Historia|
El soldado español muerto en la Guerra de África
Entre sus pertenencias se encuentra una epístola testimonio de los duras días sufridos por las tropas españolas en Monte Arruit y a la vez testimonio de su gran amor.
Por Pedro Rizo, Madrid 08/12/2013
La Asociación de Reservistas y Veteranos de las Fuerzas Armadas Españolas (ARVFAE) remitió hace algún tiempo una noticia que merece ser conocida por mis lectores, y por eso la recojo. Considérenlo un regalo de Adviento. Lean, pues, lo que sigue: La nota de la Asociación En la primavera de 2012, en excavaciones en lo que antaño fue el fortín español de Monte Arruit (a unos 30 km de Melilla) apareció el cuerpo momificado de un soldado español. Según cuentan los arqueólogos y antropólogos, las condiciones climáticas de la zona han hecho posible la buena conservación del cuerpo así como la de alguna de sus pertenencias y restos del uniforme. Entre sus pertenencias destaca una pitillera de cuero y metal con las iniciales P.G., una foto de una mujer joven, una pequeña moneda de plata con la efigie de Alfonso XIII y una extensa carta todavía legible. Todos los indicios, y sobre todo por el lugar del hallazgo y datación de la carta, apuntan a que este hombre fue una de las víctimas de la matanza de españoles acaecida el 9 de agosto de 1921 en Monte Arruit. Los investigadores quedaron impresionados al leer la carta que portaba este soldado. El papel amarillento, compuesto por dos páginas y doblado por la mitad estaba metido en un sobre. En el sobre dice: «Hermano de armas, si lees esto será porque yo habré muerto. Por favor, cumple la última voluntad de este soldado español que ha caído por la Patria y haz llegar esta carta a María […] que vive en Málaga en la calle […]. Sus padres se llaman Manolo y Antonia.» La carta «En la carta se puede leer:» «Mi dulce María: » De tu soldadito,Pedro.» Según narran las fuentes investigadoras, el 9 de agosto el General Navarro parlamentó la entrega de Monte Arruit con los jefes tribales marroquíes. Las condiciones fueron que los españoles entregaban las armas y saldrían del fortín sin hostigárseles y, además, se proporcionaría transporte a los heridos. Así pues, los soldados españoles desarmados comenzaron a salir de Monte Arruit en columna, pero al poco tiempo los moros, de manera inesperada, atacaron a los españoles desde distintos flancos produciéndose una enorme matanza. De un contingente de 3000 hombres, sólo 60 lograron sobrevivir. A veces el destino y la suerte se unen. Aunque no ha sido fácil, según revelan los investigadores, se ha podido localizar a familiares de la destinataria (María) de la carta. Antonio, un nieto de ésta mujer ha contado que su abuela, aunque se casó años después de lo acontecido en Monte Arruit, siempre tuvo en su mesita de noche la foto de un joven soldado con un rosario sujeto en la esquina del marco. Durante muchos años, incluso ya casada y con hijos, día tras día acudía al puerto de Málaga con la esperanza de que llegara el barco que habría de traerlo. Mi abuelo siempre respetó a mi abuela y supo que jamás ocuparía el puesto de aquel primer novio. No obstante, fueron un matrimonio feliz. Falleció en 1987, a la edad de 85 años. Pidió ser enterrada con la foto de su primer amor y el rosario entre las manos. [Este articulista no tiene palabras, no le vienen al teclado... Si acaso me atreveré a subrayar, innecesariamente, el amor florido y hondo, natural y tan bien dicho; la amistad y la camaradería como consuelo de penas, y la digna memoria que María guardó por su amor primero, merecedora del noble respeto de quien luego fue su marido. Junto a esto, el final de la carta con esa fe en la vida eterna por la que el soldado que encara la muerte puede prometer a su novia que la cuidará "desde allí donde él esté"; lo que señala que muere con el alma limpia. Y no dejaré este comentario sin destacar la enésima confirmación de aquel General Berenguer, de oscuro o discreto, como ahora se dice, ser y estar en el poder. El pernicioso muñidor de traiciones disimuladas en supuestas incompetencias... Los hechos son que se entregó Monte Arruit y no importó perderlo por "dilaciones burocráticas", hasta el escándalo y vergüenza de que de tres mil soldados sólo volvieron sesenta. Berenguer, el precursor y puente hacia la Segunda República; el mismo que se opuso al submarino de Peral porque, dijo, si no me confundo, era indigno para la Armada Española navegar por debajo del agua...] |
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