Recuerdo de José Ángel Zubiaur Alegre
| José Miguel Orts
Domingo, 22 de abril de 2012
Para los carlistas valencianos el perfil político y humano de José Ángel Zubiaur tiene una faceta especialmente entrañable, que no se diluye en el olvido, especialmente de los que ya estamos en una generación cercana a la suya.
El Zubiaur de los grandes Montejurras era muy conocido de sus correligionarios del Reino de Valencia que acudían a Estella, a Irache y al monte santo de la Tradición masivamente, más de 150 autocares y no contabilizados turismos en los años en que todo el mundo se acordaba de que había tenido un antepasado carlista y que el Círculo Aparisi y Guijarro de Valencia, tapadera del carlismo supuestamente unificado por decreto en el Movimiento, poco después de su fundación en 1959, llegaba a ser la segunda asociación de Valencia en número de socios.
En esa primera etapa de su andadura, Zubiaur fue el segundo de los conferenciantes que honraron con su palabra la tribuna del Círculo Aparisi y Guijarro. El 27 de septiembre de 1959, concreta Luis Pérez Domingo en su libro “50 años de carlismo en Valencia”. Y añade que el Gobernador Civil había prohibido un acto en Liria, en el que estaba prevista su intervención.
Cuando el jefe carlista de Cullera, Juan Costa, dio la voz de alarma de que don José Ángel Zubiaur venía a veranear al Faro de Cullera, cerca de sus amigos el teniente coronel Agramunt y el notario Beunza, empezaron las peregrinaciones a aquella playa para saludar al famoso orador, al que invitaban a corresponder con su presencia en paellas campestres que se convertían en “aplecs” improvisados. De eso sabe mucho nuestro entrañable Pepe Romero Ferrer, alma del Círculo San Miguel de Liria. Las vacaciones de la familia Zubiaur se convertían así en una prolongación de la actividad política, puede que a pesar suyo.
El prestigio de José Ángel se acrecentó –junto a su inolvidable “partenaire” Auxilio Goñi- como motor del grupo de procuradores por el tercio familiar conocido por sus inauditas reuniones por toda la geografía española llamadas “Cortes transhumantes”. Y culminó el 22 de julio de 1969, al atreverse a votar personalmente “no” a la propuesta de designación de sucesor a título de rey a favor de Don Juan Carlos de Borbón, delante del mismísimo Caudillo en persona.
Una coyuntura crítica en que tuve la oportunidad de coincidir con José Ángel fue la reunión de urgencia en Arbonne, en el chalet de Don Carlos Hugo en el País Vasco Francés, el 1º de enero de 1971, a la que unos cuantos carlistas de diferentes puntos de España fuimos convocados, a raíz del incremento de la tensión con el Gobierno español, in crescendo desde 1969. Allí acudió Zubiaur a ofrecerse como abogado defensor de uno de los cinco jóvenes implicados en el intento de interferir el mensaje de fin de año Franco en el repetidor de TVE de Berberana (Burgos), que terminó en un enfrentamiento armado con la policía. A pesar de sus discrepancias con las estridencias del momento, intervino magistralmente en el Tribunal de Orden Público y en el Consejo de Guerra celebrado en Santander en marzo de 1974, junto con José Gabriel Sarasa Miquélez, Alejandro Purón Michel, Juan Francisco Martín de Aguilera y Arenales y Santiago Coello Cuadrado.
El 11 de marzo de 1.973 compartí mesa con José Ángel Zubiaur. Ese día pronunció una conferencia sobre los Mártires de la Tradición en el Círculo Aparisi y Guijarro, el abogado catalán Ramón María Rodon Guinjoan, sobre los Mártires de la Tradición. Pero en esa ocasión, a los sacrificados en las guerras por Dios, la Patria y el Rey, estaba en la mente de todos la figura señera de Pascual Agramunt Matutano, a la sazón presidente de la Junta Provincial Carlista de Valencia, forzado a dimitir por resultar molesto a los dirigentes del Partido Carlista, reconvertido ideológicamente en “socialista autogestionario”. Al negarse la Junta a aceptar su dimisión, fue disuelta y sustituida por una comisión gestora afín creada al efecto. Agramunt fue falsamente acusado de irregularidades administrativas, y expulsado del Partido. Pero quien se quedó solo fue el Partido. La cena del 11 de marzo fue un acto de desagravio y homenaje a Pascual Agramunt y la constatación de la resistencia a la desnaturalización del carlismo. Tomaron la palabra, entre otros, Raimundo de Miguel, último presidente del Consejo Regio de Don Javier, José Ángel Zubiaur y Auxilio Goñi, procuradores en Cortes, Domingo Fal Macías, Salvador Ferrando, Eduardo Chuliá… La defensa que hizo Zubiaur del honor de su amigo Agramunt, ciego de guerra, y del carlismo valenciano nos hizo contraer con él una deuda impagable.
En 1975, ante la dispersión del carlismo, Zubiaur, Goñi y Escudero sondean el terreno para fundar una asociación de carácter social y regionalista, dentro de las posibilidades abiertas por la nueva legislación de Arias Navarro. Cuando Zubiaur vino a Valencia con Jaime del Burgo en busca de contactos, me sorprendió una frase suya: “Esta aventura política es la de un viudo del carlismo, que trata de buscar a alguien que haga de madre de sus hijos”. La cosa no pasó de proyecto. En 1977 formó la coalición electoral “Frente Navarro Independiente”. Dos años después fue uno de los padres de Unión del Pueblo Navarro, por cuyo partido llegó en 1983 a ser candidato a la presidencia del Gobierno foral.
El 24 de marzo de 2010, en la inauguración del Museo Carlista de Estella coincidieron diversas personalidades de los distintos fragmentos y épocas del carlismo. La foto del veterano José Ángel Zubiaur, en su silla de ruedas, saludando a Don Carlos Hugo y a Don Carlos Javier, por un lado y a doña María Cuervo-Arango, presidenta de la Comunión Tradicionalista Carlista, por otra, fue un flash de esperanza, que nos movió a expresar desde estas páginas nuestros deseos y nuestros temores.
Que Dios le pague en su gloria a José Ángel Zubiaur Alegre los servicios prestados y que su ejemplo mueva a los carlistas de hoy a seguir su ejemplo. Seguro que, entre los muchos que le han dado la bienvenida se encuentran sus amigos valencianos de toda la vida: Agramunt, Chuliá, Mas y tantos otros. Hasta la vista, José Ángel, descansa en paz. Repetimos tus versos enviados desde el frente de Teruel, a tus diecinueve años, para el funeral de tus tíos Expectación y Agustín:
“¡Mírame Dios Querido! / Mírame Postrado, /De amor Traspasado /A tus puros pies./¡Toma! Oh Dios de mi vida,/ Mi corazón y mi alma /Y aquí, en Dulce Calma,/Déjame después”.