ejecutemos, mejor"[2] no fueron pronunciadas por Stalin, sino por Lenin, cuyo Gobierno –de sólo siete años– sumó tantos muertos como pudo, y de la manera más brutal posible. Cuenta Richard Pipes[3] que, siendo Molotov ya muy mayor, le preguntaron quién de los dos –Lenin o Stalin– había sido más duro. El viejo político, que había servido a ambos, contestó sin dudarlo:

“Lenin, por supuesto. Recuerdo cómo reprendía a Stalin por ser demasiado blando y liberal”[4].

Al morir Lenin, la URSS era una autocracia mucho peor que la de los zares. Los poderes que asumió Stalin eran propios de un déspota oriental. Disponía a placer de la vida de todos y cada uno de los habitantes de la Unión Soviética. Y eso se lo debía exclusivamente a su padre político. Los izquierdistas, sabedores de que demasiadas cosas fallaron en aquel experimento sangriento, reducen “el error” al cuarto de siglo que gobernó Stalin, de ahí que se refieran con tanta pasión condenatoria al estalinismo, dejando el término leninismo –no digamos ya comunismo– para denominar a una noble ideología que aspiraba a emancipar a la clase trabajadora.

¿Por qué las masacres nazis se llevaron toda la atención y, en cambio, se olvidan las causadas por el comunismo?

Existen diversas razones por las que hoy en día se conocen más los crímenes cometidos por el nazismo que por el estalinismo. Para algunos historiadores, el hecho de que no se recuerde más a las víctimas de los gulags es que la vida fuera de ellos no era mucho mejor. La pérdida de hombres durante la Primera Guerra Mundial, la guerra civil que siguió a la Revolución Bolchevique, los planes de colectivización agrícola y la invasión nazi no hicieron de la Unión Soviética (URSS) un lugar particularmente fácil para la vida cotidiana. De hecho, en la jerga de los gulags, el mundo más allá de las alambradas no era sinónimo de libertad. La palabra que lo definía en ruso era bolshaya, “la gran prisión”, más grande y menos mortífera que el campo de trabajos forzados, pero igual de inhumana.

Varios historiadores explican ese desconocimiento a partir de la necesidad que tenían los aliados de contar con Moscú en su lucha contra Hitler; otros alegan razones más prácticas como la falta de fotografías o videos de los gulags, lo que entra dentro del hermetismo que durante toda la era soviética rodeó la represión estalinista. Los documentos gráficos disponibles de esos recintos no muestran cadáveres o prisioneros moribundos y en la sociedad actual que tanto prima lo visual, “un hecho que no es ilustrado por imágenes simplemente no existe”[5].

También se aduce como motivo de la falta de información sobre los campos, que las masacres soviéticas no inspiran la misma reacción visceral que provocan los horrores nazis, porque la muerte por hambruna, frío o fusilamiento propia de los gulags, no provoca tanto rechazo como las cámaras de gas o los atroces experimentos médicos llevados a cabo en los campos de la Alemania nacionalsocialista.

En mi humilde opinión, la diferencia de trato en el conocimiento de los campos de concentración de uno y otro signo (nazi o comunista) es debido a la manipulación de la información que tan “orwellianamente” utilizan los regímenes políticos, los dictatoriales con mayor dedicación. El término "orwelliano" consiste en una situación, idea o condición social que George Orwell (1903-1950) identificaba como destructiva para el bienestar humano. Conlleva una actitud y política de control por medio de propaganda, vigilancia, desinformación, negación de la verdad y manipulación del pasado incluida la despersonalización (una persona cuya existencia es borrada de la memoria pública, hecho muy practicado en el régimen comunista), es decir, se refiere a conductas como las siguientes: manipulación del lenguaje al usarlo para oscurecer o reducir las ideas y significados que sean desfavorables para la autoridad; invasión de la privacidad personal, ya sea física o indirectamente mediante la vigilancia; control político totalitario de la vida del ciudadano y, como ya está pasando en España, una revisión de la historia a favor de la interpretación del político. En definitiva, los ideólogos movilizan los recursos manipuladores con un propósito de más largo alcance: cambiar la mentalidad y el modo de vida de los ciudadanos y esto, los regímenes comunistas lo saben poner en práctica muy bien.

Esta idea de la manipulación coincide con el distinto talante con que se abordan tragedias equivalentes sin mala conciencia, por reconocidos intelectuales, como Brecht que no tuvo problemas para expresar con cruel cinismo su posición ante las víctimas estalinianas: “cuántos más inocentes son, más merecen morir” ,o Gramsci quien tenía presentes las perversiones políticas y teóricas que se iban apoderando del movimiento comunista internacional, aunque jamás explicitase pública y abiertamente su desconfianza cada vez mayor hacia la política de la Internacional. La ceguera voluntaria de Sartre, claro exponente del marxismo humanista, quien, aceptó sin crítica los horrores comunistas y cuya reputación, por cierto, sobrevive a su dogmatismo político. Sin embargo, no puede decirse algo similar de Heidegger, estigmatizado por su apoyo al nazismo, al cual estuvo afiliado. Su eminencia dentro de la filosofía se ha visto marcada por ello y ha venido siendo un tema de discusión en el cual no hay consenso.

Este de los escritores sería el ejemplo inverso de la distinta actitud respecto a los campos, pero coincidente en el manejo sectario y proselitista de la información: lo que beneficia a la izquierda se potencia y propaga, lo contrario se oculta.

A finales de los 90, se publicó en Francia “El libro negro del comunismo” de Stéphane Courtois[6], que atribuye 100 millones de muertos —asesinados— a esa ideología perversa e inhumana que durante el siglo XX “erigió el crimen en masa como forma de gobierno”. Desde entonces, a medida que van abriéndose los archivos de lo que fue ese verdadero imperio del terror denominado URSS, no han dejado de surgir nuevas evidencias que avalan o refrendan tan espantosa cifra de cadáveres; 20 millones solo en la Unión Soviética. Y añade: “Los países comunistas se preocuparon más de hacer crecer los gulags que el trigo, de producir cadáveres más que bienes de consumo”.

La palabra Gulag ha venido a denominar además no sólo la administración de los campos de concentración sino también al sistema soviético de trabajos forzados en sí mismo, en todas sus formas y variedades: campos de trabajo, de castigo, de criminales y políticos, de mujeres, de niños o de tránsito. Los prisioneros en alguna ocasión lo llamaron “triturador de carne“, porque las detenciones, los interrogatorios, el transporte en vehículos de ganado, el trabajo forzoso, la destrucción de familias, los años perdidos en el exilio, las muertes prematuras e innecesarias, en ello lo convertían.

El sistema de campos de trabajo de Stalin fue la más monstruosa fábrica de muertes de toda la historia, superando incluso al Holocausto nazi. En 1931-1932, el Gulag tenía aproximadamente 200.000 prisioneros en los campos; En 1935 aproximadamente 800.000 en campos y 300.000 en colonias y en 1939 cerca de 1,3 millones en campos y 350.000 en colonias. Tras la Segunda Guerra Mundial, el número de presos en los campos de prisioneros y colonias volvió a crecer bruscamente, alcanzando aproximadamente 2,5 millones de personas a principios de los años 1950 (sobre 1,7 millones de ellos en campos). Mientras algunos eran desertores y criminales de guerra, había también prisioneros de guerra rusos repatriados y trabajadores del este. Las muertes totales documentadas en el sistema de campos de trabajo correctivos y colonias desde 1930 a 1956 ascienden a 1.606.748, incluyendo prisioneros comunes y políticos[7].

Mencionaremos, sin ánimo de ser exhaustivos, algunos ejemplos de campos comunistas.

Después de la Revolución de octubre, las islas Solovetsky[8] alcanzaron cierta notoriedad como lugar del primer campo de prisioneros soviético. Fue inaugurado como un «campo de detención» en 1921, cuando Lenin estaba aún a cargo de la Rusia Soviética y luego transformado en prisión en 1929 hasta que, con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, fue cerrado.

En 1932 el Directorado de Dalstroy, encargado de planear construcciones a gran escala y a su vez bajo el control de la NKVD -la agencia predecesora de la nefasta KGB,- decidiría construir una autopista con el fin de conectar las regiones orientales de Yakutsk y Magadan con el lado este del río Lena, pretendiendo así mejorar el transporte de suministros y el movimiento de tropas en esta región de dificilísimo acceso.

Magadan es una ciudad aislada, sólo hay dos carreteras de un solo carril, una hacia Kamchatka, y la otra hacia la ciudad más próxima Yakutsk, a 2.200 km. Al ser el centro de Dalstroy ̶ conglomerado de campos de brutales trabajos forzados del gulag ̶ , se convirtió durante la era de Stalin, en el mayor lugar de paso de los prisioneros a los campos de trabajo.


Con abrigo los comisarios políticos
La construcción de esa autopista sería una obra faraónica y comprendería realizar trabajos en un clima subártico, donde los inviernos son largos y fríos, con sólo seis meses en los que el mercurio alcanza los 0º. En las inmediaciones de uno de sus tramos se encuentran las dos localidades –Tomtor y Oymyakon ̶ que presumen de haber registrado, hasta el momento, las temperaturas más bajas en una población habitada por el hombre, - 72º C., aunque en los picos de las Colinas del Este de Siberia, donde el viento se incrementaba, se alcanzaban unos -80ºC. Hielo y tundra son el paisaje de la región. Sin embargo, estas condiciones no significarían un gran problema para el Directorado de Dalstroy, ya que contaba con una casi inagotable fuente de trabajo esclavo al emplear prisioneros políticos del campo de concentración de Sevvostlag, quienes construyeron el primer tramo de la carretera en 1932 para, posteriormente, ser continuada por presos del Gulag hasta 1953.

Así de inhumano fue el proyecto de la autopista de Kolymá, en la República siberiana de Sajá. Por cada metro de carretera construido, decenas de trabajadores morían de hambre y frío, siendo sustituidos por nuevos presos que llegaban deportados, cuya esperanza de vida se acortaba a un máximo de dos años. A causa de la enorme cantidad de esclavos que murieron durante su construcción, cuyos huesos fueron utilizados como material de cimentación, sería apodada “La Vía de los Huesos.”

La carretera es estrecha y muy boscosa con el problema añadido del barro que inunda el terreno, desde la época del deshielo hasta que se vuelve a congelar a causa del permafrost en algunas zonas determinadas de taiga. Además, la mayor parte del trayecto de la carretera de Kolymá tiene un problema común: la inconsistencia del asfalto provocado por el enorme colchón de agua bajo la superficie. Esta fragilidad del pavimento fue una de las causas por la que los prisioneros que fallecían durante la construcción de la carretera eran abandonados allí, ya que sus huesos servían como “mezcla” en las labores de pavimentación para que la carretera fuera más estable. Aunque esta solución fue relativa puesto que con la llegada del verano se producen inundaciones que provocan la salida de los huesos a la superficie.

Durante la Segunda Guerra Mundial, más de diez mil prisioneros del eje alemán murieron en la construcción de la carretera de Kolymá. No se conoce el número total de víctimas pero algunos investigadores como Robert Conquest[9], aseguran de forma rotunda, que desde su inicio pudieron haber fallecido más de tres millones de personas.

A la muerte de Stalin, la propaganda soviética intentó silenciar el horror que supuso para miles de personas la construcción de la carretera de Kolymá, la cual se había convertido en sinónimo de muerte. La caída del comunismo permitió que salieran a la luz numerosos detalles del padecimiento de aquellos prisioneros, de los cuales, muchos de ellos ni siquiera eran opositores al régimen soviético, sino miembros de alguna etnia por la que Stalin, que era de Georgia, sentía aversión, como era el caso de los chechenos y los ucranianos. Sin duda alguna, la carretera de Kolymá es la mayor fosa común del mundo, abarcando más de dos mil kilómetros de muerte y sufrimiento.

En 1927, el escritor Varlam Shalámov[10] fue acusado de haber participado en una manifestación con el lema "Abajo Stalin". Fue condenado a tres años de trabajos forzados, que cumplió en el campo de prisioneros políticos de Krasnovishersk, al norte de los Urales. Este campo fue creado en 1926 primero como extensión del campo de las Islas Solovetsky, y más tarde como el centro Vísherlag. Pocos años después fue deportado a Kolymá.

Tan terrible como la carretera de los huesos, fue Nazino, la isla de los caníbales, en Siberia, un lugar totalmente inhabitado, carente de cualquier asentamiento. Más de seis mil personas fueron llevadas allí en 1933, de las cuales, cerca de 4.000 fallecieron durante ese verano. Los desterrados, "elementos desclasados y socialmente dañinos"[11], esto es, antiguos mercaderes y comerciantes, campesinos que habían huido de la hambruna en el campo, criminales comunes o cualquiera que no encajase en la idealizada estructura de clases comunista, no conseguían pasaporte, pudiendo ser arrestados y deportados de las ciudades tras un procedimiento administrativo sumario. El objetivo de deportarles a esa zona era que transformaran cerca de un millón de hectáreas de terreno virgen en productivo, para así convertirse en autosuficientes en dos años; sin embargo, no les facilitaron los recursos necesarios.

No había herramientas, ni grano, ni comida. El día después de la llegada del primer convoy en mayo, comenzó a caer nieve y aumentó el viento. Muertos de hambre, extenuados por meses de comida insuficiente, sin albergue, y sin herramientas... estaban atrapados. No podían ni siquiera encender fuego para protegerse del frío. Comenzaron a morir; 295 personas fueron enterradas el primer día.

Durante cuatro días no se distribuyó ninguna clase de comida. Al cuarto o quinto día después de la llegada del convoy a la isla, las autoridades enviaron un poco de harina, no más de unas pocas libras por persona, que fue la única comida que los deportados recibieron durante todo el período de su estadía en la isla. Una vez que recibieron esta pobre ración, corrieron al borde del agua y trataron de mezclar con ella algo de la harina en sus sombreros, pantalones o chaquetas. La mayoría trató de comérsela directamente, y algunos incluso se asfixiaron. Las consecuencias no tardarían en llegar ya que enseguida se propagó un brote general de disentería y fiebre tifoidea, lo que acabó de diezmar a los deportados. Al principio los repartos fueron tan caóticos, que nombraron unos vigilantes, frecuentemente delincuentes, para distribuir la harina, pero se valían de su posición para abusar de los demás. Muchos presos trataron de huir, fabricando balsas, pero la mayoría se hundieron; otros fueron tiroteados para evitar su fuga. Cientos de cadáveres aparecían a la deriva en la costa de la isla.

Es en ese preciso momento, aquellas personas se embriagaron por su instinto más primitivo y salvaje, cometiendo actos atroces, recurriendo al canibalismo, ya en los primeros diez días, de una manera brutal, devorando carne humana no solo de personas fallecidas o asesinadas para tal fin, si no inmovilizando a las víctimas y devorando su carne, aun vivas. Estos hechos llegaron a ser tan habituales que se usaba la expresión de “ordeñar la vaca”.

Uno de los pocos sobrevivientes de la isla, que en aquel entonces tenía 13 años recuerda: “La gente moría por todas partes, se mataban entre sí. Entre los prisioneros recuerdo a una bonita joven deportada que estaba siendo cortejada por uno de los guardias. Aprovecharon un momento en que él se había ido, la atraparon y la ataron a un árbol, y aún estando viva, empezaron a cortarle trozos de carne de su cuerpo. Se la comieron totalmente, estaban desesperadamente hambrientos. Cuando uno caminaba a lo largo de la isla, podría encontrarse con trozos de carne humana envuelta en telas y harapos, tiras de carne humana fileteadas secándose al sol, colgadas de los árboles. Todo el terreno estaba lleno de cadáveres.”[12]

El Canal Mar Blanco-Mar Báltico se conoce por la abreviación Belomorkanal. Transcurre a lo largo de varios ríos y dos lagos, el Onega y el Vygózero. Su longitud total es de 227 km construidos para unir el gran puerto ruso del Ártico, Arjangelsk, con el Mar Báltico. Su utilidad es mínima debido a que su poco calado, no permite el paso de grandes mercantes ni de navíos de guerra, a pesar de lo cual se realizó por el poco coste de la mano de obra: prisioneros del campo de Yagry. Según V. N. Zemskov (historiador, miembro del Instituto de Historia de Rusia), costó la vida a 10.933 personas; en realidad, a 1.100.000 cautivos según cálculos más recientes.

Vladivostok, a tan solo 128 kilómetros de la frontera con Corea del Norte, es una de las ciudades ubicadas en el extremo más oriental de Rusia. El mítico Transiberiano que atraviesa unos 9.298 kilómetros hacia el este de Moscú concluye aquí sobre una extensión montañosa llamada la península Muraviov-Amurski, que se adentra en el mar del Japón. En sus alrededores se encontraba el campo de concentración "Vtoráya Rechka", donde sufrió prisión Ósip Mandelshtam[13]. Este poeta ruso de origen judío-polaco fue desterrado a los Urales en 1934 por publicar un poema contra Stalin. Debido a los sufrimientos, intentó suicidarse. Consiguió regresar pero fue de nuevo arrestado y condenado a trabajos forzados en el citado campo Vtoráya Rechka donde murió el 27 de diciembre de 1938, a los 47 años de edad.

El 5 de agosto de 1937 entró en vigor el ‘prikaz 00447’, una directiva firmada por el jefe de la policía secreta (NKVD), Nikolai Ejov, que ordenaba reprimir a los "elementos antisoviéticos y socialmente peligrosos" lo que marca el comienzo de las grandes purgas. Las depuraciones de la disidencia son masivas, especialmente entre agosto de 1937 y octubre de 1938, en que se fusiló a 20.765 personas. En un bosque de Karelia, en un lugar llamado Sandormokh, donde 7.000 personas fueron enterradas en fosas comunes en la década de los 30, se cree podría encontrarse el sabio y teólogo pope ortodoxo, padre Pavel Florenskij[14], “guardián de la memoria espiritual", quien, acusado falsa y reiteradamente de realizar propaganda contrarrevolucionaria, cumplió arrestos en diferentes campos de trabajo hasta que, finalmente, el 25 de noviembre de 1937, la dirección del NVKD de Leningrado, dio orden de fusilarle. La sentencia fue ejecutada el 8 de diciembre de 1937.

Miles de polacos, hechos prisioneros por los soviéticos después de la invasión de Polonia en septiembre de 1939, These prisoners were grouped in some hundred-odd camps in Poland's eastern territories and the western provinces of the Soviet territory.fueron agrupados en alguno de los más de cien campos que organizaron en los territorios orientales de Polonia y las provincias occidentales del territorio soviético. A pesar de lo que las izquierdas alardean de ser igualitarios en sus organizaciones, segregaron los presos en función de su rango: los militares polacos de más alta graduación fueron internados junto con cientos de médicos polacos y todos los reservistas del ejército, ̶ entre los que había profesionales y líderes intelectuales, ̶ en el campo de Kozielsk, situado al este de Smolensk (en total, 5.000 encarcelados). Los suboficiales y, en tiempos de paz en Polonia, los líderes políticos y educativos -también reservistas- fueron internados en el campo de Starobielsk, cerca de Kharkov, donde había 4.000 oficiales polacos, y en el de Ostáshkovo, cerca de Kalinin, fueron encarcelados los guardias fronterizos de Polonia, la policía y los funcionarios públicos de la Polonia oriental, en total, 6.400 polacos. Los líderes religiosos fueron internados en cualquiera de los tres campos.

Entre abril y mayo de 1940, todos esos prisioneros de los campos de concentración soviéticos de Kozielsk, Starobielsk y Ostáshkovo, en donde había militares, médicos, profesores y sacerdotes polacos, fueron conducidos por el NKVD, al bosque de Katyn, situado a una veintena de kilómetros de la ciudad rusa de Smolensk. Durante varias semanas, los tres campos fueron desalojados en grupos de 200 ó 300 personas cada día. Se dijo que los allí confinados iban a ser trasladados a otros lugares antes de ser liberados definitivamente. Pero, en realidad, todos fueron ejecutados de un tiro en la nuca y enterrados en enormes fosas comunes en Katyn. Nunca ha habido una explicación a aquella espeluznante masacre. La orden de ejecutar a los oficiales polacos fue dada por Stalin en marzo de 1940, aunque durante años se lo achacaron a los nazis. Los historiadores creen que fue debido a que no compartían el ideario comunista. De los 15.400 polacos internados en los 3 campos, solo sobrevivieron 400. Toda una lección de cómo ha actuado siempre ese socialismo que se presenta como abanderado de la libertad cuando, en realidad, lo ha sido de la mortandad y la represión.

Los comunistas jamás han pedido perdón por sus millones de víctimas inocentes
Hubo además de Katyn otros lugares de exterminio quizás menos conocidos pero también importantes por la cantidad de ejecuciones en masa que allí se realizaron. De 1937 a 1953 el NKVD utilizó Boutovo, cerca de la ciudad de Drojjino, a 25 km al sur de Moscú; allí, durante El Gran Terror (de agosto de 1937 a diciembre de 1938), fueron ejecutadas 20.761 personas, entre ellas numerosos clérigos ortodoxos. Recientemente se ha conocido la aparición de una enorme fosa común en los alrededores de la localidad de Malbork, perteneciente hoy a Polonia pero que hasta 1945 había formado parte de Alemania. Se han hallado 1.800 cadáveres de civiles, que se supone fueron dejados morir de inanición, víctimas de las avanzadillas soviéticas en su ofensiva final contra las tropas hitlerianas.

El Instituto de la Memoria Nacional de Polonia (IPN) ha exhumado fosas comunes en Varsovia. La mayoría de los restos encontrados en esas fosas estaban en el borde del cementerio militar Powazki, donde habrían muerto por una bala en la nuca, según especialistas forenses del IPN. Se sospecha que son víctimas del reinado de terror estalinista de la post-guerra contra los partisanos anti-nazi y anti-soviéticos de Polonia en los años 1940 y 1950. El instituto estima que en ese período alrededor de 50.000 personas fueron asesinadas. Entre ellos se cree pueden encontrarse el general Emil Fieldorf[15], jefe del ejército de la resistencia anti-nazi de Polonia y el de Witold Pilecki[16], un partisano polaco que se infiltró en el campo alemán de Auschwitz-Birkenau, para compartir su testimonio con el mundo. Después de la guerra, los dos hombres, hoy considerados héroes, fueron acusados ​​de alta traición y condenados a muerte por las autoridades comunistas de Polonia leales al dictador soviético. Sus cuerpos nunca fueron encontrados.

Bajo la supervisión de Lavrenty Beria que lideraba el NKVD y el programa soviético de bomba atómica hasta su ejecución en 1953, miles de zeks[17] fueron usados para extraer uranio y preparar instalaciones para las pruebas en Nueva Zembla, Isla Vaygach, Semipalatinsk, además de en otros lugares. Prisioneros del gulag fueron utilizados en las primeras pruebas nucleares realizadas en 1949 en Semipalatinsk; en áreas de descontaminación radiactiva y en submarinos nucleares.

Por último, recordar los campos de Vorkutá, Kotlas y Kemerovo. Cheliabinsk fue la región a la que deportaron por orden de Stalin a todos los alemanes del Volga e inmigrantes diseminados por la URSS, ante el temor de una “quinta columna” que trabajase para el Tercer Reich de Adolf Hitler. 





[1] Lenin careció de sensibilidad para el sufrimiento humano. No movió un dedo contra las conductas antisemitas y otras muestras de barbarie del Ejército Rojo que le denunciaron en diferentes informes; se dedicó con ahínco a confeccionar listas de intelectuales, durante la etapa supuestamente liberal de la Nueva Política Económica (NEP), en colaboración con la policía política, entonces bajo las siglas GPU, para exiliar a los que consideraba más peligrosos.


[2] En España durante el período 1931 a 1939 pusieron en práctica esta frase convertida en doctrina; de ello dejaron numerosas pruebas martiriales.

[3] Richard Edgar Pipes (nacido el 11 de julio 1923) es un académico estadounidense de origen polaco especializado en la historia de la Unión Soviética. A la apertura de los archivos del Kremlin dirigió un equipo de estudiosos que analizó las capacidades estratégicas y objetivos de la dirección política y militar soviética.

[4] Fernando Díaz Villanueva: “Lenin o Stalin: ¿quién fue peor?”

[5] Según afirmación de Anne Applebaum, periodista del Washington Post y autora del libro “Gulag: una historia” que ganó el premio Pulitzer en 2004.

[6] Stéphane Courtois : nacido el 25 de noviembre de 1947, es un historiador francés. Actualmente es director de investigación en el Centro Nacional de Investigaciones científicas en el Géode (Grupo de estudio y observación de la democracia) en la Universidad de París X. Es editor de la revista Communisme, especializada en la historia de esta doctrina política. Abierto crítico de la misma, empezó a ser conocido mundialmente tras dirigir y editar “El libro negro del comunismo”, realizado por un equipo de historiadores, en el que se hace un repaso a los crímenes perpetrados por todos los tipos de comunismo que existen o han existido.

[7] Hay que tener en cuenta que este dato no incluye más de 800.000 ejecuciones de “contrarrevolucionarios” durante el período del “Gran Terror”, ya que fueron llevados fuera del sistema de campos y ajusticiados por separado.

[8] En 1974, las islas Solovetsky fueron designadas como un museo arquitectónico e histórico y una reserva natural de la URSS. En 1992, fueron inscritas en la Lista del Patrimonio Mundial «como un ejemplo sobresaliente de un asentamiento monástico en el inhóspito medio de Europa septentrional que ilustra admirablemente la fe, tenacidad y empuje de las comunidades religiosas de finales de la época medieval». Ninguna referencia a la anterior existencia del campo. Aunque alrededor de un millón de personas fueron allí encarceladas, sólo hay una desgarradora placa en un cobertizo que dice: “Barracas de los niños del campo Solovky”.

[9] George Robert Ackworth Conquest (n.15 de julio de 1917) es un historiador y escritor británico, célebre por sus obras relacionadas con la Unión Soviética y en especial por la publicación en 1968 de El Gran Terror, una síntesis de la Gran Purga de Stalin en la década de 1930.

[10] Varlam Tíjonovich Shalámov (Vólogda 18-06-1907, m. en Moscú el 17-1-1982) Prisionero primero en Krasnovishersk y posteriormente en Sevvostlag donde trabajó en la Vía de los Huesos de Kolymá. Sobre sus experiencias escribió en 32 narraciones breves todo el horror padecido en aquel inhóspito lugar donde la vida carecía de valor alguno. Su obra es fundamental para conocer y entender uno de los pasajes más espeluznantes del siglo XX. Estos manuscritos, Los Relatos de Kolymá fueron sacados clandestinamente de la Unión Soviética. En Occidente se publicaron traducciones en 1966. La edición completa en ruso apareció en Londres en 1978, y desde entonces fue reimpresa varias veces tanto en ruso como traducida (al francés en París, 1980-1982, y al inglés en Nueva York, 1981-1982 y últimamente, al español). Es considerada una de las grandes colecciones rusas de relatos cortos del siglo XX. En España se ha silenciado tanto los campos en los que padeció como al escritor y su obra.

[11] Novozhilov de Moscú: fue arrestado mientras esperaba a su mujer. Guseva, una anciana, lo fue mientras compraba un traje y pan blanco para su marido. Nazin, asistente de Jefe de Bomberos, resultó apresado en la calle.. Golenko Nikífor iba con su hijo por tren, el cual hizo escala en Moscú y durante la parada fue detenido en la estación sin motivo alguno. Sí tenía pasaporte. Cuatro ejemplos de lo que consideraban elementos antisociales.

[12] En 1988, en tiempos de la Glasnost en la Unión Soviética, los detalles acerca de la tragedia de Nazino salieron a la luz pública gracias al esfuerzo del grupo Memorial .El historiador francés Nicolas Werth, quien anteriormente había co-escrito “El libro negro del comunismo”, publicó en 2006 ” La Isla de los caníbales” sobre esta tragedia.

[13] Su esposa Nadezhda Mandelshtam, después de la muerte del poeta, pasó una vida nómada burlando su posible arresto y cambiando frecuentemente de lugar de residencia y trabajo. Se sabe que por lo menos en una ocasión, en Kalinin, la NKVD fue a por ella un día más tarde de que hubiera escapado. Asumió como misión de su vida preservar y hacer pública la herencia poética de su marido, para lo cual memorizó la mayor parte de ella, ya que no confiaba en las actuaciones de los impresores de la época.

[14] Pavel Aleksandrovitch Florenskij nació el 9 de enero de 1882 en Evlach (localidad del actual Azerbaijan), de padre ruso y madre armenia. Fue un filósofo, historiador del arte, matemático y religioso ruso. Su compleja figura intelectual y sus aportaciones a la literatura, la teología y la filosofía contemporáneas (especialmente a la filosofía de la ciencia) se han difundido sobre todo a partir de 1991, tras la apertura de los archivos de la KGB. Está considerado uno de los representantes más destacados del pensamiento filosófico y religioso ruso de principios del siglo XX, la época llamada “edad de plata” de la literatura rusa.

[15] Emil Augusto Fieldorf (20 marzo 1895 a 24 febrero 1953) fue un héroe general polaco, He was Deputy Commander-in-Chief of the Home Army (Armia Krajowa) or AK, after the failure of the Warsaw Uprising (Oct. 1944 – Jan. 1945). Comandante en Jefe del Ejército Nacional (Armia Krajowa) o AK, tras el fracaso de la sublevación de Varsovia (octubre 1944-enero 1945). Arrestado por los soviéticos NKVD, fue ejecutado en 1953 por la República Popular de Polonia.

[16] Witold Pilecki (13 de mayo de 1901- 25 de mayo de 1948 ), también conocido como Roman Jezierski, Tomasz Serafiński, Druh, Witold, fue un soldado de la Segunda República de Polonia, cofundador del Tajna Armia Polska, o Ejército Secreto Polaco; además fue miembro del Armia Krajowa, Ejército Territorial Polaco, distinguiéndose por su lucha contra la ocupación nazi de Polonia. Es la única persona conocida que se internó voluntariamente en el campo de concentración de Auschwitz, si bien cuando lo hizo no se sabía exactamente lo que pasaba con los prisioneros allí. Una vez dentro, organizó la resistencia y envió mensajes al exterior, informando acerca de las atrocidades del Holocausto. Escapó en 1943 y participó en el levantamiento de Varsovia. Pilecki fue ejecutado en 1948 por el gobierno comunista establecido por la Unión Soviética al finalizar la guerra.

[17] Zeks :en ruso, prisionero habitante de un gulag.


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Yo tenía un camarada ...

publicado a la‎(s)‎ 29 dic 2013, 14:01 por Tradición Viva   [ actualizado el 30 dic 2013, 5:20 ]

Historia carlista |
Yo tenía un camarada ... por Félix Urrizburu Cabodevilla

Pasó el tiempo. Luego de Teruel con su horrible invierno, vino la campaña de Aragón con la llegada al mar Mediterráneo, el duro frente de Sierra Espadán y por fin la terrible Batalla del Ebro. La lucha tanto en tierra como en el aire era espeluznante. 

Artículo publicado en el boletín el Babazorro nº 118 de Octubre- Noviembre de 2013
Banderín de Radio Requeté

Octubre de 1936. La guerra se había detenido en el frente Vergara-Elgoibar-Ondárroa. En Vergara se estaba formando -junto con San Sebastián- una nueva unidad de requetés, el Tercio Radio Requeté de Campaña. Un nuevo sistema de comunicación "inalámbrica" adscrita a los altos mandos y a los capitanes de la compañía de asalto, o sea a todos los mandos de Brigada, Agrupación y Batallón, Tercio o Bandera. Fue una ayuda sensacional y con cada Brigada Navarra se formó un "equipos" -dos o tres requetés.. Pues nos circunscribiremos a la Ia Brigada-más tarde División-.

Entre los que formaban esta Sección estaban los hermanos Marañon (Manolo y José Luís), falangistas madrileños (sobrinos del Dr. Marañón) que veraneaban en San Sebastián. El Tercio estaba constituido, por navarros-en su mayoría-guipuzcoanos y vizcaínos. El 31 de Marzo, las Brigadas Navarras-y todo el Ejército-se puso en marcha. En violentos ataques, fueron cayendo los montes Sebigain, Amboto, los Inchorta y con ellos Durango, Elorrio, Eibar, Amorebieta, Guernica y por fin el día 19 de junio Bilbao era conquistado. Un merecido descanso en Navarra a las Brigadas y de nuevo, en trenes, la Ia División de Navarra-antes Brigada-tras dos días de viaje alcanzó Medinaceli y Alcolea del Pinar, acantonándose en esta localidad.

La Nochebuena de la Sección de la Ia de Navarra fue "movida", bien es verdad que hubo Misa del Gallo con "Villancicos" y la cena especial con turrones, coñac y café. Alguno se pasó un tanto, entre estos Manolo Marañon, tan serio y correcto...pero un día es un día. A altas horas de la noche, Manolo, cafetera en mano despertó a los "alegres durmientes" ofreciendo: ¿Quién quiere café...quien quiere café? Pero la oferta no fue bien recibida y hubo sus más y sus menos...Manolo tenía entre ceja y ceja...volar. De Alcolea, solicitó y fue admitido para ingresar en la Escuela del Aire para pilotos de Caza en Tablada (Sevilla). Pasó el tiempo. Luego de Teruel con su horrible invierno, vino la campaña de Aragón con la llegada al mar Mediterráneo, el duro frente de Sierra Espadán y por fin la terrible Batalla del Ebro. La lucha tanto en tierra como en el aire era espeluznante. Cierta tarde, "la Cadena", después de ametrallar unas trincheras topó con un grupo de "Ratas" entablándose un tremendo combate. Los de tierra presenciábamos con el ánimo encogido como eran derribados varios" ratas", cuando vemos como un Heinker comenzó a echar humo alcanzado seriamente. Descendía a gran velocidad cuando vemos que el piloto salta en paracaídas mientras el avión ardiendo se estrellaba en el suelo. El piloto llegó felizmente a tierra y nosotros respiramos tranquilos. Seguimos con nuestro servicio entre tiros y bombazos de "mano a manta"...Al anochecer, alguien comentó que había llegado al puesto de Mando del Tte. Gral. Vicario-donde estábamos de servicio-el piloto que había caído por la tarde. Por curiosidad, nos escurrimos por la trinchera junto con los de la Plana Mayor y nos acercamos a la chavola del Tte. Crl. Donde daba cuenta al jefe de su "odisea". De pronto, Juanito Torre-mi compañero de Equipo-da un respingo y me dice: "Urriz...pero si es Marañón— es Manolo... Nos lanzamos y los tres abrazados nos emocionamos los tres se nos saltaron las lágrimas. Sosegados, charlamos hasta que llegó un enlace diciendo que un camión salía par Alcañiz y que Manolo podía tomarlo pues le dejaba en el propio aeródromo. Nos despedimos afectados. Manolo -con muchas precauciones-, bajó la colina que ocultaba la carretera donde estaba el camión con otros muchos vehículos.

Pasado el tiempo llegó la paz. Ganamos la Guerra y el Iº de abril de 1939, acababa la lucha.
Pasado el tiempo llegó la paz. Ganamos la Guerra y el Iº de abril de 1939, acababa la lucha.

Resumen: Manolo Marañón salió indemne de la contienda, hizo unos cursos e ingresó en Iberia. Hombre recto, competente e inteligente, alcanzó pronto el puesto de "Jefe de pilotos" y el de "Especiales" que eran los que pilotaban los aparatos de Franco y luego del Rey. Se sentía orgulloso pues llevó tres o cuatro veces a Franco.

El último viaje que hizo, fue con el Rey a China en un Jumbo. De regreso, como había llegado el momento, se retiró jubilado.

Luego nos veíamos anualmente en las reuniones de Excombatientes bien en Pamplona o Egüaras - en la casona de Javier Nagore-, Lo pasábamos formidable... La amistad entre todos se conservaba hasta el día de hoy y ya hasta el fin de nuestros días...

Hoy, septiembre de 2013 sólo quedamos de aquellos "robustos" mozos de aquella juventud, Javier Nagore y yo.

Félix Urrizburu Cabodevilla






La prensa carlista en Buenos Aires

publicado a la‎(s)‎ 28 dic 2013, 7:39 por Tradición Viva   [ actualizado el 29 dic 2013, 1:22 ]

Historia carlista |
Artículo publicado en el nº 119 de El Babazorro, Boletín del Círculo Tradicionalista Cultural "San Prudencio" de Álava


Antecedentes históricos


Nuestra historia tiene su lejano comienzo cuando el muy voluble rey de España, Fernando VII, se dejó seducir por las ideas liberales que la revolución francesa había propagado por el mundo, mientras su hermano y legítimo heredero, Don Carlos María Isidro de Borbón Borbón Parma (1788-1855) acaudillaba el tradicionalismo español y católico.

Sabemos que aquella esperanza que el pueblo español había puesto en Don Carlos se vio abruptamente frustrada por Fernando VII, cuando quebró la legítima sucesión al Trono, mediante aquella desgraciada Pragmática que signara el 29 de marzo de 1830,escamoteándole arbitrariamente la corona a su augusto hermano, recordado como Carlos V, primero de la línea Carlista.

De tal manera, Fernando VII suscitó las tres sangrientas guerras (1833 a 1840, 1846 a 1849 y 1872 a 1876) emprendidas por los legitimistas en defensa de sus derechos dinásticos tan aviesamente usurpados y de las mejores tradiciones españolas y cristianas comprendidas en el trilema "Dios, Patria y Rey".

La última de aquellas guerras, recordada como la Tercera Guerra Carlista, concluyó el 27 de febrero de 1876, tras cuatro años de épica contienda, alternada por triunfos y derrotas, esperanzas y frustraciones, con la victoria liberal sobre las fuerzas legitimistas.

Durante el mes de febrero el ejército Carlista se había diezmado (1) a tal punto que Don Carlos María de los Dolores de Borbón Austria-Este, Carlos VII (1848-1909), a la sazón el carismático pretendiente de la línea legitimista, consideró que era inútil prolongar la guerra y determinó poner fin a la contienda.

Consecuentemente, aquel día 27, Don Carlos pasó revista a sus tropas por última vez en el pueblo navarro de Valcarlos bajo una persistente lluvia, que hacía más patética la triste circunstancia. Al amanecer del día siguiente, Carlos VII, acompañado por el príncipe Alfonso de Borbón-Dos Sicilias, Conde de Caserta, cruzó la frontera con Francia a los acordes de la Marcha Real encabezando el camino al exilio seguido por el resto del ejército Carlista.

Concluida aquella infortunada guerra, miles de carlistas debieron buscar refugio en otras partes del mundo, llevando consigo el nostálgico amor a su patria y a su Rey, con la confianza en un futuro victorioso puesto en la Divina Providencia.

Buenos Aires fue el destino de muchos de aquellos desterrados que arribaron paulatinamente a estas tierras confiados en la hospitalidad de sus hermanos de raza.

Resulta difícil -casi imposible- estimar la cantidad de carlistas llegados a Buenos Aires a partir de 1867, sin embargo la actividad política que emprendieron al servicio de sus ideales legitimistas nos permiten inferir una presencia significativa, según veremos seguidamente.

Si bien la vida política de Carlos VII, a partir del exilio, entró en un cono de sombra, supo conservar hasta el fin de sus días con inalterable dignidad su condición de monarca desterrado. No obstante nunca renunció a sus derechos dinásticos , reclamando siempre y conspirando en momentos propicios para urdir un alzamiento a su favor.

Fue por aquella época que Don Carlos emprendió un largo periplo por la América española, visitando la isla de Jamaica, Panamá, remontando el Pacífico hasta Perú, Chile y, cruzando por el estrecho de Magallanes, para arribar a Montevideo el 5 de agosto de 1887, donde fue recibido por gran cantidad de emigrados carlistas que lo acompañaron a la Iglesia Matriz para cantar el Salve y luego instalarse en el Hotel Oriente. Don Carlos permaneció varios días en la capital de la República Oriental del Uruguay siendo objeto de numerosos agasajos y demostraciones de simpatía.

En la madrugada del 9 de agosto hacía su arribo al muelle de Santa Catalina de la ciudad de Buenos Aires el vapor Saturno, conduciendo a bordo a Don Carlos VII acompañado de un pequeño séquito, integrado por su Secretario y Consejero don Francisco Martín de Melgar y Rodríguez Carmona, conde de Melgar, con Grandeza de España, el Oficial de órdenes teniente coronel José María de Orbe y Gaytan de Ayala, vizconde de Orbe y el teniente coronel, médico militar, con Clemente de Coma y Forgas, conde de Coma Prat.

A poco de amarrar, fue recibido a bordo del vapor por el rector del Seminario Conciliar, Pbro. José Saderra, el padre Chapo, superior de la Compañía de Jesús, y los señores Pedro de Iniesta y Urbano Valdés Pajares, excombatientes que habían luchado bajo su bandera, por Dios por la Patria y el Rey. La comitiva se encontró ante un personaje de elevada estatura, recia cabeza que lucía soberbia barba y ojos de penetrante mirada. Su señorío y porte marcial, uniformado de capitán general, le conferían un especial aire de autoridad que, sumado a una buena dosis de energía y excepcional manejo del diálogo, en su conjunto, configuraban su atrayente personalidad.

Una vez en tierra, saludado por unos quinientos carlistas españoles emigrados, Don Carlos tomó un carruaje de alquiler que, acompañado por sus asistentes, lo condujo hasta el Grand Hotel, ubicado en la esquina de las actuales calles Rivadavia y Florida. Poco después se dirigió caminando hasta la cercana Iglesia Catedral, donde fue saludado por el arzobispo de Buenos Aires, mientras el templo se veía invadido por gran cantidad de simpatizantes que, al enterarse de su presencia, acudían a cumplimentarlo. El resto del día lo dedicó a recorrer la ciudad y por la noche concurrió a una velada en el Teatro Colón para presenciar la opera "La Gioconda" de Ponchielli.

El diario La Nación de aquel día, luego de anunciar la llegada del ilustre visitante, exteriorizaba su preocupación por la presencia de Don Carlos VII, advirtiendo que "los amigos y correligionarios del duque de Madrid le harán agasajos que tengan por convenientes, sin olvidar los deberes que les impone su residencia en un país extranjero, y los que por una u otra causa, dentro de la misma familia española, no abriguen simpatías por el hombre, recordarán que su libertad para manifestar sus sentimientos termina donde empieza la de los primeros". De tal manera La Nación dejaba entrever la poca simpatía que le guardaba al ilustre visitante.



Pocos días después, invitado por don Leonardo Pereyra a su estancia "San Juan", Carlos VII se trasladó a la misma en un tren especial, arribando el jueves 11, siempre acompañado por su séquito y un grupo de amigos, entre los que se encontraba el doctor Carlos Pellegrini, a la sazón, vicepresidente de la Nación. Al día siguiente, aprovechando la cercanía, visitó la flamante ciudad de La Plata, almorzando en la estancia del Gobernador de la provincia de Buenos Aires, don Máximo Paz, para luego regresar a la Capital Federal en horas de la noche.

Su permanencia en Buenos Aires estuvo alternada entre visitas a los distintos lugares de la ciudad y sus alrededores, carreras de caballos, y numerosos agasajos ofrecidos en su homenaje. Rescatamos de uno de aquellos discursos de bienvenida, las palabras del capellán de Santa Lucía, el padre Manuel Lamas, cuando en extensa alocución decía : "Se bienvenido, Serenísimo Señor, a este país generoso, que sabe dar hospitalidad no solo a los afortunados extranjeros que le traen algún provecho material o moral, sino también a los proscriptos y desterrados como Vuestra Real Majestad, a los emigrados por la desgracia y la injustísima persecución, por haber defendido la Causa tres veces santa..." Sin duda, además de las expresiones de afecto, las palabras del padre Lamas se referían a la presencia de los carlistas refugiados en Buenos Aires.

Según relata el conde de Melgar, con motivo de un deseo personal, Don Carlos manifestó especial interés en visitar la ciudad de Córdoba, razón por la cual, el jueves 18 de agosto hacía su arribo a dicha capital de la provincia homónima.

De regreso en Buenos Aires, el ilustre visitante permaneció hasta el miércoles 24 de agosto, día en que se embarcó en el vapor Senegal con destino a Europa. El mismo día de su partida un grupo de exilados carlistas le obsequió un álbum de fotografías con una dedicatoria, que define con notable claridad el ideario político y religioso que mantenían inalterables, transcurridos ya once años desde que finalizara la Tercera Guerra Carlista: "Siendo católicos por convicción y españoles por nacimiento somos carlistas por consecuencia. Para nosotros, en el orden religioso, no hay más autoridad que el mismo Dios, ejercida en el mundo por el magistrado infalible de su iglesia; ni en el orden político, reconocemos otra soberanía legítima que la de Usted tan dignamente representada". (2)

Don Carlos VII partió de Buenos Aires el 24 de agosto de 1887 llevándose un imborrable recuerdo de estas tierras que habían integrado el imperio español en América y dejando tras si a sus leales partidarios con la esperanza renovada de que algún día regresarían a su Patria haciendo flamear victoriosa la bandera de su legítimo Rey.

Poco después, Carlos VII le escribía al marqués de Valdespina una carta, fechada el 8 de octubre de 1887, en la que le refería las impresiones recogidas en Hispanoamérica, expresándole que "en el Uruguay y la república Argentina la más inaudita prosperidad que registran nuestros tiempos, convierten el Paraná, el Plata y todas las grandes vías fluviales que surcan el país en verdaderos ríos de oro..." (3)

La prensa carlista en Buenos Aires


Expiraba el siglo XIX, cuando en 1892 llegaba a Buenos Aires don Francisco de Paula Oller (4) influyente refugiado legitimista reconocido por Don Carlos como su representante en esta ciudad, que rápidamente lideró a los carlistas porteños haciendo que mantuvieran encendido su fervor por la causa «Je su Rey. Fue por ello que, en 1898, por iniciativa de Francisco de Paula Oller, se fundara una revista mensual con el emblemático nombre de "El Legitimista Español(5) Publicación ilustrada de excelente impresión, cuyas páginas se nutrieron con la colaboración de los más destacados pensadores del tradicionalismo monárquico español, artículos referentes a la marcha del movimiento carlista en España y a la actividad política desarrollada en Buenos Aires por los refugiados. 
Este mensuario, que llevaba como subtítulo "Periódico Carlista" en la nota de presentación de su primer número, decía entre otras cosas, que "Cien mil voluntarios en armas defendieron del 72 al 76 la bandera de la legitimidad; vendidos, que no vencidos, no por esto cejó el Partido carlista en sus trabajos de organización y de propaganda, y hoy, fuerte como siempre [...] se siente capaz de derribar, si a ello fuese requerido, instituciones usurpadoras y gobiernos traidores...".

Indudablemente el belicoso tono de la presentación pone al descubierto la euforia triunfalista de los carlistas residentes en Buenos Aires. La edición de este medio periodístico al servicio de su causa también nos revela el elevado número de españoles desterrados. Tan importante fue la actividad desarrollada por los carlistas en Buenos Aires que dispusieron de una sede en plena city porteña, en cuya puerta de entrada exhibía un vistoso cartel que decía "Comisión de Propaganda Carlista". (6)

De más está decir que aquella actividad desarrollada por los carlistas en Buenos Aires suscitó una fuerte oposición de los disidentes españoles también radicados en ésta, cuyo órgano periodístico El Correo Español los combatió sin cuartel hasta su cierre ocurrido en 1905. En tal ocasión, El Legitimista Español publicó en sus páginas un irónico comentario titulado "El enterrador enterrado" en el que anunciaba festivamente que "Dejó de existir, después de treinticuatro años de vida por lo general mal aprovechada, El Correo Español, de ésta Capital. Entre todos le matamos, y él solo se murió. ¡Gracias a Dios!"

Muy concurridas fueron sus reuniones conmemorativas, especialmente las llevadas a cabo el día del onomástico del Rey, en las que hacían uso de la palabra los más distinguidos carlistas y simpatizantes de la causa, como lo fuera aquella celebrada el domingo 4 de noviembre de 1905 en la que, como invitado especial, pronunció un encendido discurso el eminente historiador argentino Rómulo D. Carbia (1885-1944), quien concluyó su brillante alocución manifestando que: "Si hay algo que mueve mi espíritu rebelde siempre como la marejada oceánica, hacia vuestra causa, españoles carlistas, es, no hay duda, la cruz de vuestro programa, la legitimidad de vuestra bandera y la consecuencia que profesáis a vuestros ideales. [...] Y bien carlistas; aunque extranjero en esta festividad de vuestro dogma, permitidme que deposite también, al igual vuestro, la flor fragante de mis reverencias a los pies de vuestro Rey; y que incline mi cabeza, que quiere mirar siempre de frente al sol de la Verdad, ante las reivindicaciones de vuestro programa político..."

Aquella reunión fue comentada en la revista porteña "Caras y Caretas",(7) destacando que "los numerosos carlistas residentes en Buenos Aires celebraron el domingo los días de su rey Don Carlos, con una interesante fiesta realizada en los salones de "El Legitimista Español". En el local, adornado con banderas americanas y españolas, se sirvió un lunch a la concurrencia. El representante de Don Carlos en América y a la vez presidente de la Comisión de Propaganda Carlista, señor Francisco de P. Oller, pronunció elocuentes frases en honor del pretendiente a la corona de España. Hablaron además el señor Rómulo D.Carbia y el doctor C. Goyena."

El Legitimista Español desarrolló su labor periodística durante catorce años, editándose su último número el 31 de enero de 1912, alcanzando 174 números.

Tres años después, en 1915, Francisco de Paula Oller, en su carácter de representante del príncipe D. Jaime de Borbón, por aquel entonces sucesor de Don Carlos VII, fundaba la revista "España", órgano del partido Jaimista en Buenos Aires, publicación esta de vida efímera.

Los carlistas porteños, con algunas interrupciones, contaron con varias publicaciones nutridas en su amor por la causa legitimista, como lo fueron Boina Roja aparecida entre los años 1934 y 1936, el Boletín Tradicionalista, también fundada por Francisco de Paula Oller, editada por los años 1938 a 1940, seguida por El Requeté que, sin mención de sus editores, se difundió entre los años 1938 a 1943. A partir de la desaparición de esta publicación debieron pasar muchos años sin que el Carlismo contara con un medio de difusión, hasta que, desde el 10 de marzo de 1997, la Hermandad Tradicionalista Carlos VII (8), comenzara la edición de las "F*ublicaciones de la Sociedad de Estudios Tradicionalistas Don Juan Vázquez de Mella" y "Cuadernos de Divulgación", difundiendo el ideal carlista y la doctrina de sus grandes pensadores. Esta publicación se editó hasta junio de 2001. Animada por el éxito alcanzado por esta publicación la Hermandad Carlos VII encaró la edición de una nueva revista de mejorada presentación, continuadora de la anterior, con el sugestivo nombre de "Custodia de la Tradición Hispánicacuyo primer número se publicó en junio de 2002, con un mayor formato, tapa ilustrada a todo color y de mayor tirada. Al mismo tiempo la Hermandad continúa editando los "Cuadernos de Divulgación" que, como suplementos extraordinarios de la revista Custodia, están destinados a la difusión de trabajos de mayor envergadura.

Así, en apretada síntesis, relatamos las circunstancias históricas y políticas que originaron la aparición de una prensa carlista en el Río de la Plata, registrando seguidamente las distintas publicaciones que, a partir de El Legitimista Español, fundado en 1898 por don Francisco de Paula Oller, vienen difundiendo en nuestro medio los ideales de la monarquía legitimista española y los fundamentos de la verdadera tradición hispánica y católica.

Por Bernardo Lozier Almazán. 
Buenos Aires. Argentina. 

Notas

1) Por aquella época, una vez concluidas las hostilidades en la región del Este, Alfonso XII concentró unos 150.000 hombres en el Norte, mientras que las fuerzas carlistas apenas sumaban 35.000 efectivos en la región vasconavarra agotadas económicamente.

2) La dedicatoria estaba fechada en Buenos Aires el mismo 24 de agosto de 1887 y está registrada en el "Ramillete de Flores Republicanas ofrecido a Don Carlos en su reciente viaje a las Américas", obra de Francisco de Paula Oller, páginas 326 y 327.

3) Alférez, Gabriel.: Historia del Carlismo. Editorial Actas. Colección Hernando de Larramendi. Madrid, 1995, p.180.

4) Diario La Nación. Número especial en el Centenario de la Proclamación de la Independencia. 1816 -9 de julio - 1916. "El periodismo español en la Argentina", p.257 y 258.

5) Roldán González, Enrique. Prensa Tradicionalista Carlista. Existente en la Hemeroteca Municipal de Sevilla. Recopilada e investigada por... . Sevilla 1889.

Lozier Almazán, Bernardo. Presencia Carlista en Buenos Aires. Buenos Aires, 2002, Editorial Santiago Apóstol, 87 páginas.

6) El Legitimista Español tuvo su primera sede en la calle Tacuarí 83, hasta que en 1899 se trasladó a la calle San Martín 417, en 1901 a Reconquista 476 y por último desde 1902 en Belgrano 1658.

7) Revista "Caras y Caretas", año VIII, 11 de diciembre de 1905, N° 371. La nota está ilustrada con dos fotografías, una de ellas es un retrato de "Don Carlos, pretendiente a la corona de España"; la otra muestra a "Don Francisco de P. Oller, representante en Sud América de Don Carlos, y concurrentes a la fiesta", según sus respectivos epígrafes.

8) Fundada en Buenos Aires el 25 de julio de 1996, para estudiar y difundir el pensamiento Carlista y formar un movimiento de opinión acorde con su ideario socio político. 



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Batalla de Isusquiza (Relato de un combatiente, cabo de requetés)

publicado a la‎(s)‎ 15 dic 2013, 8:53 por Tradición Viva   [ actualizado el 15 dic 2013, 8:57 ]

Historia carlista |
Batalla de Isusquiza (Relato de un combatiente, cabo de requetés)

Todavía hoy en día los carlistas alaveses peregrinan anualmente en recuerdo de sus héroes

Primer monumento a los requetés caídos en Isusquiza

Pasados los primeros días de nuestra guerra, las fuerzas en lucha establecieron sus sistemas defensivos en los puntos clave desde el punto de vista de estrategia del terreno por ellos ocupado.

En cuanto respecta a la zona norte de la provincia de Álava fue el enemigo el que situó en los puntos claves, ya que su idea era defensiva, mientras que la del mando nacional se basaba en el avance y conquista del terreno enemigo.

Por esos motivos, los republicanos, rojos y gudaris ocuparon la zona de la Sierra de Arlabán , en los límites de Álava y Gupúzcoa, los montes de Isusquiza y San Bernabé y las alturas de la sierra de Elguea, entre los cuales, y encajonado en ellos, discurre la carretera de Vitoria que lleva al alto Deva.

Frente a ellos se posicionaron nuestras fuerzas, con destacamentos en la Estación de Landa, en la zona de Elguea (la caseta del guarda forestal), Marieta y Ozaeta, posiciones de peor defensa, pero que permitirían una mayor movilidad.

Obedeciendo órdenes del mando, el Regimiento de Infantería Flandes nº30, integrado en la columna del entonces Teniente Coronel D. Camilo Alonso Vega, avanzó por la carretera de Vitoria a Mondragón el día 21 de septiembre. Al amanecer del día 22, la primera compañía, al mando del Capitán Pinedo, se aproximó a las trincheras del monte Isusquiza, rompió las alambradas y sorprendió al enemigo, que huyó desordenadamente. Ante el abandono de esta posición clave, siguieron la misma suerte el resto de las posiciones rojo-separatistas.

La Columna de Alonso Vega continuó su progresión hacia Mondragón, pero el mantenimiento fundamental de las comunicaciones de Vitoria con el alto Deva se ocuparon las posiciones abandonadas de la siguiente forma: Monte Isusquiza, por una compañía de Requetés. San Bernabé quedó guarnecido por una batería de artillería y otra compañías de Requetés. La defensa del puerto de Arlabán y de las estribaciones de los montes anteriores se encomendó a la Compañía de Requetés trasladada desde Ozaeta-Elguea, a la zona del cuartel de Migueletes.

Comprendiendo el enemigo que cortando la carretera podría poner en apuros a las fuerzas que avanzaban hacia el interior de Guipúzcoa, decidió recuperar el monte Isusquiza, y con tal fin el día 3 de octubre, domingo del Rosario, ejerce un fuerte ataque con soldados de Garellano, guardias de asalto y milicianos, siendo imposible a nuestros bravos requetés mantener la posición pese a la gran resistencia que opusieron.

Como hecho anecdótico tenemos que hacer constar que las fuerzas de asalto, que intervinieron en este combate, eran mandadas por el capitán Fernando Sáez de Santamaría, quien se pasó al día siguiente a nuestras filas y fue un gran jefe en el Ejercito Nacional, en el Tercio de Requetés alaveses de la Virgen Blanca, durante el resto de la campaña.

Perdida la ocupación de nuestro ya querido Isusquiza, con el consiguiente peligro para la progresión y apoyo a las fuerzas que avanzaban hacia el interior de Guipúzcoa, el mando decide su nueva ocupación en la que intervendrán fuerzas de Regimiento de San Marcial, una compañía de requetés y otra acantonada en Arlabán, frente al Cuartelillo de los Migueletes.

Al amanecer del día 8 de octubre las fuerzas del Regimiento de San Marcial y una Compañía de requetés, iniciaron el avance a partir de la estación de Landa. Al mismo tiempo y desde las estribaciones del monte y, en contacto con las fuerzas que salieron de la estación de Landa, se inició el ascenso hacia la cumbre de Isusquiza.

Nuestra artillería, situada en el monte de San Bernabé, apoyó el avance con gran efectividad, pero errores tácticos fueron causa de la imposibilidad de alcanzar el objetivo deseado. ¿Cuáles fueron los errores?.

En lugar de imitar la acción realizada por el regimiento de Flandes el día 22, salimos de la base de partida de Árlabán-Migueletes ya muy avanzada la aurora. Atacamos de frente a un enemigo atrincherado en la cima; lo hicimos de una vez, en oleada. Además, en la marcha hacia nuestro objetivo, lo hicimos entonando la vieja canción carlista "Cálzame las alpargatas....." con lo cual pusimos en prevención al enemigo, que nos recibió con un intenso fuego de fusilería y ametralladoras, no siendo esto obstáculo para alcanzar la cima, donde se combatió a la bayoneta, incluso a culatazos. Pero tuvimos que volver a la base de partida.

En la retirada hacia la estación de Landa pudimos comprobar cuántos y tan queridos compañeros habían regado con su sangre aquel monte que, transcurrido el tiempo, sería recordado, aún hoy, por Carlistas y nuevos jóvenes Requetés que admiran nuestra proeza.

En esta acción se dice que fueron los Requetés muertos. Yo, presente en aquellos momentos, creo en una cifra algo más elevada, quizás 37.

Entre los muertos podemos citar a Fernando Oriol, que se incorporó al Requeté alavés regresando y acortando su viaje de novios. Igualmente el Oficial Gutiérrez, que había logrado evadirse de Bilbao y había sido ascendido el día anterior, sargento de Requetés, un humilde hermano de las Escuelas de Nanclares. El capitán calderón, de Regimiento de San Marcial, y soldados que había combatido en Somosierra.

Como dato curioso anotamos que Fernando de Oriol pasó su última noche en la caseta del guarda de agujas del ferrocarril de Vitoria- Malzaga, próximo al pueblo de Árlabán.

La compañía que guarnecía esta explanada fue relevada y trasladada a descansar a Vitoria, haciendo el traslado por Oñate, que el paso de Isusquiza estaba coertado.

En Vitoria visitamos, formados al mando de Lucas María de Oriol, la Iglesia de la Virgen Blanca, en acción de gracias por su ayuda, permaneciendo en Vitoria hasta el día 18 de octubre que nos trasladaron a Landa para la toma definitiva del monte Isusquiza. El día 18 del mismo mes de octubre, con grandes precauciones, se ocupa, ya sin resistencia, Isusquiza, que el enemigo abandonó, bien por los efectos de la artillería, situada a escasa distancia (monte San Bernabé) o por temor a verse envuelto por las fuerzas que avanzaban hacia Guipúzcoa. En la operación de reconquista y ocupación de dicho monte pudimos recoger a varios cadáveres de requetés y soldados que habían quedado mal heridos, que tenían el macuto puesto como almohada, Así murieron.

A partir de ese día 18 de octubre el monte Isusquiza fue un punto importante y decisivo para las fuerzas que avanzan hacia Guipúzcoa y posteriormente para la defensa de Villarreal, plaza codiciada por el enemigo en sus ataques de diciembre.

Estos son mis recuerdos de aquellas luchas por el monte sagrado, en que murieron tantos requetés y soldados, a los 65 años de ocurrir los hechos. Es consolador que hoy, ahora, todavía se siga recordando la gesta, rezando por los héroes y mártires que murieron cara el enemigo, Por Dios y por España.

Cipriano Pérez Trincado

Coronel de Infantería ret. cabo de requetés.



Fotografías de doña Margarita de Borbón- Parma

publicado a la‎(s)‎ 9 dic 2013, 13:49 por Tradición Viva   [ actualizado el 9 dic 2013, 13:49 ]

Historia carlista|
Fotografías de doña Margarita de Borbón- Parma

Han sido adquiridas en un anticuario de París por Iñigo Pérez de Rada, que las va a depositar en el Museo de Tabar (Navarra), dos interesantes fotografías de la Reina Doña Margarita de Borbón-Parma (1847-1893), primera esposa de S. M. Don Carlos VII.

Por Iñigo Pérez de Rada, Madrid 09/12/2013
Aparte de la intrínseca belleza de este primer retrato que tan fielmente refleja la honda psicología de Doña Margarita resaltaremos que fue tomado en 1875 en la ciudad francesa de Pau, donde la Señora permanecía en expectante espera el desarrollo de la Tercera Guerra Carlista que su marido el Rey protagonizaba en España al frente de sus leales tropas.

Añade aún más valor histórico a esta singular pieza el hecho que esté firmada por la retratada en la parte inferior "Margarita" en bella caligrafía y en el reverso dedicada "Para el Sr. Don Joaquín Laharren" escrito por la misma mano.

El reverso también incluye en estampado litográfico azul el nombre y señas del autor de la fotografía: "L. Subercaze / Artiste Peintre / 33, Rue Bayard / Haute Plante / Pau". Mide 10,5 x 6,5 cm.



La segunda instantánea muestra a una madura Doña Margarita. Creemos que pudo haber sido realizada hacia 1890 en Viareggio por un fotógrafo anónimo. Mide 14 x 8,5 cm.

Muy probablemente ambas imagenes serán reproducidas en el libro "Las Banderas del Palacio de Loredán. El legendario Museo que Carlos VII de Borbón formó en Venecia" que I. Pérez de Rada tiene en preparación.


Usera: Zona Histórica

publicado a la‎(s)‎ 29 ene 2013, 11:40 por Tradición Viva   [ actualizado el 29 ene 2013, 12:37 ]

Historia |

Por Valentina Orte, Madrid 29/01/2013

Es el barrio de Usera una zona del distrito del mismo nombre. Tiene su origen en unos terrenos situados al norte del municipio de Villaverde que pertenecían a un rico agricultor de dicho pueblo: "el tío Sordillo". Una hija de este agricultor contrajo matrimonio con el Coronel Marcelo Usera, militar y hombre de negocios, quien planteó que la edificación de estos terrenos sería más rentable que su cultivo, por lo que entre 1925 y 1930 se procedió a su parcelación y venta. 

El administrador de D. Marcelo, encargado de la delineación y trazado de las calles, decidió darles nombres de los miembros de la familia Usera así como del personal de su servicio y de algunos vecinos. Tales calles son, por ejemplo, Isabelita, Amparo o Gabriel Usera. La principal es Marcelo Usera, situada entre la Plaza de Fernández Ladreda (conocida popularmente como Plaza Elíptica) y la Glorieta de Cádiz

La mayor parte de sus habitantes eran obreros y pequeños artesanos, con viviendas modestas. Había también diversas instalaciones industriales establecidas hacia el este, aprovechando la proximidad de la línea férrea hacia La Mancha y Andalucía y de la carretera a San Martín de la Vega. Durante la Segunda República, el gobierno municipal, a iniciativa del concejal D. Máximo Carazo, emprendió una serie de actuaciones para la creación de las infraestructuras como alcantarillado y empedrado de calles, y servicios básicos: suministro de agua, electricidad y, transporte, que quedó asegurado por la línea de tranvía Usera-Legazpi-Plaza de Cibeles y por la de autobús con la calle de Toledo.. 

Llegado el verano de 1936, este humilde barrio del —entonces— extrarradio de Madrid, participó en hechos que, aunque duros y sanguinarios conviene recordar por mor de la verdad de la memoria histórica. 

Desencadenada la guerra civil, la defensa de Madrid se organizó mediante trincheras y minas a lo largo de la zona sur. El ejército republicano en el sector de Usera-Villaverde estaba dirigido por Mena, Prada, Líster, Bueno y compuesto por el batallón de FETE, integrado por maestros y artistas. 

Enfrente, las tropas que al mando de Yagüe y Varela llegaban de Andalucía, Extremadura y Toledo, a dónde se habían desviado para liberar el Alcázar. Las de la legión de Yagüe que estaban mecanizadas y se desplazaban con velocidad y capacidad artillera, progresaron a finales de octubre por la carretera de Toledo y, cubriéndose de gloria en su bautismo de fuego, avanzaron por el flanco sur del despliegue: Pinto, Seseña, Valdemoro y Cerro de los Ángeles. El día 4 de noviembre de 1936 el ejército nacional tomó Getafe y Leganés, así como los aeródromos de Getafe y de Cuatro Vientos. El 5 de febrero La Marañosa, Gózquez y Ciempozuelos y el día 6 del mismo mes los campos de Retamares y de Carabanchel, la ciudad de Carabanchel Alto, la estación y la ciudad de Villaverde. 


Portada del Diario Ahora

La Columna Tella con la XIII Bandera de la Legión, prosiguió su maniobra el día 10 de noviembre de 1936, encontrando fuerte resistencia, sobre todo por la parte izquierda de la carretera de Extremadura. Allí las sucesivas líneas de trincheras estaban bien defendidas con numerosas armas automáticas magníficamente situadas y, a pesar de ello, las Compañías de vanguardia consiguieron meterse en la cuña del barrio de Usera, llegando al vértice del Basurero[1]. El enemigo, advertido de la peligrosidad de este movimiento, volcó literalmente sobre este sector cuantas reservas tenía disponibles, creando así una barrera defensiva que imposibilitaba el avance, teniendo que emplearse a fondo las Compañías legionarias para conseguir, después de conquistar palmo a palmo el terreno, la total ocupación de Usera, convertida por los milicianos en un verdadero fortín. Luego hubo de repeler varios contraataques enemigos que en más de una ocasión empleó el arma blanca, pero, al lograr recuperar las posiciones del sitio, restablecieron la situación inicial de la línea de confrontación. La actuación de los legionarios con sus mermados efectivos, ocupando toda la línea de trincheras enemigas y el vértice Basurero, sin reparar en el número y fuerte resistencia contraria y con el mortífero fuego que diezmaba sus filas, es digna de los mayores elogios y ha puesto una vez más de relieve el elevado espíritu de sacrificio, valor y decisión de estas fuerzas, según se hace constar en la propuesta de solicitud para la concesión de la Medalla Militar colectiva. Por estos hechos le fue concedida la laureada al Teniente de Regulares D. José Marzo Mediano.[2] 

Hay que señalar que la lucha por ambos bandos fue durísima. Entre los legionarios la relación de bajas habidas en la operación de Usera y Basurero se elevaba a cien, entre muertos y heridos. El ejército rojo dejó sobre el campo más de trescientos muertos. Entre los ocurridos en las trincheras defensivas de este frente, cabe mencionar al escultor Emiliano Barral[3] que participó como capitán de las milicias anar quistas. 

El plan de ataque a la capital era amagar por el sur para, haciendo una rápida maniobra envolvente, seguir por la actual avenida de los Poblados, atravesar el paseo de Extremadura, hacia la Casa de Campo y tomar Madrid desde la Moncloa. Las avanzadillas nacionales llegaron el 8 de noviembre hasta el hospital Clínico en Moncloa y establecieron un frente en el paseo de Extremadura y los cerros de la Casa de Campo, donde se hicieron fuertes hasta el final de la guerra en 1939. 

Madrid queda bajo el fuego de la artillería nacional. El gobierno republicano huye a Valencia. En este contexto se constituye un frente estabilizado en el corazón mismo del barrio, en el emplazamiento elevado de la llamada colonia del Zofío, a unos centenares de metros del río, el cual fue luego afianzado por ambos bandos mediante la construcción de trincheras y fortificaciones en los edificios la mayoría de los cuales quedarían derruidos tras los años de contienda. 

El 1 de enero de 1937 quedó constituida la 36ª Brigada Mixta (BM)[4], que encuadrada en la 4ª División del I Cuerpo de Ejército Republicano, estuvo destinada a la defensa de la línea del frente establecida en este sector de la entonces barriada de Usera-Villaverde. Las fuerzas de esta Brigada se repartían entre los regimientos 141º a 144º, bajo el mando del mayor de milicias Justo López de la Fuente, veterano del “Batallón Acero”[5] del Quinto Regimiento, del oficial de milicias Pinedo y del comisario Ricardo López Pereda que más adelante serían relevados por el capitán de milicias Ramón Sánchez López y el comisario político del PCE, Eladio López Poveda[6]

En los primeros meses de la guerra se desencadenó en la zona republicana una respuesta popular contra todo lo que pudiera tener relación con los sublevados. La Iglesia, la burguesía, los propietarios y las clases acomodadas fueron objeto de persecución que el poder republicano no se encargó de controlar. Tuvieron lugar asesinatos, saqueos e incendios de iglesias y conventos y requisas de bienes y propiedades particulares. Por ello muchas embajadas y legaciones extranjeras acogieron a miles de españoles amenazados o perseguidos a causa de su ideología. El embajador de ChileAurelio Núñez Morgado, que era el decano del cuerpo diplomático en España, fue el principal organizador de esta iniciativa humanitaria que salvó muchas vidas. Casi todas las embajadas de Madrid acordaron acoger como refugiados a todos los que se sentían perseguidos o amenazados por la revolución llegando a extender la inmunidad diplomática de las legaciones a edificios que se alquilaban para dar cabida a mayor número de refugiados. 

Aunque la tolerancia de los gobiernos de Giral y de Largo Caballero hacia la interpretación amplia del asilo diplomático fue aceptable, tanto la prensa como la radio de Madrid criticaron esa labor humanitaria. Alegaban falsamente que solo los fascistas se acogían al asilo diplomático, pese a que la esposa de Azaña, las hijas de Indalecio Prieto y las familias de muchos diputados republicanos, tanto de derechas como de izquierdas pudieron salir de España hacia Marsella a bordo del buque de la Armada Argentina 25 de Mayo gracias a las gestiones de la embajada Argentina. La radicalización de los medios de comunicación fue tal, que tres embajadas —las de Finlandia, Perú y Turquía—, fueron asaltadas por fuerzas de orden público o milicianos y la embajada argentina sufrió varios intentos de asalto para obligar a entregar a alguno de los asilados. A pesar del amparo que la policía española daba a estos asaltos, fueron rechazados; a veces in extremis, como en el caso del embajador argentino quien a punta de pistola expulsó a los milicianos que pretendían secuestrar a unos indefensos refugiados. 

A esta situación vino a sumarse la inquietud que produjo el conocimiento del proceso de uno de los empleados de la embajada de Finlandia implicado en la organización de una falsa operación de evacuación de un grupo de acogidos en octubre de 1936 que terminó en la desaparición de todos ellos. Un mes antes, a principios de diciembre de 1936, el general Miaja ordenó el cierre de la falsa Embajada de Siam tras conocerse su existencia y donde habían sido detenidos varias decenas de antirrepublicanos que posteriormente “fueron desaparecidos” a manos de la tristemente célebre “Brigada del Amanecer”[7]

En declaración de Alberto Maclean, canciller de la embajada inglesa en Madrid, personaje muy relacionado con la aristocracia, revela como se dieron cuenta de una trampa que habían tendido a los asilados en la embajada rumana que deseaban ser evacuados. Les presentaron unos pasaportes traídos desde Valencia con los que dijeron podrían pasar sin problema, pero uno de los refugiados demostró la falsedad de sus sellos, y que al tener conocimiento de otros hechos que ponían en duda la veracidad del paso del frente de Usera, hizo gestiones a través de la embajada en Hendaya que le confirmaron el engaño, por lo que se apresuró a comunicarlo a los Encargados de distintas Embajadas pero que al tratar de localizar a los ya evadidos, le resultó infructuoso. 

El revuelo causado en las cancillerías por estos hechos y por el enorme número de personas que se encontraban en las cárceles de Madrid sometidas a la jurisdicción de las Autoridades judiciales o gubernativas, motivó un comunicado del gobierno de Londres a lo que el Ministro de Estado, Sr, Álvarez del Vayo contestó que “hay, efectivamente, en las cárceles de Madrid una cantidad de presos políticos que, bien por haber intervenido directamente en la rebelión contra el Estado, o por sus actividades de siempre, hostiles a la República, y sus relaciones con los adversarios del régimen, han sido recluidos…. El Gobierno de la República no puede por menos de demostrar su extrañeza ante la suposición de que unos detenidos políticos, que sólo después de comparecer ante el Tribunal Popular correspondiente son objeto de las sanciones jurídicas a que haya lugar, vayan a convertirse en objeto de una matanza general”.[8] 

Mijail Koltsov[9], enviado del Pravda, se lamentaba: 

“En las cárceles de Madrid hay ocho mil fascistas encerrados, de ellos tres mil oficiales de carrera y de la reserva. Si en la ciudad penetra el enemigo o se produce un motín, el enemigo tendrá ya preparada una columna excelente de oficiales. Es necesario sacar de la ciudad a esos cuadros inmediatamente, aunque sea a pie, por etapas. Pero nadie se ocupa de ello.”.[10] 



El túnel de Usera
Churchill, según reflejaba la prensa británica, confirmaba que lo propuesto por Koltsov se llevó a cabo al señalar que Madrid se encontraba en completa anarquía, con crímenes tolerados y en manos de los comunistas. Asegura rotundamente que los ministros de Madrid habían perdido el control del Poder. Para Churchill el mundo civilizado no puede simpatizar con el gobierno de Azaña. La inquietud de los políticos y las legaciones era lógica. A la actitud descontrolada de las milicias del Frente Popular, se sumaba la de los comisarios políticos, y los pertenecientes al SIM que, como resultado daba que todos los días amaneciera Madrid con muchos muertos en las cunetas, los cementerios y algunas calles. 

A fines del mes de octubre de 1937 los mandos militares y el Comisariado Político de la 36 Brigada roja, que guarnecía el sector del barrio de Usera, en las afueras de la capital, puestos de acuerdo con la organización comunista madrileña, siguiendo los consejos del comunista ruso, urdieron una maniobra consistente en atraer a dicho sector a cuantas personas, preferentemente adineradas, pudieron reunir, haciéndoles creer que iba a serles facilitada la evasión a la zona nacional, con el designio por parte de los comunistas de asesinar a dichas personas y apoderarse del dinero y objetos de valor que portaran, a cuyo efecto se les instaba para que, aprovechando las condiciones de seguridad y comodidad que había de ofrecer su evasión, llevasen encima cuánto dinero y alhajas poseyesen. 

Dirigió estas actividades, de acuerdo con los mandos de dicha Brigada, un comunista, titulado Comandante del Ejército rojo, Casimiro Durán Muñoz, y sirvió de agente incitador un Capitán del mismo Ejército, apellidado Cabrera, quien, fingiéndose afecto a la causa nacional y recurriendo a varios engaños, atrajo al sector de Usera, en varias expediciones, a numerosas personas, la mayoría de las cuales habían sido extraídas de las Embajadas y Legaciones extranjeras, donde se hallaban refugiadas, temerosas de la anarquía imperante en Madrid. Este individuo se sirvió de su amistad con José Jaén Aguilera, novillero, hospedado en casa de doña Nicolasa Sánchez Pindado, para, fingiéndose derechista, introducirse en su ambiente y, debido a su carácter abierto y alegre, captarse las simpatías de dicha señora, logrando así conocer la cohesión entre los elementos adictos a la Causa Nacional y hacerles creer la posibilidad de cruzar las líneas del frente de Usera. Contribuyó a dar fiabilidad a la trama el hecho de estar dos sacerdotes interesados en participar en las expediciones —los cuales sucumbirían en la segunda—: don Ismael Rodríguez Orduña, canónigo de la catedral de Málaga y el propio hermano de doña Nicolasa, don Serafín Sánchez Pindado, capellán del Hospital General. 


Hotelito de la calle Alfonso Olivares nº 4
Utilizaron como escenario, un hotelito con gran apariencia de inocente respetabilidad, aislado, que, por disponer de patio y sótanos, se convirtió en el lugar ideal para protagonizar unos dramáticos acontecimientos en el Madrid cercado por las tropas de Franco. Situado en la calle Alfonso Olivares nº 4, próximo a la entonces calle donde se establecían los puestos del mercado, eran vías de paso entre las líneas de combate que comunicaba las zonas militarizadas de ambos bandos. Este inmueble se conocía como las “oficinas” del comandante Durán. 

Más tarde se amplió con un calabozo, cuya entrada se aprecia en la fotografía, en un edificio próximo, en la calle San Julián. 
Entrada de la Calle San Julián


Y entre ambos, como queda reflejado en el plano adjunto, unas zonas en las que hicieron zanjas para sobre ellas asesinar y luego enterrar a los infelices secuestrados. 

Según la declaración de Judit Delgado Sánchez[11], sobre mediados de septiembre de 1937se presentaron en la pensión de su tía, Dª Nicolasa, en Ventura de la Vega, 13 en Madrid, tres individuos que resultaron ser el comandante Durán, el capitán Cabrera y un enlace, todos ellos del Ejército rojo los cuales solicitaron habitación, rogando al tiempo que no dieran el correspondiente parte a la policía pues convenía que ésta no les tuviera localizados, ya que se trataba de personas de derechas, cosa a la que accedió su tía en la creencia de que efectivamente eran personas afines. Que ya el 5 de octubre le participó su tía que se estaban preparando unas expediciones para pasar al campo nacional y le consta fehacientemente que se produjeron cuatro hasta el día 2 de noviembre de dicho 1937 en que ella misma consiguió pasar a zona nacional por medio de la Cruz Roja. 

“En la primera, que se verificó el 18 de octubre, iba su primo, don Dionisio Celestino Martín Sánchez y dos amigos suyos, todos refugiados en la embajada de Paraguay, partiendo de allí al anochecer en un coche con el comandante Durán y su enlace. El 19 recibieron una carta en la que comunicaban que aquella noche (del 18) no habían podido pasarse debido a un fuerte tiroteo pero que se disponían a hacerlo en breves momentos. 

La segunda expedición que salió el 22 del mismo mes y año se componía de una sola persona, su tío el Capellán del Hospital General D. Serafín Sánchez Pindado, La tercera expedición se verificó el 26 de aquél mes y en ella tan solo iba don Gerardo Aparicio Gordo. La cuarta expedición, organizada el 31 de octubre por las mismas personas, era más numerosa que las anteriores ya que la componían ocho ingenieros refugiados en la embajada de Noruega, el novio de la dicente, don Francisco Tejero del Barrio y un joven llamado Horacio Martínez Alonso, empleado de Banca y secretario particular de don Melquiades Álvarez. 

Que en todos los casos fueron recogidos por Durán y su enlace y de todos se recibieron noticias de estar prestos a traspasar las líneas del frente. 

Que , cuando el día dos de noviembre consiguió ella pasar a zona nacional con ayuda de la Cruz Roja, comprobó con sorpresa que ni su tío, ni su novio, ni ninguna de las personas que le constaban habían ido en las expediciones mencionadas habían conseguido llegar, por lo que hizo numerosas gestiones estando con un capitán del Ejército español en las líneas Nacionales que correspondían al sector rojo de Usera donde comprobaron que por allí no había tenido lugar el paso. Dieron, por ello, cuenta al general Queipo de Llano para que en sus charlas por la radio pusiera sobre aviso a las personas de derechas que residían en Madrid y evitar así más víctimas de estos engaños. Que este aviso por radio lo dio el general Queipo de Llano a partir del 13 de noviembre de 1937, pero que llegó tarde para evitar la desaparición de su tía, la dueña de la pensión, doña Nicolasa Sánchez Pindado y de sus hermanos, Natividad, Domingo y Rodrigo Delgado Sánchez, los cuales corrieron la misma suerte que otras 69 o 72 personas”. 


Respecto al número total de víctimas causadas por este engaño, conviene señalar que es difícil concretar su número. En declaración de don Carlos de Borbón y de Rich[12], sobre la expedición en la que iba el marqués de Fontalba, también su nieto y los señores don Ramón Ibarra y don José Hermida hace mención a que iban también “ unas setenta personas más de la legación rumana y otras”. Víctor López Trillo “El Galleguito” en su declaración manifiesta hasta ocho las expediciones en las que tuvo participación, pero deja abierta la posibilidad de que hubiese más. Don José María Miró y Trepat declara que “no solo salieron expediciones de casa de doña Nicolasa, también lo hicieron varias el día 8 de noviembre de casa de Dª Dolores España en Núñez de Balboa, 15 y que el mismo 8 y el 9 salieron dos de su propio domicilio”. Y don Alfonso Moreno Espinosa en 47/110, afirma que el Bar “La Perla” en la Glorieta de Atocha, “era lugar de cita donde acudían las personas que iban a tomar parte en las expediciones”. A la vista de estas declaraciones es fácil suponer que el número total de asesinados en lo que se conoce como “túnel de Usera”, asciende, probablemente, a bastantes más de los admitidos oficialmente, porque esta cifra se basa exclusivamente en la identificación de los cadáveres exhumados y aunque podría decirse que son todos los que están, posiblemente no estén todos los que son. 

Y hay que añadir la labor de las checas. Raro era el barrio que no tenía una o dos. Usera no iba a ser menos. La checa la instalaron en la calle Pilarica en la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, utilizando como cárcel el colegio anexo. Según declara el encartado Luis Turrión Higuera, en ella se dio muerte a muchos inocentes de los que dice no conocer sus nombres. El jefe era el metalúrgico Aguilera —de las Juventudes Socialistas Unificadas— junto a Mariano Expósito Santamaría —Teniente de alcalde de la zona de Usera—; Isabelo Romero, Tomasa Sordo López y Alfonso Soperlas —secretario de agitación y propaganda de Radio Comunista nº 5—, eran otros miembros destacados. 

Por estos hechos unidos a las luchas habidas en el sector, durante las labores de reconstrucción en los años 1940 y1950 dentro del programa "Regiones Devastadas", se llegó a conocer popularmente el barrio de Usera como el de los "campos de calaveras" debido a la frecuencia con que se fueron hallando cadáveres entre los escombros. 

Los principales implicados en estos hechos que se conocen con el nombre de “Túnel de Usera” fueron, en su mayoría, miembros del partido comunista adscritos al SIM[13] como el anteriormente mencionado, Víctor López Trillo. Relacionados por orden de importancia, estaban: 

Casimiro Durán Muñoz, capitán del SIM

Justo López de la Fuente, jefe de la Brigada 36

Valeriano Montero Talaván, comandante del batallón 141

Patiño. Teniente, íntimo amigo de Cabrera

Manuel Domínguez Garzón, miliciano del SIM

Federico Esponda Quevedo policía del SIM

Joaquín Ruiz Llamas, comandante del 142 batallón

Joaquín de la Huerta Acosta, comisario político

Blemarín, rumano naturalizado español con el nombre de Antonio Llamas Aragón

José Domínguez Garzón , agente de la checa del 142 batallón, junto a su hermano Manuel

Gregorio Caballero Serrano, de la UGT

Antonio Torres Moreno, miliciano, el anteriormente mencionado Andrés Sánchez Frías, agente de la checa del 142 batallón y tres milicianos más, uno de ellos llamado “El Chorro”.

De todos ellos, alguno murió en el frente, Antonio Torres Moreno, Andrés Sánchez Frías y Valeriano Montero Talaván fueron ejecutados después de juicio y Justo López de la Fuente se exiló a la Unión Soviética donde durante la Segunda Guerra Mundial se distinguió como guerrillero, siendo condecorado cuatro veces. A mediados de los años 1960, vuelto a España, es encargado del aparato de propaganda del PCE en Madrid tras el relevo de Antonio Montoya y participa en la creación de Comisiones Obreras. Al desvelarse, como consecuencia de la Causa General, su actuación en crímenes de guerra, se le procesa. Algunos líderes —como Dolores Ibarruri, siempre tan sensible,— interceden por él, resolviendo para López de la Fuente su condena a una pena de prisión en lugar de muerte[14]. Enfermo de cáncer, expiró en la prisión de Soria el 1º de mayo de 1967, tres años después de su detención. 

Entre todos los milicianos mencionados se producían peleas por tener el HONOR de ser los ejecutores de la “sentencia”, según declaró Víctor López Trillo. Es de suponer que influyera la posibilidad de recompensa, pues aunque Durán aseguraba que el dinero y alhajas que expoliaban a las víctimas era para el gobierno con el objetivo de“comprar materias primas”, la realidad es que se comentaba que Durán las distribuía a sus amigos y, de hecho, en el registro efectuado en casa de Gregorio Caballero Serrano con motivo de las investigaciones de la Causa General, descubrieron un reloj de plata de pulsera de forma ovalada, otro de oro y dos alianzas también de oro. En el expolio entraba también las mejores prendas de vestir y calzado que llevaran los mártires de las que les despojaban antes de ser enterrados.[15] 

En declaración del que fue enlace de estas expediciones, Andrés Sánchez Frías, que prestaba servicio de información militar en el 142 Batallón de la 36 Brigada Mixta de misión en el referido barrio de Usera, manifiesta que tanto Durán como Federico Esponda tenían gran interés en conocer dónde se encontraban las banderas clandestinas que facilitaban datos al Estado Mayor del Ejército Nacional, lugar en el que estaba instalado el Centro de Información, quien era el encargado de facilitar los medios de enlace con la zona nacional y cómo adquirían las claves para relacionarse ambas zonas. También insistían en conocer domicilios y circunstancias de personas que Durán llevaba anotadas en una libreta, las consignas de las víctimas para hacer saber que habían llegado bien y se podía pasar sin peligro desde la zona republicana .Todo esto lo obtenían después de haber propinado grandes palizas y atrocidades; de hecho, los cadáveres que se recuperaron de la fosa de San Julián tenían las manos atadas a la espalda y dos de ellos, un pañuelo dentro de la boca[16]; alguno presentaba síntomas de asfixia o de estrangulación, apareciendo uno de los cadáveres con el cuello rodeado con una cuerda en forma de lazo. 

Los cuerpos localizados en 1939 con la entrada de las tropas franquistas en la ciudad que habían sido enterrados en una fosa común en lo que se conoce como Túnel de Usera, fueron examinados por los doctores forenses, señores Piga y Aznar, en representación de la Escuela de Medicina Legal de la Universidad de Madrid, quienes declararon que la mayoría habían muerto a consecuencia de disparos de arma de fuego, muchos después de tortura. Reconocidas las víctimas por sus familiares y a su solicitud, el 26 de octubre de 1944, el obispo Leopoldo Eijo Garay autorizó el traslado definitivo de los cuerpos[17] a una parte de la galería original, acondicionada como Cripta en los sótanos del Convento-Colegio regentado por las Religiosas Teatinas de la Inmaculada Concepción, que la cuidan. 

A la entrada de ese sótano se conserva un emocionante testimonio escrito en un trozo de pared original , ahora protegido con cristal. Se trata de la inscripción hecha a mano en el yeso por Manuel Toll Messía, quien, dándose cuenta del engaño de que había sido objeto, seguramente con la hebilla de un cinturón, escribió: “Me han preparado una encerrona y traído a esta casa con otros quince más, espero nos fusilarán, cúmplase la voluntad de Dios. Manuel Toll Messía, Carbonero y Sol 4 Madrid”. 

Sirvan estas palabras, escritas el 8 de noviembre de 1937, de testimonio verdadero de los hechos históricos sucedidos y, sobre todo, de ejemplo de valentía y fe de aquellos que por defender sus ideas y valores cayeron víctimas de la irracional barbarie. 
Plano



[1] El Vértice Basurero era eso, un cerro lleno de basuras junto a las cercanas chabolas de sus trabajadores. Estaba situado en la carretera de Usera a Carabanchel, sacudía la carretera de Toledo al oeste y seguía por la actual calle de Antonio Leyva hasta el puente homónimo. 

[2] Orden de 9 de junio de 1938 (B.O. núm. 598 de 12 de junio de 1938), ocupación Vértice Basurero 13 de noviembre de 1936. 

[3] Sobre su muerte, escribió Antonio Machado un sentido epitafio: 

“Cayó Emiliano Barral, capitán de las milicias de Segovia, a las puertas de Madrid, defendiendo su patria contra un ejército de traidores, de mercenarios y de extranjeros. Era tan gran escultor, que hasta su muerte nos dejó esculpida en un gesto inmortal. Y aunque su vida murió, nos dejó harto consuelo su memoria”.                        Antonio Machado. 

[4] La 36' Brigada Mixta quedó formada, el 1 de enero de 1937, por los batallones 141 "Nosotros", 142' " 16 de Febrero", 143 "Acero" y 144' "Pablo Iglesias", después de haberse desprendido de "Leones Rojos", "España Libre", "Frente de la Juventud", "Félix Bárcena", "Mancha Roja", "Espartacus" y fuerzas del Cuerpo de Asalto que originariamente formaban la columna "Prada". 

[5] La idea de la creación de este conocido batallón partió de Enrique Castro, comandante general del Regimiento en aquellos primeros días. Según define su propio diario eran compañías de choque. Su acción casi siempre ofensiva, de ataque. Los elementos que la componían debían conocer no sólo el manejo del fusil, sino también de granadas, dinamita, machetes y algunas nociones del funcionamiento de una ametralladora. La lucha cuerpo a cuerpo, la penetración en el campo enemigo para realizar acciones especiales, la guerrilla, son métodos de lucha normales de esta compañía. Era una unidad en sí misma. Con sus secciones de ametralladoras y de fusiles-ametralladores, ambulancia, sección de enlace, etc.. Contaba además con otra sección de bombas de mano, escuadra de gastadores y banda de tambores y cornetas. 

[6] ELADIO LOPEZ POVEDA, 35 años, natural y vecino de Madrid, casado, albañil. En la lucha final por Madrid, formó parte del grupo que se enfrentó al coronel Casado. Detenido por la Junta de Defensa, fue entregado al ejército nacional. Celebrado el juicio el 3 de mayo de 1941, resultó condenado a muerte. 

[7] Agapito García Atadell, creó y dirigió esa checa, la del Amanecer, que cometió numerosos asesinatos, con el objetivo, como se comprobó posteriormente, de robar y saquea, llegando a acumular un importante tesoro, buena parte del cual se llevó en su huida. Su segundo fue Ángel Pedrero García, y como jefes de grupo, Luis Ortuño y Antonio Albiach Chiralt. En total solían actuar en la tristemente célebre checa 48 miembros, todos del Partido Socialista Obrero Español. 

[8] Resulta imposible en este trabajo hacer mención, siquiera breve, de tantos lugares convertidos en lugar de exterminio: Mina de Camuñas, Picadero de Paterna, Paracuellos de Jarama, etc., en ellos, los presos después de haber sido sometidos a los “famosos” Tribunales Populares y en otras ocasiones, directamente, sin necesidad de semejante farsa, fueron asesinados. 

[9] Mijaíl Yefímovich Koltsov, (Kiev1898Moscú1940 o 1942), Era hijo de un zapatero judío. Participó en la Revolución Rusa de 1917, pasó a ser miembro del Partido Bolchevique en 1918 y tomó parte en la subsiguiente guerra civil. Comunista convencido, pronto se convirtió en una figura clave de la élite intelectual soviética y posiblemente en el periodista más famoso de la URSS; Ian Gibson en “Paracuellos: cómo fue”, lo describe como "el agente personal de Stalin en España, y en ocasiones tenía línea directa con el Kremlin" y , le considera el responsable de los fusilamientos de Paracuellos, que tuvieron lugar en Madrid en noviembre y diciembre de 1936. Fue denunciado, sentenciado y ejecutado bajo el mandato de Stalin. A la muerte de éste, fue rehabilitado. 

[10] Le hicieron caso y se ocuparon por toda la España bajo su mando, con firmeza y crueldad inaudita de “limpiar” las cárceles, de lo cual han quedado suficientes testimonios. Es lo que se conoce con el nombre de “sacas”. 

[11] Archivo Histórico Nacional, FC-CAUSA GENERAL, 1522, EXP.16-67-68 

[12] Carlos Luis José Francisco de Borbón y Rich (1915-1978) descendiente del infante don Francisco de Paula. 

[13] El Servicio de Información Militar (SIM) fue el nombre de la agencia de inteligencia y del servicio de seguridad de la Segunda República Española durante la Guerra Civil Española. El SIM fue creado el 9 de agosto de 1937 por el entonces Ministro de Defensa Nacional Indalecio Prieto, fruto de la unión de las organizaciones de espionaje y contraespionaje. Durante la época de dirección del Coronel Uribarri quedó dominado por los comunistas, que lo utilizaron más como policía política del Partido Comunista de España que como el servicio de información estrictamente militar que había sido diseñado. En la primavera de 1938 obtuvo la lista de todos los falangistas que actuaban en Cataluña y detuvieron a 3.500 personas, a las que, tras los interrogatorios y torturas, hallaron culpables de espionaje. 

[14] Obsérvese que fueron tribunales de Franco los que a pesar de los “méritos” del encausado le conmutaron la pena de muerte. 

[15] Ibidem Expte1522-94 

[16] Ibidem Expte 1522 15-23/128 

[17] No todos los cuerpos están ahí enterrados. Algunos lo fueron en el cementerio de los Mártires de Paracuellos.


Proyectil "Whitworth" lanzado por los carlistas sobre San Sebastián en 1876

publicado a la‎(s)‎ 28 ene 2013, 12:31 por Tradición Viva   [ actualizado el 24 jun 2018, 7:16 ]

Historia|
Por Iñigo Pérez de Rada, Madrid a 6/01/2013

El proyectil


Medidas: 28 x 8 cm (proyectil); 15 x 15 x 3,5 (base)
Material: Hierro, acero, damasquinados en oro y plata.
Se trata de un proyectil sistema "Whitworth" empleado en uno de los bombardeos que hizo la Artillería carlista sobre la ciudad de San Sebastián el día 14 de enero de 1876.

Fue lanzado por la batería carlista de Arratzain (Mendizorrotz) cayendo sobre la capital guipuzcoana sin explotar, por lo que fue recogida la granada, y por encargo del oficial Teófilo Moriones [en diciembre de 1875 era teniente de Caballería y ayudante de campo de su padre el general Moriones] se procedió a retirar la espoleta y vaciar la carga de explosivo para convertir la carcasa en pieza inerme e inofensiva. A continuación se damasquinó su superficie en bello trabajo ejecutado por algún maestro eibarrés, con el objeto de servir como regalo a la duquesa de Santoña.

Detalle
En la parte superior se lee la leyenda explicativa de su procedencia damasquinada en oro: "GRANADA TIRADA DE LA BATERIA DE ARRATSAIN, SOBRE SAN SEBASTIAN 14 ENERO DE 1876". En su cuerpo se encuentra la dedicatoria, también en oro: "RECUERDO DE TEOFILO MORIONES, A LA EXMA. Sª. DUQUESA DE SANTOÑA".

Dedicatoria

Se le dotó de base montada sobre cuatro esferas flamígeras que representan otras tantas bombetas de Artillería, cada una de ellas damasquinada a propósito de distintos bombardeos efectuados por los carlistas sobre poblaciones Vascongadas: "BOMBº DE BILBAO 1874", "BOMBº DE IRUN 1874", "BOMBº DE HERNANI 1875" y por último "BOMBº DE GUETARIA 1876".

Detalle de una bombeta
Fue adaptado el conjunto para que sirviese como lámpara eléctrica, y esa función debió de desempeñar en el lujoso palacio que los duques de Santoña poseían en Madrid, situado entre las calles Huertas y Príncipe.

Teófilo Moriones y Salvatierra, 2º marqués de Oroquieta, capitán de Caballería, falleció en Valtierra (Navarra) el 3 de octubre de 1892. Era hijo del teniente general Domingo Moriones y Murillo, creado marqués de Oroquieta en diciembre de 1875 por la victoria lograda en esa acción contra los carlistas. Sin embargo el general Moriones fue derrotado por los carlistas cuando no pudo cumplir la orden a él encomendada de romper el cerco al que se veía sometido Bilbao por las tropas de Carlos VII; impotente, telegrafió al Gobierno en Madrid: "Es urgentísimo vengan refuerzos y otro General a encargarse del mando...".

La destinataria de la pieza era María del Carmen Hernández y Espinosa de los Monteros, duquesa consorte de Santoña. Fue esta dama muy conocida en la sociedad madrileña por sus obras de caridad y enorme fortuna, de la cual fue desposeída al final de su vida por la hija de su marido el duque, con el que había contraido segundas nupcias. Falleció esta señora en Madrid en 1894 a los 66 años.

Los carlistas adquirieron numerosos cañones del sistema "Whitworth" en Inglaterra. Tenían la ventaja de ser de retrocarga y también al estar dotados de ánima poligonal y el proyectil ser ochavado, éste último adquiría una rotación cuando era disparado que aumentaba considerablemente su precisión. 

San Sebastián, que se había convertido en refugio de los liberales de la Provincia de Guipúzcoa durante la guerra, fue duramente bombardeada durante los años 1875 y comienzos del siguiente gracias a la ventaja estratégica que les confería a las fuerzas carlistas dominar los altos en su vertiente occidental.

"San sebastián era una ciudad sitiada y casi aislada. El 10 de octubre [de 1875] se reanudaba el correo por tierra a través de Irún, que hasta ese momento debía realizarse por vía marítima y dependiendo de las condiciones de la mar. El cañoneo se producía a cualquier hora del día, y a veces hasta entrada la noche, si bien a lo largo del asedio hubo algún intervalo largo sin actividad por parte de los carlistas. Aunque de modo bastante ocasional, los proyectiles carlistas producían bajas entre la población civil, y a pesar de su carácter no excesivamente dañino, debían crear un clima de desasosiego que redundaba en que se alimentasen sospechas acerca de la existencia de quintas columnistas introducidos en la población. Los carlistas bombardeaban la ciudad desde sus posiciones en Mendizorrotz, en concreto desde Arratsain, que era el punto débil de la defensa de San Sebastián, y los liberales contestaban desde sus baterías de Igueldo y los fuertes de Lugaritz y Hernández (Gudamendi). Para avisar a la población de los bombardeos había un turno de vigías en la torre de Santa María, que luego se amplió al castillo de La Mota, donde se instaló una campana que en cuanto divisaba el primer fogonazo tocaba a rebato para que las gentes buscaran refugio".
(Miguel Artola, Ed. "Historia de Donostia San Sebastián. Ayuntamiento de San Sebastián y Editorial Nerea, S. A. San Sebastián, 2000. Pág. 314) 
 
Las tropas liberales rompen el bloqueo al que se veía sometido San Sebastián el 28 de enero de 1876 atacando las posiciones carlistas que dominaban la ciudad y el 18 de febrero se ven obligados a abandonar su privilegiado emplazamiento de Arratzain. Diez días después Carlos VII abandona el territorio español alcanzando la frontera francesa por el paso de Valcarlos en Navarra. La Tercera Guerra Carlista había terminado.

Grabado de El Estandarte Real
La publicación "El Estandarte Real" en su número 28 (julio de 1891) publica este interesante grabado, representando a artilleros carlistas sirviendo una pieza "Whitworth" y la sección de un proyectil, acompañado de su explicación correspondiente:

"Gran número de las piezas que componían la artillería carlista en el Norte eran del sistema inglés Whitworth, inventado por el constructor así llamado á principios de 1860, antes, por consiguiente, de que se conociesen las mejoras y adelantos de los sistemas Krupp y Plasencia. La sección del ánima de este cañón figura un exágono, cuyo desarrollo longitudinal es hueco y espiral. Se carga por la recámara, es de sencilla construcción y se maneja muy fácilmente. Toda la pieza es rayada; la culata se cierra con un ajuste sólido que lleva un tornillo interior al cual se da movimiento con el torniquete que se ve en la figura. La forma de los proyectiles que se lanzan con este cañón varían según los efectos que se desean producir. Cuando, como en Santa Bárbara, sobre Puente la Reina, se quieren lanzar á muy larga distancia, tienen la forma de un cilindro apuntado pot dos conos chatos, por cuya figura los soldados del ejército liberal les dieron el nombre de <<pepinos>>.
Las figuras del dibujo señalan el proyectil.
Número 1, tapón contra el cual choca la pieza núm. 3, produciendo la explosión; dicha pieza núm. 2 lleva en su extremo superior un mixto, y va rellena de pólvora; se coloca en el número 2, introduciéndola por la parte superior, hasta que asomen por el lado opuesto las orejas núm. 4, las cuales se rompen en el momento del choque. Después del disparo, el cartucho queda dentro del cañón, y se saca al abrir el disco de ajuste.
Una pieza de á 12 se carga con 850 gramos de pólvora, y el proyectil puede recorrer un trayecto de siete á ocho hilómetros. La detonación no es muy fuerte; un hombre basta para el manejo de una pieza, y no hay que hacer uso del escobillón".


Un prusiano carlista

publicado a la‎(s)‎ 13 ene 2013, 10:45 por Tradición Viva   [ actualizado el 13 ene 2013, 13:35 ]

Madrid, 13 de enero de 2012,Un prusiano carlista, por Jesús Flores Thies



La biografía de von Goeben (Augusto Carlos Federico Cristián von Goeben) es verdaderamente apasionante. Había nacido en diciembre del año 1816 en Stade de Elba (Hannover) de una familia con raigambre militar. Su padre, que era director del Parque de Artillería de Hannover, había participado en la guerra de la independencia española encuadrado en la legión anglo-alemana a las órdenes de Lord Wellington. En el asalto a Badajoz sufrió graves heridas que le obligaron a retirarse del Ejército. 

El joven Goeben no quiso ingresar en el ejército de Hannover, y marchó a Prusia. A los 17 años sentaba plaza de aspirante a oficial en una de las unidades con más prestigio del ejército prusiano, en el regimiento de Infantería nº 24. Hablaba perfectamente el francés y también el inglés, ya que Hannover e Inglaterra tenían el mismo soberano. Ya de teniente, regresa a Hannover, y es entonces cuando decide venir a España para alistarse bajo las banderas carlistas.

Muchos eran los voluntarios europeos que elegían los ejércitos cristino o carlista. Normalmente eran suizos, austriacos o alemanes los que elegían el bando carlista, por ser monárquicos y anti-revolucionarios, mientras que los británicos y portugueses (también de la Legión extranjera francesa) elegían el bando cristino, siendo más mercenario el espíritu de estos voluntarios.

El 26 de mayo de 1836, el joven teniente, guiado por contrabandistas y vestido de campesino vasco, atraviesa los Pirineos hasta alcanzar Zugarramurdi, la primera aldea carlista. Días después llega hasta Irún pasando subrepticiamente por territorio francés. No muy lejos de Irún pudo ver a lo lejos, en Behovia, las posiciones de los cristinos.

Le sorprende a Goeben la débil y mala construcción de las defensas de los carlistas en Irún, y así lo expone con toda prudencia, que no fue muy bien aceptada por el responsable. Asegura que éste oficial carlista moriría heroicamente en la defensa de otro puesto que se le había confiado. Los Cuerpos de Artillería e Ingenieros mejoraron notablemente a lo largo de la guerra gracias, entre otras razones, a la intervención de oficiales alemanes.

Marcha después a lo que llama Villafranca de Guipúzcoa, es decir, lo que hoy es Villafranca de Ordicia o simplemente Ordizia, que para mayor información, es la patria chica de Andrés de Urdaneta, el descubridor de las corrientes de Kiu Siu que permitieron el viaje de los navíos españoles desde Filipinas hasta Nueva España.

En esta pequeña localidad está la itinerante y exigua corte del pretendiente don Carlos, al que es presentado el 31 de mayo. Recibido muy afablemente por don Carlos, que le presenta a su hijo Sebastián, parte el prusiano a Hernani destinado al Estado Mayor de Guipúzcoa, donde debería permanecer durante algún tiempo para perfeccionar el idioma español. Se le ofreció entrar en el Cuerpo de Ingenieros recientemente organizado y en el que hacía falta oficiales, pero él consideró que siendo oficial de Infantería, con escasos conocimientos de ingeniería, poca iba a ser su ayuda. En la reorganización de este Cuerpo habían intervenido los capitanes alemanes Roth y Straus.

Frente a San Sebastián, difícil objetivo carlista, las obras de defensa eran precarias, no así las de enfrente, en parte guarnecidas por los voluntarios de la Legión Inglesa de Evans, que estaban además protegidas por la artillería de los barcos británicos.

La primera acción en la que participó fue bastante desgraciada. Agregado a 2º Batallón de Guipúzcoa, cuya compañía de granaderos la mandaba un oficial suizo, pese al valor de los guipuzcoanos, que él tanto admira, pero debido a la eficaz actuación de la artillería de escuadra británica, convierte en derrota lo que parecía ya una victoria. Entre las numerosas víctimas estaba la de su amigo el oficial suizo, que moriría a la mañana siguiente de resultas de una herida en el pulmón. Días después, en los largos períodos de descanso, se dedica al estudio del idioma.

Las cosas se presentaban mal para los carlistas. Los cristinos habían conquistado Fuenterrabía e Irún, cortando el paso a Francia. Pese a todo, pasan los carlistas a la ofensiva, y es entonces cuando Goeben, no sólo es herido, sino algo peor, cae prisionero, circunstancia que lógicamente le hunde en profunda depresión. Habla en francés con sus captores que le tratan bien, según él, por “haber puesto mi bolsa en manos de los soldados”. Poco después consigue escapar para ser nuevamente capturado por soldados ingleses. Y esta vez el peligro es mayor, porque podía ser considerado espía. Pudo librarse del fusilamiento, siendo encerrado en un cuartucho sin más mueble que un saco de paja. Aquel cautiverio le sirvió para seguir avanzando en el aprendizaje del idioma, ya que no le habían quitado su manual de español. Seis semanas después es embarcado en el vapor “Reina Gobernadora” rumbo a Santander.

Su peregrinar de cautivo le lleva el 13 de septiembre al depósito de Logroño, hasta que un día recibe la buena noticia de que ha sido canjeado y que va a ser escoltado hasta la frontera francesa. Su cautiverio ha durado ocho interminables meses.

Pero nuestro voluntarioso prusiano no tiene la menor intención de llegar con su escolta a la frontera francesa, así que un día, salta por la ventana de la casa en la que se encontraba encerrado, en un descanso de la andadura hasta Francia, y pese al dolor que siente por culpa del batacazo, ya que la ventana estaba muy alta, corre como un gamo hacia un río Ebro al que se lanza, y como es buen nadador, pronto alcanza la otra orilla, mientras le disparan los soldados de la escolta que se han dado cuenta de la fuga, indudablemente con mala puntería. Poco después, un campesino lo acoge y le guía hacia Estella, después de atravesar de noche las líneas cristinas. El general Uranga, al que llamaban cariñosamente “el tonto bueno”, porque era una buena persona pero bastante torpe en el campo de batalla, le envía al Estado Mayor de Navarra, al parecer reclamado por el general García a quien Goeben considera un buen general y que era muy querido y respetado por los campesinos, a los que protegía.

A las órdenes de Uranga, Goeben participa en el asalto nocturno y por sorpresa de Peralta (“conocida en toda España por sus excelentes vinos”) siendo de los primeros que asaltan la muralla subiendo por las escalas colocadas por los granaderos. Poco después le encarga Uranga el llevar a Francia a desertores de la Legión extranjera francesa, la mayor parte alemanes, que entrega a los franceses en Zugarramundi.

Participa en la expedición de Zaratiegui que atraviesa el Ebro y se adentra en Castilla, siendo uno de los primeros combates contra los voluntarios portugueses mandados por el Barón das Antas derrotados después de una larga, feroz y sangrienta lucha. Una difícil marcha con combates esporádicos les llevaba hasta Segovia, ciudad que sitian. Él está agregado a la brigada de Vizcaya. La ciudad fue conquistada y a conciencia saqueada. Zaritiegui trata de aproximarse a Madrid pero es rechazado en la sierra de Guadarrama, regresa a Segovia que es abandonada, continuando la expedición por tierras del Duero, hacia los montes de Soria.

Siguiendo el itinerario de la expedición, donde en un combate estuvo en peligro de caer nuevamente prisionero, entran en Aranda de Duero y poco después en Valladolid, donde la intervención del Obispo impide la violencia y el saqueo. Goeben tiene palabras elogiosas para definir el carácter de los que denomina castellanos viejos (de Castilla la Vieja…). Poco después tiene lugar en Aranda el encuentro con la Expedición Real.

Reorganizadas las tropas carlistas se pone en marcha una nueva expedición, esta vez la de Basilio García a quien el prusiano considera hombre de valor, magnífico jefe de Brigada pero no apto para una empresa de la índole de esta expedición. Esta vez participa Goeben como teniente más antiguo de la 6ª compañía del 7º batallón de Castilla. Pasan un muy crecido Ebro entre Lodosa y Logroño donde murieron ahogados muchos soldados y oficiales, entre ellos su amigo holandés, Custavo Phipippon.

En la marcha hacia el Bajo Aragón se les une una división de Cabrera, pero nada pudo impedir el fracaso de aquella expedición. En uno de los numerosos combates recibió una herida que le dañó gravemente el brazo a la altura del hombro. El daño era tan importante que no había manera de trasladarle con el ejército que le dejó a su suerte en unión de otros heridos graves, lo que le salvó posiblemente de la muerte pues su división fue poco después aniquilada.

Cae nuevamente en poder de los cristinos que le someten, a él y a los heridos, a un terrible maltrato, además de quitarle todo lo que tenían de valor y hasta sin valor. Es obligado a seguir la columna cristina hasta que ante su deplorable estado es enviado a un hospital en Cuenca donde pasa cuatro meses infernales, luchando con los cirujanos que se empeñan en amputarle el brazo. Casi curado es llevado al depósito de Madrid. Allí, la dura prisión fue aliviada gracias a recomendaciones llegadas de su patria. Es trasladado en duras y agotadoras jornadas hasta Sevilla, Jerez y finalmente Cádiz donde son encerrados los numerosos prisioneros carlistas en unas frías y húmedas casamatas junto al mar.

Las durísimas condiciones de vida de los prisioneros se vieron aliviadas cuando Cabrera, informado de la situación extrema de los prisioneros carlistas en Cádiz, amenazó con represalias con los prisioneros cristinos. Sabía Maroto, que estaba al mando del ejército cristino, que Cabrera no hablaba en balde e hizo que la situación de aquellos desgraciados mejorara de forma notable. Y gracias también a Cabrera se consiguió un canje con sus prisioneros, entre los que se pudo incluir a Goeben, que no pertenecía al ejército de Cabrera pero que gracias al Cónsul de la Inglaterra y Hannover se pudo unir a los canjeados. Parten en barco de Cádiz para desembarcar días después en Sagunto y, después de pasar 14 días en Castellón, por fin se produce el ansiado canje.

Llegado con sus compañeros a territorio dominado por los carlistas pide Goeben su reincorporación al ejército, pero el jefe se opone alegando que ellos estaban allí, por orden superior, para reponerse. Sería días después en Chelva cuando es admitido por el Brigadier Arévalo, incorporándose fusil en mano a la compañía de granaderos del primer batallón del Turia (este ejército carlista está compuesto principalmente por voluntarios valencianos), con el que participa victoriosamente en su primer combate después de su liberación.

Por fin es presentado a Cabrera al que le desagradan las gafas con cristales verdes que Goeben usa para protegerse del sol después de permanecer a oscuras tantos meses de cautiverio. A Cabrera le desagradan y habla a Goeben de forma desabrida; es entonces cuando el prusiano le pide su traslado a Cataluña, prefiere combatir a las órdenes del Conde de España. No acepta Cabrera y Goeben ha de permanecer bajo sus órdenes. Combate a su lado en Carboneras lo que le facilita que Cabrera acepte por fin su petición de incorporarse al ejército de Cataluña. Y sería en Morella, etapa de su viaje al norte, donde se enteraría de lo que denomina “la ignominiosa venta de Vergara y del paso a Francia de Carlos V”.

En su continuo deambular por tierras de España llega el prusiano a Carrascosa presentándose al Conde España, noble y militar francés al servicio de la causa carlista. Se quejaba el Conde haber te nido que desprenderse del Coronel Barón von Rahden, valioso prusiano, y excelente ingeniero, que tuvo que enviar con Cabrera (von Rahden escribiría también unas interesantísimas memorias). “Me gustan los alemanes –le dijo el Conde-, y usted me será útil también”, y lo destina al Estado Mayor del Ejército.

Poco útil pudo ser al Conde de España pues éste sería asesinado pocos días después por lo que von Goeben pide su regreso al ejército de Aragón. Peligroso viaje que hace en compañía de dos jóvenes que le pidieron ayuda para poder llegar hasta sus maridos combatientes en el ejército de Cabrera. Salen de Berga, y después de mil percances, llegan a Flix donde se une a los carlistas. Continúa su marcha hasta Morella. Allí se encuentra con su compatriota el barón de Rahden quien le lleva hasta Cabrera. Pese a conservar las gafas, que tanto desagradan al tortosino, éste lo agrega al Cuerpo de Ingenieros. Pero poco después ha de marchar a Francia el barón, comisionado por Cabrera para entrevistarse con el rey, heredando Goeben, como consuelo, el valioso caballo de su amigo

En su nuevo destino de ingeniero “me sentí algo inseguro en mi esfera de acción”, asegura Goeben, pero ya tenía algo de experiencia por situaciones anteriores. Acompaña a Cabrera en sus diferentes viajes de inspección hasta que el caudillo carlista cae gravemente enfermo, incluso llega a Morella la falsa noticia de su muerte, pero no es cierta la noticia, sin embargo ha de pasar a Francia en estado de gran postración para regresar, envejecido y agotado meses después.

El final de aquella aventura era sólo cuestión de tiempo. Abandona Goeben Morella que caería, merced a la traición, en manos de los cristinos, y llega hasta la zona de El Turia, encargándose de las fortificaciones de Cañete y de Castillfabib. Aun ha de pasar peligrosas aventuras, como cuando en una marcha hacia Aragón está a punto caer nuevamente prisionero. El final se aproxima, aumentan las deserciones y se produce el ya insoportable cansancio de una guerra interminable y sin esperanzas de victoria. Cabrera pasa a Francia, y en la localidad de Royuela, en la sierra de Abarracín, nuestro héroe, por medio del cura párroco, ofrece al gobernador de la fortaleza enemiga de Teruel deponer las armas y entregarse. Tratado con cortesía por el gobernador cristino, es poco después asaltado por unos miserables que le hieren en el brazo, pero logra escapar, siendo internado en el hospital de Teruel. Medio curado parte hacia Valencia donde el cónsul inglés le da un falso pasaporte, el de un licenciado de la Legión Británica.

Embarca en el Grao y después de hacer escala en Tarragona desembarca en Barcelona donde tiene la oportunidad de ver en una parada a sus enemigos: Espartero y O´Donell. Por fin, viaja hasta Francia entrando por Le Pertus. El Prefecto de esta localidad le dio la opción de regresar a Alemania… o entrar en la Legión Francesa. En su libro de memorias escribe “el 18 de agosto (de 1861) emprendí la penosa marcha hacia mi patria”.

Lógicamente no podemos terminar este relato sobre las vivencias de von Goeben en España sin ocuparnos del resto de su biografía donde comprobaremos la razón de ser considerado un importante personaje en la Historia de Prusia. Un crucero de batalla alemán de la serie “Moltke” llevara su nombre.

Poco después de su llegada a Hüzelburg, en el Mecklemburg, la publicación de su libro sobre su aventura carlista, entusiasma a Federico Guillermo IV que le hace ingresar en el ejército prusiano, ascendiendo a capitán cuando estaba a punto de cumplir 30 años. Pasa a las órdenes de von Moltke en el IV Cuerpo de Ejército, combatiendo contra elemento revolucionarios. A los 42 años es ya coronel. Y es entonces cuando hace otra escapada “española”.

Marcha con otros militares prusianos a la “guerra de África 1859-1860”, y se unen a otros observadores bávaros, franceses, austriacos, suecos y rusos. Incluso llega a participar en la acción de Samsa, en la que es herido el teniente prusiano de Caballería von Jena, y posteriormente en la de Wad Ras, que pone fin a la guerra.

A los 47 años es ascendido a general.

Participa en la guerra con Dinamarca; en la austro-prusiana de 1866, entrando vencedor en Würzburg; y en la que le daría más fama, la franco-prusiana donde, después de una serie continuada de combates, derrota al ejército francés en San Quintín. Después viene el armisticio de Versalles, después la paz… Y en ella moriría el teniente general de la Orden “Pour le Mérite”, von Goeben el 13 de noviembre de 1880.

En 1912 se daba su nombre a un crucero de batalla de 23.000 toneladas que, junto con el “Bremen”, tantos dolores de cabeza daría a la Armada Británica en el Mediterráneo.

Hemos de decir aquí que nuestra simpatía hacia este prusiano aumenta al coincidir su tierra natal con la de los “Thies” de mi abuelo alemán: Hannover.

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