
Pero además las Navas ocupa un lugar trascendente en la historia de España pues si bien no es la primera expresión de la unidad hispana tras la caída del reino visigodo, si es la formulación más acabada de dicha idea unitaria facilitando la unidad de los diferentes reinos peninsulares para luchar contra el común enemigo representado por el islam.
Los diferentes reinos peninsulares (Portugal, León, Castilla, Navarra y Aragón) son conscientes de la existencia de una verdadera unidad de destino histórico y son conscientes igualmente de la existencia de una pasado común que les impulsa a unir sus fuerzas para luchar contra el invasor de los territorios que unidos formaron el reino visigodo. No es necesario que entremos aquí a discutir sobre la polémica entablada entre Américo Castro y Claudio Sánchez Albornoz sobre el nacimiento del concepto España, pues es evidente que esta unidad ya se puede defender desde la ocupación romana de la península donde la similitud entre los pueblos peninsulares y su obstinada defensa de la libertad obligó al imperio romano a tomarse dos siglos para conquistar la Península Ibérica.
Ahora bien, la unidad de los reinos peninsulares en la lucha contra el infiel no nos tiene que hacer olvidar que en la iniciativa bélica que lleve al triunfo de las Navas ante todo y sobre todo destaca la personalidad de Alfonso VIII de Castilla (1155- 1214), conocido como el Noble o el de las Navas, rey que en su forma de gobernar y en su defensa de los principios cristianos ya anticipa las características de la monarquía hispana. Nadie duda que su reinado causó un gran impacto en la historia medieval de la península, pues en el mismo se produjeron varios hechos fundamentales para los siglos venideros:
- El reino de Castilla se convirtió en el centro de poder político más importante de la península, importancia adquirida por el tesón de Alfonso VIII que aún heredando un territorio mermado a lo largo de su minoría de edad, sabe defender los intereses de los hombres libres castellanos recuperando las tierras arrebatadas por los reinos de León y Navarra, y decide liderar la lucha contra el Islam.
- El comienzo de la decadencia definitiva del poder musulmán, pues la victoria de las Navas no sólo fue una gran derrota del potente ejército almohade sino que acabó con su poder y abrió las puertas de Andalucía a los sucesores de Alfonso VIII, continuadores de la Reconquista hasta su fin con la conquista del reino de Granada en 1492.
- El impulso definitivo de las ordenes militares hispanas, principalmente de las órdenes de Calatrava y de Santiago, pues esta última aunque de origen leones fue especialmente protegida por Alfonso VIII quien les proporcionó el castellano castillo de Uclés como casa matriz desde donde los caballeros de Santiago lucharían en defensa de la religión cristiana de forma decisiva hasta el fin de la reconquista.
- Fue el mismo Alfonso VIII quien imprimió en la historia hispana con huella definitiva el carácter de cruzada, pues no hay que olvidar que en 1195 lideró el primer intento serio de unidad de los reinos hispanos para luchar contra el infiel, no obstante su impaciencia en enfrentarse a los almohades sin esperar la llegada del rey de Aragón propicio el gran fracaso cristiano de Alarcos. Ahora bien, dicha derrota no le hizo olvidar la necesidad de la unidad en la reconquista, por lo que en 1212 volvió a organizar a los diferentes reinos peninsulares para dar la batalla definitiva al imperio almohade. No obstante el éxito de Alfonso VIII consistió en la implicación del papado en la reconquista peninsular con la proclamación por Inocencio III de la Cruzada Hispana, proclamación que se integraría en la forma de ser del pueblo español continuando su particular cruzada a favor de la cristiandad en los siglos posteriores, extendiendo el cristianismo en América, luchando por la unidad religiosa europea durante la contrarreforma, parando nuevamente el avance del poder musulmán tanto en el sitio de Viena, como en la batalla de Lepanto, así como impidiendo el avance mahometano en Asía desde el centro de operaciones hispano en Filipinas.
Por todo ello cabe concluir que las Navas de Tolosa, y su principal impulsor Alfonso VIII constituyen dos hitos insoslayables en la construcción de la historia de España, dos referentes sentimentales injustamente olvidados en su VIII centenario por cuanto resulta incómodo a nuestros actuales políticos recordar que España se funda desde la unidad, no desde inútiles enfrentamientos regionalistas, y se funda ante todo y sobre todo bajo la tutela de la cruz que llevaba a nuestros gobernantes de antaño a defender los derechos de la verdad, y proteger con mayor énfasis en época de crisis sociales los derechos de los más desfavorecidos.
Carlos Pérez- Roldán Suanzes- Carpegna, Julio de 2012, VIII aniversario de las Navas de Tolosa