Palabras de Don Francisco Javier de Lizarza en la presentación del libro “Navarra fue la primera, 1936-1939”, el 30 de noviembre de 2006, en el Nuevo Casino Principal, en Pamplona

Me siento muy honrado en presentar hoy en Pamplona, que “es mi pueblo”, ellibro de mi padre, mi aitacho, que. como leizarra, quería ser llamado. Es un libro distinto sobre la guerra de 1936. En el aluvión de los que cada día se publican, éste, que no es nuevo, es sin embargo una novedad. Ya el título original llama la atención, pues es sugestivo y omnicomprensivo: ‘Navarra fue la primera’. Procede de una vieja canción que recuerda aquellos primeros días de la Cruzada, cuando llegaban a Pamplona los camiones y autobuses de los pueblos cargados de mozos, que pedían fusiles.

Niño yo, recuerdo perfectamente, con esa claridad que la memoria guarda de cosas que quedan grabadas para siempre. aquella canción “Navarra fue la primera ¡Voluntarios, a las armas!... En defensa de la bandera de Dios, la Patria y el Rey”.

El titulo es, pues, acertado, bien significativo del contenido. El libro, aunque no es original, si lo es en cierta manera, pues recoge textos olvidados, inalcanzables, y los une con un hilo conductor único, la explicación de cómo un movimiento militar, en que varias guarniciones se sublevaron contra el caos político, contra el desastre, contra la República, en suma, se convirtió en Navarra precisamente en una Cruzada popular, patriótica y religiosa.

En algunas capitales triunfó la sublevación, en otras —las más importantes fracasó. No hace falta dar nombres, ni recordar razones de por qué allí si y por qué en otros lugares no. Pero precisamente en Pamplona, que fue la última en levantarse, no por falta de ganas, sino porque así lo tenía ordenado “el director” del Alzamiento militar, el General Mola, no por otra razón.

Era la última de las que se levantaron, pero, sin embargo, con el Ejército se sublevó el pueblo, Navarra entera. Los pueblos se volcaron en Pamplona, con los jefes locales del Requeté, con los alcaldes, con sus curas. Los mozos, en  mangas de camisa —era julio- y en pantalón de faena. Todos a la Plaza del Castillo, y de allí al cuartel del América o del Sicilia. Aquello era distinto de lo que Mola había pensado y preparado. Y de lo que hasta entonces había ocurrido en Zaragoza, en Burgos, Oviedo o Sevilla. Navarra entera se volcaba sobre Pamplona, con sus párrocos, con las viejas canciones de la carlistada. Y así “cubrió los frentes de combate’.

Pero eso, “Navarra fue la primera”: De ahí la canción y el titulo de este libro que acaba de aparecer. ¡A los 70 años justamente!

Consta de cinco partes, bien distintas, pero perfectamente complementarias. Veamos.

Primero, el libro ya clásico de Antonio Lizarza, mi padre, ‘Memorias de la Conspiración”, que tuvo cinco ediciones, todas agotadas. y que cuenta cómo los carlistas prepararon el Alzamiento, como se organizó el Requeté en Navarra. Cumple con la primera de las preguntas que podrían hacerse: ¿Cómo se preparó el levantamiento?

El segundo responde a la pregunta de cómo se hizo la guerra?. Es decir, el libro de Javier Nagore, notario jubilado de Pamplona, felizmente viviente! “La 1ª de Navarra’, que cuenta con lenguaje sencillo, lleno de humor, corno se luchó. qué pensaban los combatientes, por qué luchaban y morían. “Aire fresco” en tres años de guerra cruel y dura, que parecía interminable. Tuvo tres ediciones, y era ya prácticamente imposible localizarla.

A continuación, y como complemento del anterior, de los méritos de Navarra, a la que se concedió la Gran Cruz Laureada de San Fernando por el Generalísimo del Ejército nacional, el estudio técnico del general Ramón Salas Larrazábal, que pasa por inalcanzable estas alturas.

Pero, siguiendo con la guerra, ¿qué se cantaba en ella?. Conocerlo puede ser la mejor explicación e identificación del espíritu de los combatientes. En una canción se expresa el corazón, lo que se siente de tal manera, que por ese sentir se hacen los mayores sacrificios, se ofrece y se da la misma vida. La geografía española está, o estuvo, llena de tumbas con el sagrado epitafio: “Muerto por Dios y por España”. Es el cuarto libro, el de Rafael García Serrano, “Cantatas de mi mochila”, pamplonés, falangista, que bien mereció ser académico de la Lengua. Recogió todo lo que se cantaba entonces en la guerra de 1936 y también lo que han cantado los soldados españoles, desde los días del Gran Capitán en las guerras de Italia, o en la campaña de Navarra, lo que él llama las canciones tatarabuelas, bisabuelas y abuelas.

Y como final, la respuesta a la gran pregunta: ¿Por qué se hizo la guerra? El estudio filosófico del maestro Alvaro d’Ors, catedrático de Universidad, requeté voluntario en la lucha, en un tercio castellano-navarro, el “Burgos-Sangüesa”.

De la preparación, pues, de la guerra (Antonio Lizarza), a recordar cómo se hizo (Javier Nagore), a cómo y por qué se dio a Navarra la Laureada (Salas Larrazábal), qué cantaban los combatientes del Ejército que ganó (García Serrano), y por qué se hizo la misma (Alvaro d’Ors).

No podía hacerse una mejor enciclopedia del suceso. Un libro testimonio, no político, porque la Historia no lo es, de cinco autores bien distintos, por su origen, profesión y pensar, y un capitulo con fotos y banderas, muchas de éstas conservadas en el Museo Tabar, de Navarra.

De los cinco autores, sólo vive hoy Javier Nagore. Aunque con 87 años, todavía sube montañas casi a diario, llegando y pasando las de 2.000 metros los fines de semana.

¿Debemos recomendar el libro? Creemos sinceramente que no es necesario. La verdad no necesita propaganda... Se impone. Hacía falta recordarla sencillamente y que los cinco libros se recogieran en uno y que éste, que es historia, no falte en las bibliotecas públicas, archivos y universidades.

Meritoria labor la del editor SAHATS, de Burlada, que ha cumplido como bueno en este 70° aniversario del “Día grande de Navarra”, cuando ésta que, “fue la primera”, cambió la historia e hizo que un Alzamiento militar se convirtiera en  Cruzada, religiosa, popular y española.

Y porque recuerdo lo que aquí, entonces, en la Plaza del Castillo, se gritaba, termino con el grito de Viva España!


Fuente: Boletín Carlista de Madrid, número 93, enero 2007

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