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Sobre el Manifiesto de Don Carlos Javier de Borbón Parma.

publicado a la‎(s)‎ 30 oct 2011, 10:25 por Tradición Viva   [ actualizado el 30 oct 2011, 10:50 ]
Se ha difundido en los medios de comunicación un “Mensaje al pueblo carlista” con fecha de 8 de abril de 2011, firmado por Don Carlos Javier de Borbón Parma. En el documento dicho Príncipe asume la condición de “Abanderado dinástico del Carlismo” invocando la asunción de sus deberes dinásticos y hace unas consideraciones sobre el contenido de su misión. Sin que ello significa ni compartir ni considerar a Don Carlos Javier como rey legítimo del pueblo carlista, no obstante por su importancia el Boletín Carlista de Madrid ha decidido publicar tanto el manifiesto como las reacciones al mismo.

No obstante recordamos a todo el pueblo carlista que la legitimidad de nuestros reyes ha de ser doble a saber: legitimidad de origen y legitimidad de ejercicio, y a esta segunda se remite oficialmente el Boletín Carlista de Madrid.



Manifiesto de Don Carlos de Borbón Parma.

MENSAJE AL PUEBLO CARLISTA

Fiel a mis antepasados, fiel a mi Augusto Padre, cumpliré con los deberes y sacrificios que me impone el ser hoy el abanderado dinástico del Carlismo, que la legitimidad de origen y de ejercicio, desde los tiempos deCarlos V, ha hecho recaer en mí.

Como mi padre, seré fiel a nuestras tradiciones, en primer lugar a nuestra tradición religiosa y, continuando su fidelidad innovadora, junto a los que deseen seguir este camino, dentro y fuera del vasto panorama del carlismo, elaborar entre todos un programa de futuro. No en balde se sacrificaron tantos carlistas, no en balde mi padre vivió y luchó hasta el final de su vida al servicio de estos ideales.

Los tiempos son hoy distintos, el panorama político y su problemática distintos. No por esto ha terminado nuestra misión: perseverar en el camino y en la lucha por la justicia y la libertad.

Una misión que se despliega frente a un mundo donde los países y hasta los continentes están interconectados. Por esto, nuestra mirada ha de abarcar a la vez nuestras Españas y este mundo interconectado que camina hacia una convergencia cada vez mayor. No pienso con este mensaje exponer un plan de actuación. Este plan, este camino, lo iremos haciendo “al andar”.

Sí quiero subrayar que para nuestro presente inmediato la grave crisis moral, política y económica por la que atraviesa el mundo nos obliga a explorar más a fondo, con más rigor y exigencia nuestra propuesta de gestión desde la base de la sociedad, desde la base de nuestras Españas, para que la renta producida sirva al desarrollo progresivo de los ciudadanos, y no al enriquecimiento de determinados entes o individuos, o vaya a engrosar burbujas evanescentes que, al final, a todos arruinan.

Desde siempre, inspirados por el principio de subsidiaridad, le hemos dado una expresión más acorde con los tiempos modernos; se trata de resolver a cada nivel, local, regional, nacional y, hoy en día, supranacional, los problemas por los actores sociales y que estos se impliquen responsablemente y con capacidad inventiva en esta resolución, teniendo siempre a la vista el bien colectivo. Es lo que hemos llamado nuestra autogestión. Así podemos obviar la irresponsabilidad y también la polarización agresiva que conforma cada vez más el diálogo político cuando, al contrario, debería ser abierto y constructivo.

También nuestras raíces de cultura cristiana y humanista, donde han dejado huella otras espiritualidades, nos instan a luchar contra el terrible déficit ético que aqueja hoy en día una sociedad como la nuestra con larga tradición de sacrificios y altura moral. La adoración del becerro de oro no sólo envilece, también hace opaca la visión de un mundo donde la pobreza sigue haciendo estragos y no sólo la pobreza, también la falta de democracia y libertad y el olvido de los derechos humanos y de los derechos de los Pueblos, que van unidos, concretamente como lo revelan las revueltas de la ribera sur del Mediterráneo. Podemos ser eficazmente solidarios y debemos preocuparnos por ellos.

Creo que desde nuestra secular identidad, original, comprometida y con la legitimidad democrática que nos otorga nuestra decidida participación en la transición democrática y nuestra marcha hacia una España plural, podemos ser actores históricos de un cambio de sistema económico, político, administrativo, de gestión ecológica de la sociedad, siendo líderes de opinión en el campo público, intelectual y político, que es lo que se necesita hoy en día. 

Tenemos por delante una cautivadora tarea, y por ello, fiel a mi compromiso histórico y llevado por el amor que tengo a las Españas, haciendo una llamada especial a la juventud, me comprometo al asumir la herencia dinástica del Carlismo y del Ducado de Parma, a entregarme a ello junto con mi esposa, mi hermano Jaime, mis hermanas Margarita y Carolina, y mis tías María Teresa, Cecilia y María de las Nieves. 



Dado en París el ocho de abril del año dos mil once.


Carlos Javier 


NOTA DE LA JUNTA DE GOBIERNO DE LA CTC SOBRE EL MANIFIESTO DE DON CARLOS JAVIER DE BORBÓN PARMA

Se ha difundido en los medios de comunicación un “Mensaje al pueblo carlista” con fecha de 8 de abril de 2011, firmado por Don Carlos Javier de Borbón Parma. En el documento dicho Príncipe asume la condición de “Abanderado dinástico del Carlismo” invocando la asunción de sus deberes dinásticos y hace unas consideraciones sobre el contenido de su misión.
 


Ante esta declaración oficial, la Junta de Gobierno de la Comunión Tradicionalista Carlista, organización que aglutina y representa a una amplia gama del pueblo carlista, manifiesta:

1. En primer lugar, cabe destacar del texto algunos aspectos positivos como:
La aceptación formal de Don Carlos Javier de “los deberes y sacrificios” que implica ser eslabón de la Dinastía Legítima lo cual es un paso que no le va a hacer más fácil su vida.
Su invocación de Carlos V como punto de arranque de la Causa Carlista que podría interpretarse como un compromiso con los valores que la misma representa.
Su promesa de fidelidad a las tradiciones y en primer lugar a la religiosa, como clave de un esquema de recuperación de referentes morales.
Tener presente el sacrificio de tantos carlistas en las distintas etapas de la historia de la Causa.
 
2. Por otra parte los carlistas de siempre entenderíamos mejor un lenguaje más claro, menos equívoco, más explícito: como el de Don Alfonso Carlos I en su Real Decreto de 23 de enero de 1936 instituyendo la Regencia precisamente en la persona de su abuelo Don Javier de Borbón Parma, marcando las claves de la legitimidad carlista que Don Carlos Javier invoca y que constituyen los cuatro lemas que nos hubiera gustado reconocer en su manifiesto:
Dios, Patria, Fueros y Rey.

La legitimidad de origen heredada y la legitimidad de ejercicio que el llamado a ser Rey tendría que ganar con sus actuaciones no pueden fundamentarse ni en las más que discutibles estrategias que protagonizó en su momento el Partido Carlista de Don Carlos Hugo ni en pretendidos futuros grupos de opinión. Han de estar en línea con las constantes históricas de la Causa.

La CTC se reconstituyó en 1986 precisamente a causa del alejamiento de la Dinastía, y hoy siguen latentes las dificultades provocadas por la fractura ideológica impulsada por Don Carlos Hugo. Es un conflicto aun no resuelto que requiere cambios de actitudes y diálogo sincero y profundo.
Seguramente un contacto más estrecho con el pueblo carlista podría limar las insuficiencias conceptuales básicas de este manifiesto. Mientras ello llega, la Comunión Tradicionalista seguirá al servicio de la Monarquía legítima, con o sin titular concreto, para hacer de la misma un proyecto político creíble en la España del siglo XXI.

Madrid, 25 de junio de 2011
Junta de Gobierno de la Comunión Tradicionalista Carlista

Valencia, 7 de julio de 2011
Junta Regional de la Comunión Tradicionalista Carlista del Reino de Valencia





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Tradición Viva,
30 oct 2011, 10:45
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