Cuaderno nº 2- La solución a la crisis actual ha de ser ética, pero ha de ser práctica La solución a la crisis actual ha de ser ética, pero ha de ser práctica[1] Ante todo quiero agradecer a la Junta Regional de la Comunión Tradicionalista Carlista de Andalucía su amable e inmerecida invitación; quiero agradecer la oportunidad que me brinda de poder disertar de la realidad y el futuro carlista en esta España lacerada desde hace lustros por una profunda crisis moral, y lacerada desde hace unos años por una profunda crisis económica como corolario de aquella. El jueves pasado, la presidente de Caritas España presentó un informe sobre la labor de Cáritas, y dio una seria advertencia a la sociedad española: “La solución pare el paro no será una solución técnica, sino ética” Ahora nosotros como opción política hemos de añadir, la solución política no sólo para España, sino para todo occidente ha de ser ética y apoyarse en soluciones técnicas, pero dando prioridad a los elementos éticos y morales. Efectivamente, partimos de la consideración del carlismo como una solución eminentemente política, no sólo como una postura filosófica, o religiosa; es importante que no confundamos los planos: El carlismo es ante todo política, aunque sus principios encuentren su fundamentación en el derecho natural, en la doctrina social de la iglesia y en escuelas filosóficas iusnaturalistas. ¿Qué supone ser una opción política? El tradicionalismo ha de ofrecer a la sociedad española una solución a su problemas diarios, a su relación política, a su cotidiano vivir en la polis, ha de subvenir a sus necesidades materiales, ha de remover los obstáculos para su desarrollo social, ha de propiciar que todo ser humano pueda alcanzar su legítimas aspiraciones. No perdamos nunca de vista, que hoy y aquí estamos escenificando un acto político de gran importancia en la historia de España; en aquel primer Quintillo de 1934 el carlismo Sevillano lanzó un mensaje claro a España, el carlismo tenía una doctrina política adaptada a su tiempo, tenía un pueblo carlista para llevarla a la práctica, y tenía la esperanza de poder ver materializada su realización práctica. Cabe ahora preguntarnos ¿hoy el carlismo tiene esa doctrina, tiene ese pueblo, contempla el futuro con esperanza? Para ello hemos de analizar las consecuencias de la actual crisis moral de occidente. No cabe duda que dicha crisis está propiciando un derrumbamiento de los falsos valores de la modernidad, a saber:
Ante estos dogmas que caen la sociedad española volverá a la tradición con la seguridad que sus esperanzas han sido traicionadas por la realidad, pues la modernidad ni ha permitido alcanzar la felicidad que esperada, ni ha sido tan bueno dejar de ser lo que el pueblo español era: un referente ético que encontraba su referente estético en esa gran creación cervantina donde el idealismo del Quijote convivía pacíficamente con el realismo de Sancho. Ese idealismo y ese realismo han de determinar una única respuesta: EL CARLISMO HA DE DAR UNA RESPUESTA ÉTICA, PERO UNA RESPUESTA PRÁCTICA. Poco vamos a decir de nuestra respuesta ética, nosotros somos los depositarios de una tradición hispana que fue abandonada en los más lejanos rincones de esta gran casa que es la hispanidad, pero que ahora está siendo desempolvada por una sociedad que no era consciente de su herencia. Llevamos siglos combatiendo contra el poder político no controlado por las cortes, ahora la sociedad se ha dado cuenta que los mercados son la cara de ese poder que nosotros denunciamos hace 200 años. Llevamos siglos luchando contra el centralismo político, y contra la desmembración nacional, ahora la sociedad se da cuenta que ese centralismo se llama Europa y esa desmembración se llama Comunidades Autónomas. Llevamos siglos defendiendo la célula básica familiar frente a las intromisiones del poder político y financiero, ahora la sociedad se da cuenta que la familia es la principal víctimas de actuaciones y políticas en que ella no ha formado parte. Ese idealismo lo tenemos claro, ¿y el realismo de Sancho? Para ello hemos de examinar nuestra acción política y social directa, nuestro poder de influir en la sociedad. Organizaciones e iniciativas como CRUZ DE SAN ANDRÉS, GRITO CONTRA LA USURA, CRUZ DE BORGOÑA, ASOCIACIÓN EDITORIAL TRADICIONALISTA, AHORA INFORMACIÓN, LA PLATAFORMA GRITO CONTRA LA USURA nos demuestran que si bien hemos perdido la posibilidad de derribar el sistema sin embargo tenemos la posibilidad de penetrar la sociedad para devolver el protagonismo de la acción política a la sociedad misma. La creatividad que ha caracterizado el carlismo de estos 200 años nos ha de conducir a potenciar las vías de penetración social ya existentes, y encontrar y desarrollar nuevas vías de penetración. Tenemos la obligación moral de adaptar, sin deformar, nuestra tradición hispana a la sociedad del siglo XXI. Trabajemos todos juntos para que el carlismo asuma un claro liderazgo en la renovación ética, política y social que necesita España, trabajemos en reelaborar nuestra tradición, en mejorar nuestra herencia, en ceder a las nuevas generaciones un depósito de logros y virtudes mayor del que nosotros recibimos; del pasado respetemos los principios, pero adaptemos las formas, seamos coherentes en nuestras propuestas, no aventuremos caminos inciertos; en una época difícil como la actual seamos instrumento de esperanza, depositarios de caridad y combatiente únicamente del error y del odio. [1] Extracto del discurso pronunciado el 26 de abril, por Carlos María Pérez- Roldán y Suanzes- Carpegna en Sevilla con ocasión de los Actos del Quintillo 2013 |