Diariodenavarra.com, 9 de marzo de 2011.- En un año el Museo del Carlismo de Estella ha ampliado su colección con más de un centenar de objetos, en concreto 87 piezas y documentos originales además de 24 libros y una separata, procedentes de donaciones.
"En el momento de la apertura y tal como esperábamos hubo una cantidad importante de entregas, pero lo reseñable es que el ritmo se ha mantenido en el tiempo", explica Olaya Nagore Santos, directora de un museo que está a punto de cumplir su primer aniversario el próximo 23 de marzo. El número total de piezas en que han crecido los fondos es mayor, un total de 322, según explicó ayer el consejero Juan Ramón Corpas en respuesta a una pregunta del parlamentario socialista Román Felones, ya que en esta cifra se incluye también documentación y otros fondos recopilados por el museo. Una característica común de los donantes es que en casi todos los casos se trata de particulares, aunque hay alguna institución, como el Círculo Tradicionalista Cultural San Prudencio de Vitoria, que ha enviado 13 libros. Algunas entregas han sido incluso anónimas. "Hubo un caso curioso en que alguien simplemente depositó un sobre con ocho recordatorios de requetés muertos en la Guerra Civil en una de las salas del museo para que lo encontrásemos", añade Nagore. Coincidencia o no, las donaciones anónimas se refieren a objetos datados en fechas más cercanas. "Probablemente se debe a que la memoria de lo ocurrido está más reciente", concluye. Las más valiosas La mayoría de estas piezas, que han sido clasificadas y catalogadas, además de enriquecer los fondos del museo, podrán ser mostradas a través de exposiciones temporales. Sin embargo, hay alguna que por su importancia va a pasar a la muestra permanente. La donación más valiosa es un conjunto de 50 fotografías de la familia de Carlos VII que pertenecía a la nieta de una de las amas de compañía de doña Margarita, esposa del pretendiente. En ellas aparecen numerosos retratos de la familia real, en especial de doña Blanca (hija de Carlos VII y sus descendientes). Una de las imágenes muestra a Carlos VII con el uniforme de húsar de Grodno de 1900 que precisamente se expone en una de las vitrinas del museo, de forma que la fotografía se va a incorporar a la misma para completar la información. Fotos de estudio de sus nietos, retratos de Carlos VII (alguno incluso de paisano) y muchas imágenes familiares realizadas en diversos puntos de Europa, desde Venecia a Zagreb (Croacia), Viena o San Petesburgo permiten también seguir el recorrido de la dinastía carlista por el exilio. Muchas de estas fotos, cuyos personajes son totalmente identificables, presentan textos con dedicatoria, ya que fueron empleadas como postales o tarjetas de visita, escritos de los que también se ha podido extraer información. El testimonio que más ha impresionado es el del militar carlista Pedro Balanzategui (1816-169), cuyos descendientes han legado cinco documentos, entre los que se halla la carta de despedida que escribió a su esposa la noche antes de ser fusilado. Hasta ahora sólo ha llegado al museo un lienzo, el retrato de un carlista catalán, Laureano Brillas Martí, que fue realizado por Lluís Martí Gras, un pintor muy apreciado por la alta sociedad catalana de la época. Los botones y, sobre todo las medallas, son las piezas más frecuentes. De hecho, el objeto más antiguo proporcionado al museo por particulares ha sido un botón de bronce perteneciente a la escolta de Carlos V.
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