Artículos de religión
Hoy es el día de San Sebastián
publicado a la(s) 21 ene 2014, 2:58 por Tradición Viva [ actualizado el 21 ene 2014, 3:00 ]
![]() Hoy celebra el santoral la fiesta de San Sebastián, nombre que adorna y ennoblece a los donostiarras. Acerca de la capital guipuzcoana así responde Wikipedia: «San Sebastián, en euskera (sic)* Donostia, y oficialmente Donostia-San Sebastián… » Si bien es cierto que Wikipedia suele advertirnos que en muchos casos carece de cátedra, ello se compensa con lo mucho que ayuda a recoger datos para cualquier investigación. En esto de San Sebastián que se nos asegure que la palabra Donostia viene del euskera es lo que recupera este artículo ya colgado hace algún tiempo y que ahora deseo completar. Cuantas veces he viajado por tierras euscaldunas no me ha chocado que Vitoria sea Gazteiz y Bilbao, Bilbo, pero que a San Sebastián se la llame Donostia dificultaba bastante mis entendederas. Puede, me decía yo en mi ignorancia, que sea el intento de imponer sobre su nombre cristiano la paridad de una denominación de origen... supuestamente más vasco. Por tanto, lo primero que me venía era la pregunta: ¿Por qué a San Sebastián, la capital guipuzcoana, se la llama también Donostia? ¿Es realmente, como dice Wikipedia, o quien en ella lo aportara, una palabra de origen vasco? Pues a mí me parece que va a ser que no. Resulta que es la más latina de las opciones, la menos euscalduna de las tres: Gazteiz, Bilbo y Donostia. Los "expertos" aseguran que “Donostia” viene de trasladar ‘San Sebastián’ al vascuence. Que ‘done’ es el vocablo vasco para decir “santo”. De ahí, Done Sebastai, Done Sasti, Donasti y finalmente Donostia... Para cualquiera se destaca el acomodo del argumento a la pasión diferenciadora, a la singularidad que aleje de la relación con un santo y, por ahí, también del origen cristiano... Pero, no. Para desentrañar la historia de muchos nombres son bastante útiles los gentilicios. Así, el gentilicio ‘donostiarra’ designa a los nacidos en la Bella Easo. Por cierto, tampoco Easo es nombre ajeno a la romanidad pues que deriva del nombre ‘Oeason’ que los romanos le habían dado. Siguiendo nuestro método, pongamos como ejemplo a los nacidos en Calatayud, que se llaman bilbilitanos porque a aquella ciudad zaragozana los romanos la llamaron Bilbilis; o a los naturales de Mérida, llamados emeritenses porque Roma, otra vez Roma, llamaron a Mérida ‘Emérita Augusta’ por ser destino de premio y retiro para soldados eméritos de la legiones. Volvamos a Roma y a la Iglesia naciente y perseguida En tiempo del Emperador Diocleciano vivió un noble ciudadano llamado Sebastián que se convirtió al cristianismo. Justamente el éxito de la evangelización del Imperio fue que, a más de infinidad de esclavos, se convirtieran también muchos patricios, soldados y magnates. Uno de ellos fue Sebastián, de posición importante en cuanto gobernador de uno de los puertos de mayor tráfico del Imperio y de su ciudad. Lo cual, quiero decir su nombre y su persona, como es obvio realzaba a la religión cristiana. La ciudad portuaria era Ostia, a Sebastián se le conocía como el “Señor – Dominus – de Ostia”. Ventaja proselitista que él no desperdiciaba pues que “la perla de gran valor” (Mt 13, 45- 46) no era entonces, como ahora, falsa moneda de la que avergonzarse. La persecución de Diocleciano fue la última y la más sanguinaria de todas y la que puso a Sebastián en la disyuntiva de abandonar su fe o morir acribillado con flechas; singular castigo que destaca el reconocimiento de su posición. Pasados los años y tras la total cristianización de Hispania, el ´Dominus Ostiae´ o Señor de Ostia, enalteció la ciudad también portuaria del golfo de Vizcaya. Subrayemos que Sebastián, el Señor de Ostia, no murió a causa de aquellas flechas con que le pintan, sino que se recuperó y se atrevió a visitar al Emperador para recriminarle sus ataques al cristianismo y a los cristianos. Por supuesto, fue de nuevo ajusticiado y, esta vez, muerto de verdad. El mártir alcanzó un renombre inmenso no ya sólo a causa de recuperarse del primer castigo sino por el proceso que se siguió tras insistir en la defensa de la divinidad de Cristo. Al correr del tiempo, San Sebastián, el mártir y señor de Ostia, fue adoptado como patrón por muchas ciudades de la Cristiandad; por ejemplo, en España hay cinco que yo sepa, y docenas en el mundo que le tienen por patrón. De Milán es su segundo patrón, al lado de San Ambrosio. Muy raro parece que haya de ser Donostia el "único San Sebastián" que no provenga del puerto de Roma. Sebastián, santo y, además, grande entre los grandes de la Iglesia, fue noble patricio, cristiano arrojado, servidor de su ciudad, alto funcionario del Imperio. Con lo que la denominación Donostia viene a ser recuerdo y epítome de su nombre y de su vida. Es a este Dominus Ostiae, Señor de Ostia, al que da homenaje la capital guipuzcoana porque sus habitantes quisieron unirse a Cristo y a la Cristiandad bajo su protección. Ostia, Don-Ostia... Con sincero asombro se contempla, aun sin examinarlo con detención, la locura general de cómo incluso en los antaño grandes viveros de cristianismo se quiere eliminar su verdadera entidad para inventar nuevos orígenes que rayan en el suicidio teologal, identificador y de debido respeto a los orígenes. Una especie de apostasía histórica consentida, tal vez inadvertida, por cierta clase clerical que se dejó robar la cartera con las mismas intoxicaciones de Judas. La afición al embrollo todavía guarda novedades. Por ejemplo, asegurar que el santo Sebastián no era de Ostia sino de Narbonne (Francia), porque está más cerca. Fundamento que puede valer en sentido contrario dado que en Francia no se cortan de adjudicar la gabachez supina a San Martín, porque fue obispo de Tours, olvidándose de que les llegó de Hungría para evangelizarlos. En fin, que los que no quieren ser de la Easo, hoy casi en desuso, ni tampoco de San Sebastián, pueden estar seguros y orgullosos de que Donostia es el más latino, romano, católico y señorial de todos los nombres posibles para la joya del norte. Algo más que decir Fue con el rey Sancho de Navarra, siglo XII, que la capital guipuzcoana prefirió llamarse San Sebastián. Hubo que esperar tanto porque no ya los romanos apenas se fijaron en las tierras vascas sino que, además, como recuerda el historiador Claudio Sánchez Albornoz, sus naturales adoraron el fuego hasta bien entrado el cristianismo. Con esto quiero señalar que la fundación documentada de San Sebastián y la de Vitoria se remonta a aquel siglo en que el rey navarro extendió a los vascones desde los Pirineos hasta más allá del río Ebro y de Cantabria. Este dato es de amnesia general porque muy poco ayuda a las modernas exigencias anexionistas. Y ahora es el momento de hablar de la llamada Iglesia Vasca, más cierto la guipuzcoana, y de la interesante circunstancia de tener un obispo “de los que no han habido en España desde la llamada Transición”. (Jiménez Losantos, en "La Mañana", EsRadio). Las expectativas que despierta su obispo, ministro de Dios y sucesor directo de los Apóstoles, por el Espíritu Santo, pasan por que muchos bautizados donostiarras vuelvan a la religión para desprecio de culturas - casi religiones - ideológicas, o para que la catolicidad se imponga sobre una onfalitis infecciosa. Y que la producción del chacolí no les castigue ignorando el Vega Sicilia, el Rioja o el Jerez. Restaurar y conservar el Evangelio en las almas a él encomendadas bastará para superar muchos años de torcimiento e intoxicación en sus diocesanos. Es honda esperanza que depositamos en la intercesión de San Sebastián, Dominus Ostiae y mártir de Diocleciano. * Euskera, en castellano se escribe eusquera y también éuscaro, de la misma manera que English, en español es inglés; o deutsche, alemán. |
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Consideraciones éticas sobre la eutanasia
Academia Pontificia para la vida - 09/12/2000Respetar la dignidad del moribundoCiudad del Vaticano, 9 de diciembre de 2000A partir de la década de 1970, comenzando en los países más desarrollados del mundo, se ha ido difundiendo una insistente campaña en favor de la eutanasia, entendida como acción u omisión que por su naturaleza y en sus intenciones provoca la interrupción de la vida del enfermo grave o también del niño recién nacido mal formado. El motivo que se aduce por lo general es que de esa manera se quiere ahorrar al paciente mismo sufrimientos definidos inútiles.Con ese objetivo, se han llevado a cabo campañas y estrategias, que han contado con el apoyo de asociaciones pro ...
Publicado a las 22 feb 2009, 13:44 por Tradición Viva -
Sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política
CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FENOTA DOCTRINALsobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política La Congregación para la Doctrina de la Fe, oído el parecer del Pontificio Consejo para los Laicos, ha estimado oportuno publicar la presente Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política. La Nota se dirige a los Obispos de la Iglesia Católica y, de especial modo, a los políticos católicos y a todos los fieles laicos llamados a la participación en la vida pública y política en las sociedades democráticas. I. Una enseñanza constante 1. El compromiso del cristiano en el mundo, en dos mil ...
Publicado a las 11 feb 2009, 12:55 por Tradición Viva -
Los Derechos Humanos en el Magisterio de Benedicto XVI
Ofrecemos a continuación el texto íntegro del discurso pronunciado el jueves 5 de febrero de 2009 en Madrid, por el cardenal Tarsicio Bertone, secretario de Estado de Benedicto XVI, durante su visita a España, en la sede de la Conferencia Episcopal (CEE). El discurso, cuyo contenido ha sido difundido por la Conferencia, se leyó dentro de un acto de conmemoración del 60 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El título de la conferencia es: "Los Derechos Humanos en el Magisterio de Benedicto XVI".Eminencias,
Altezas Reales,
Excelencias,
Apreciados Invitados, Señoras y Señores.Agradezco la invitación que me han hecho a participar en este acto que conmemora el 600 Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos ...
Publicado a las 10 feb 2009, 6:45 por Tradición Viva
¡Qué decepción! El Papa Francisco es católico (y esto es lo piensa sobre el aborto en cuanto Papa)
publicado a la(s) 8 dic 2013, 6:18 por Tradición Viva [ actualizado el 8 dic 2013, 6:23 ]
Fue a raíz de aquella respuesta que el Papa Francisco dio al director de La Civiltà Cattolica, en la ya célebre entrevista publicada el pasado mes de septiembre de 2013, que se quiso presentar como cosa superada por parte de la Iglesia católica el tema de la defensa de la vida humana. Hubo incluso quien fue a más y quiso ver en aquel coloquio entre el Papa y el padre Antonio Spadaro un cambio de postura de la Iglesia respecto al aborto. Dijo el Papa por entonces: «No podemos seguir insistiendo sólo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Yo no he hablado mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello. Pero si se habla de estas cosas hay que hacerlo en un contexto. Por lo demás, ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar». Aquella entrevista no se trataba de un acto magisterial (las entrevistas hasta el momento no son magisterio ordinario de la Iglesia) pero ponía una premisa según la cual, al hablar de temas como la defensa de la vida humana desde la concepción, debía tomarse en cuenta la contextualización. Ha sido en un documento eminentemente magisterial (una exhortación apostólica) donde el Papa Francisco se ha expresado inequívocamente sobre la defensa de la vida. Ha sido en los números 213 y 214 de la Exhortación «Evangelii Gaudium», en un contexto de 212 números antecedentes y más de 70 posteriores, que no ha tenido empacho en salir al paso y pronunciarse en el campo «pro life», con palabras tan políticamente incorrectas como éstas: «213. Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos, a quienes hoy se les quiere negar su dignidad humana en orden a hacer con ellos lo que se quiera, quitándoles la vida y promoviendo legislaciones para que nadie pueda impedirlo. Frecuentemente, para ridiculizar alegremente la defensa que la Iglesia hace de sus vidas, se procura presentar su postura como algo ideológico, oscurantista y conservador. Sin embargo, esta defensa de la vida por nacer está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano. Supone la convicción de que un ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su desarrollo. Es un fin en sí mismo y nunca un medio para resolver otras dificultades. Si esta convicción cae, no quedan fundamentos sólidos y permanentes para defender los derechos humanos, que siempre estarían sometidos a conveniencias circunstanciales de los poderosos de turno. La sola razón es suficiente para reconocer el valor inviolable de cualquier vida humana, pero si además la miramos desde la fe, «toda violación de la dignidad personal del ser humano grita venganza delante de Dios y se configura como ofensa al Creador del hombre». «214. Precisamente porque es una cuestión que hace a la coherencia interna de nuestro mensaje sobre el valor de la persona humana, no debe esperarse que la Iglesia cambie su postura sobre esta cuestión. Quiero ser completamente honesto al respecto. Éste no es un asunto sujeto a supuestas reformas o «modernizaciones». No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana. Pero también es verdad que hemos hecho poco para acompañar adecuadamente a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se les presenta como una rápida solución a sus profundas angustias, particularmente cuando la vida que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o en un contexto de extrema pobreza. ¿Quién puede dejar de comprender esas situaciones de tanto dolor?». Ciertamente estas afirmaciones apenas si han hallado eco en la prensa. Quizá porque conviene más presentar un Papa «buenista» y de esa forma no reflejar la contundencia del pensamiento auténtico del Vicario de Cristo. No vaya a ser que la gente se dé cuenta de que es un Papa católico y termine decepcionándose. |
Matrimonio ‘homosexual’ podría provocar que creencias cristianas sean castigadas como discriminación.
publicado a la(s) 12 sept 2013, 13:45 por Tradición Viva [ actualizado el 23 sept 2013, 9:35 ]
![]() “Si observamos a otros países que ya han recorrido el camino del matrimonio homosexual, ese es el siguiente paso para imponerlo,” dijo Cruz a David Brody, anfitrión de CBN. “Se impone yendo contra los pastores cristianos que se niegan a celebrar matrimonios gays, que predican las verdades bíblicas sobre el matrimonio. Esto ha sido definido como discriminación, como inconsistente con la visión del gobierno.” En Canada, donde el “matrimonio” gay se legalizó en 2005, pastores cristianos, servidores públicos, educadores y dueños de negocios han enfrentado multas, cargos y largos litigios en las cortes por haber criticado abiertamente el estilo de vida homosexual. En uno de los casos, un pastor fue multado por $7000 USD y fue obligado a no volver a hablar públicamente sobre el tema de la homosexualidad, todo por haber escrito una carta a un editor local en la cual criticaba la existencia de la agenda homosexual en las escuelas. Tanto en Suecia como en el Reino Unido, ha habido personas llevadas a juicio por expresar su visión tradicional sobre el matrimonio, incluyendo a un pastor cristiano en Suecia que fue llevado a la cárcel por supuestamente “incitar al odio” mientras predicaba en contra del comportamiento homosexual. Últimamente en el Reino Unido se han visto varios casos en los que los cristianos que predican en las calles son arrestados simplemente por decir que la conducta homosexual es pecaminosa. El gobierno francés ha criminalizado cualquier comentario contra la homosexualidad, resultando en que un miembro del parlamento fuera multado por $4000 USD y se le obligara a pagar $2000 USD de honorarios para la corte, después de que dijera que la homosexualidad es “inferior” a la heterosexualidad y que esta sería “un peligro para la humanidad si es llevada al límite.” El Senador dijo a CBN que le preocupa que los Estados Unidos está a punto de convertirse hostil para aquellos que critiquen el estilo de vida homosexual. “Pienso que no hay ninguna duda de que los que llevan adelante este esfuerzo en los Estados unidos, quieren ver que terminemos en el mismo lugar,” dijo Cruz. Le comentó a Brody que le parece que la nación está al borde del precipicio. “Si seguimos por este camino corremos el riesgo de perder nuestra nación, corremos el riesgo de perder este oasis increíble de libertad,” declaró. En los Estados Unidos ya ha habido casos en los que cristianos, dueños de negocios, enfrentan cargos y demandas por negarse a participar en ceremonias de “matrimonios” gays. | Le interesará
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Mensaje de la CEE con motivo de la Beatificación de los Mártires de la Guerra Civil
publicado a la(s) 22 abr 2013, 13:24 por Tradición Viva [ actualizado el 22 abr 2013, 13:28 ]
![]() "Por la fe, los mártires entregaron su vida como testimonio de la verdad del Evangelio, que los había transformado y hecho capaces de llegar hasta el mayor don del amor, con el perdón de sus perseguidores." Benedicto XVI, Carta Apostólica Porta fidei, 13
Queridos hermanos: 1. Os anunciamos con gran alegría que, Dios mediante, el domingo día 13 de octubre de 2013, se celebrará en Tarragona la beatificación de unos quinientos hermanos nuestros en la fe que dieron su vida por amor a Jesucristo, en diversos lugares de España, durante la persecución religiosa de los años treinta del siglo XX. Fueron muchos miles los que por entonces ofrecieron ese testimonio supremo de fidelidad. La Iglesia reconoce ahora solemnemente a este nuevo grupo como mártires de Cristo. Según el lema de esta fiesta, ellos fueron "firmes y valientes testigos de la fe" que nos estimulan con su ejemplo y nos ayudan con su intercesión. Invitamos a los católicos y a las comunidades eclesiales a participar en este gran acontecimiento de gracia con su presencia en Tarragona, si les es posible, y, en todo caso, uniéndose espiritualmente a su preparación y celebración. I. Los mártires, modelos en la confesión de la fe y principales intercesores 2. En la Carta apostólica Porta fidei, por la que convoca el Año de la fe, que estamos celebrando, el Papa Benedicto XVI dice que en este Año "es decisivo volver a recorrer la historia de la fe, que contempla el misterio insondable del entrecruzarse de la santidad y el pecado". Según recuerda Benedicto XVI, los mártires, después de María y los Apóstoles -en su mayoría, también mártires- son ejemplos señeros de santidad, es decir, de la unión con Cristo por la fe y el amor a la que todos estamos llamados.[1] 3. El Concilio Ecuménico Vaticano II habla repetidamente de los mártires. Entre otros motivos, celebramos el Año de la fe para conmemorar los cincuenta años de la apertura del Concilio y recibir más y mejor sus enseñanzas. Por eso, es bueno recordar ahora el precioso pasaje en el que el Concilio, al exhortar a todos a la santidad, nos presenta el modelo de los mártires: 4. "Jesús, el Hijo de Dios, mostró su amor entregando su vida por nosotros. Por eso, nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus hermanos (cf. 1 Jn 3, 16 y Jn 15, 13). Pues bien: algunos cristianos, ya desde los primeros tiempos, fueron llamados y serán llamados siempre, a dar este supremo testimonio de amor delante de todos, especialmente, de los perseguidores. En el martirio el discípulo se asemeja al Maestro, que aceptó libremente la muerte para la salvación del mundo, y se configura con Él derramando también su sangre. Por eso, la Iglesia estima siempre el martirio como un don eximio y como la suprema prueba de amor. Es un don concedido a pocos, pero todos deben estar dispuestos a confesar a Cristo delante de los hombres y a seguirlo en el camino de la Cruz en medio de las persecuciones, que nunca le faltan a la Iglesia."[2] 5. Además de modélicos confesores de la fe, según la enseñanza del Concilio, los mártires son también intercesores principales en el Cuerpo místico de Cristo: "La Iglesia siempre ha creído que los Apóstoles y los mártires, que han dado con su sangre el supremo testimonio de fe y de amor, están más íntimamente unidos a nosotros en Cristo [que otros hermanos que viven ya en la Gloria]. Por eso, los venera con especial afecto, junto con la bienaventurada Virgen María y los santos ángeles, e implora piadosamente la ayuda de su intercesión."[3] II. Mártires del siglo XX en España beatificados el Año de la fe 6. Al dirigir una mirada de fe al siglo XX, los obispos españoles dábamos gracias a Dios, con el beato Juan Pablo II, porque "al terminar el segundo milenio, la Iglesia ha vuelto a ser de nuevo Iglesia de mártires" y porque "el testimonio de miles de mártires y santos ha sido más fuerte que las insidias y violencias de los falsos profetas de la irreligiosidad y del ateísmo."[4] El Concilio dice también que la mejor respuesta al fenómeno del secularismo y del ateísmo contemporáneos, además de la propuesta adecuada del Evangelio, es "el testimonio de una fe viva y madura (...) Numerosos mártires dieron y dan un testimonio preclaro de esta fe."[5] El siglo XX ha sido llamado, con razón, "el siglo de los mártires". 7. La Iglesia que peregrina en España ha sido agraciada con un gran número de estos testigos privilegiados del Señor y de su Evangelio. Desde 1987, cuando tuvo lugar la beatificación de los primeros de ellos -las carmelitas descalzas de Guadalajara- han sido beatificados 1001 mártires, de los cuales 11 han sido también canonizados. 8. Ahora, con motivo del Año de la fe - por segunda vez después de la beatificación de 498 mártires celebrada en Roma en 2007 - se ha reunido un grupo numeroso de mártires que serán beatificados en Tarragona en el otoño próximo. El Santo Padre ya ha firmado los decretos de beatificación de tres obispos: los siervos de Dios, Salvio Huix, de Lérida; Manuel Basulto, de Jaén y Manuel Borrás, de Tarragona. Serán beatificados también un buen grupo de sacerdotes diocesanos, sobre todo de Tarragona. Y muchos religiosos y religiosas: benedictinos, hermanos hospitalarios de San Juan de Dios, hermanos de las escuelas cristianas, siervas de María, hijas de la caridad, redentoristas, misioneros de los Sagrados Corazones, claretianos, operarios diocesanos, hijos de la Divina Providencia, carmelitas, franciscanos, dominicos, hijos de la Sagrada Familia, calasancias, maristas, paúles, mercedarios, capuchinos, franciscanas misioneras de la Madre del Divino Pastor, trinitarios, carmelitas descalzos, mínimas, jerónimos; también seminaristas y laicos; la mayoría de ellos eran jóvenes; también hay ancianos; hombres y mujeres. Antes de la beatificación, aparecerá, si Dios quiere, el tercer libro de la colección Quiénes son y de dónde vienen, en el que se recogerá la biografía y la fotografía de cada uno de los mártires de esta Beatificación del Año de la fe[6]. III. Firmes y valientes testigos de la fe 9. La vida y el martirio de estos hermanos, modelos e intercesores nuestros, presenta rasgos comunes, que haremos bien en meditar en sus biografías. Son verdaderos creyentes que, ya antes de afrontar el martirio, eran personas de fe y oración, particularmente centrados en la Eucaristía y en la devoción a la Virgen. Hicieron todo lo posible, a veces con verdaderos alardes de imaginación, para participar en la Misa, comulgar o rezar el rosario, incluso cuando suponía un gravísimo peligro para ellos o les estaba prohibido, en el cautiverio. Mostraron en todo ello, de un modo muy notable, aquella firmeza en la fe que San Pablo se alegraba tanto de ver en los cristianos de Colosas (cf. Col 2, 5). Los mártires no se dejaron engañar "con teorías y con vanas seducciones de tradición humana, fundadas en los elementos del mundo y no en Cristo" (Col 2, 8). Por el contrario, fueron cristianos de fe madura, sólida, firme. Rechazaron, en muchos casos, los halagos o las propuestas que se les hacían para arrancarles un signo de apostasía o simplemente de minusvaloración de su identidad cristiana. 10. Como Pedro, mártir de Cristo, o Esteban, el protomártir, nuestros mártires fueron también valientes. Aquellos primeros testigos, según nos cuentan los Hechos de los Apóstoles, "predicaban con valentía la Palabra de Dios" (Hch 4, 31) y "no tuvieron miedo de contradecir al poder público cuando éste se oponía a la santa voluntad de Dios: 'Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres' (Hch 5, 29). Es el camino que siguieron innumerables mártires y fieles en todo tiempo y lugar."[7] Así, estos hermanos nuestros tampoco se dejaron intimidar por coacción ninguna, ni moral ni física. Fueron fuertes cuando eran vejados, maltratados o torturados. Eran personas sencillas y, en muchos casos, débiles humanamente. Pero en ellos se cumplió la promesa del Señor a quienes le confiesen delante de los hombres: "no tengáis miedo... A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos" (Mt 10, 31-32); y abrazaron el escudo de la fe, donde se apagan la flechas incendiarias del maligno (cf. Ef 6, 16). IV. Una hora de gracia 11. La Beatificación del Año de la fe es una ocasión de gracia, de bendición y de paz para la Iglesia y para toda la sociedad. Vemos a los mártires como modelos de fe y, por tanto, de amor y de perdón. Son nuestros intercesores, para que pastores, consagrados y fieles laicos recibamos la luz y la fortaleza necesarias para vivir y anunciar con valentía y humildad el misterio del Evangelio (cf. Ef 6, 19), en el que se revela el designio divino de misericordia y de salvación, así como la verdad de la fraternidad entre los hombres. Ellos han de ayudarnos a profesar con integridad y valor la fe de Cristo. 12. Los mártires murieron perdonando. Por eso, son mártires de Cristo, que en la Cruz perdonó a sus perseguidores. Celebrando su memoria y acogiéndose a su intercesión, la Iglesia desea ser sembradora de humanidad y reconciliación en una sociedad azotada por la crisis religiosa, moral, social y económica, en la que crecen las tensiones y los enfrentamientos. Los mártires invitan a la conversión, es decir, "a apartarse de los ídolos de la ambición egoísta y de la codicia que corrompen la vida de las personas y de los pueblos, y a acercarse a la libertad espiritual que permite querer el bien común y la justicia, aun a costa de su aparente inutilidad material inmediata."[8] No hay mayor libertad espiritual que la de quien perdona a los que le quitan la vida. Es una libertad que brota de la esperanza de la Gloria. "Quien espera la vida eterna, porque ya goza de ella por adelantado en la fe y los sacramentos, nunca se cansa de volver a empezar en los caminos de la propia historia".[9] V. La Beatificación en Tarragona 13. En Tarragona se conserva la tradición de los primeros mártires hispanos. Allí, en el anfiteatro romano el año 259, dieron su vida por Cristo el obispo San Fructuoso y sus diáconos San Eulogio y San Augurio. San Agustín se refiere con admiración a su martirio. El obispo Manuel Borrás, auxiliar de la sede tarraconense, junto con varias decenas de sacerdotes de aquella diócesis, vuelven a hacer de ésta en el siglo XX una iglesia preclara por la sangre de sus mártires. Por estos motivos, la Conferencia Episcopal ha acogido la petición del Arzobispo de Tarragona de que la beatificación del numeroso grupo de mártires de toda España, prevista casi como conclusión del Año de la fe, se celebre en aquella ciudad. 14. Exhortamos a cada uno y a las comunidades eclesiales a participar ya desde ahora espiritualmente en la Beatificación del Año de la fe. Invitamos a quienes puedan a acudir a Tarragona, para celebrar, con hermanos de toda España, este acontecimiento de gracia. Oremos por los frutos de la beatificación, que, con la ayuda divina y la intercesión de la Santísima Virgen, auguramos abundantes para todos:
Madrid, 19 de abril de 2013 |
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La noticia del siglo: El Papa dimite
publicado a la(s) 19 feb 2013, 14:37 por Tradición Viva
La bomba ha estallado en todos los medios del mundo: El Papa quiere dimitir, descansar, abdicar... Toda clase de verbos lo más ajustados al motivo serán barajados por los traductores, pero eso no importa. Sea como sea, el cese voluntario de un papa no es sólo la noticia del siglo sino la de los siglos. (Séis que no dimitía un papa desde Gregorio XII). Hoy, pocos hubieran propuesto esta realidad. Tenemos que pellizcarnos para descartar de la fantasía algo que ni a Dan Brown ni a Morris West se les vino imaginar. No quiero pensar en el jaleo que debe haber en el Vaticano. De lo cual se supone que el Papa habrá previsto los pasos que lleven a un cónclave con la menor demora posible para el cual ya habrá unos cuantos cardenales preocupados de llevar al tinte la estola. Novelando me imagino que alguien pudiera haberle preguntado: "¿Cómo Su Santidad va a justificar el abandono del timón de la Iglesia?" A lo que podría haber respondido: "¿Acaso no es evidente que yo ya no lo manejo?" Y algún otro "consejero": "Oh, Santísimo Padre, no sé cómo explicar a la Iglesia que el Papa se tome tal libertad para un deber vitalicio." A lo que siguiendo la elucubración paranoica le confesara: "Hace mucho que el Papa ya no obedece tanto a Dios como forzado lo es a obedecer a sus enemigos..." Pero no quiero seguir con este juego. Ante tal situación, la mejor disculpa será su avanzado deterioro por ancianidad. Naturalmente, pensando en lo extraordinario del hecho se viene a la cabeza lo extraordinario de sus causas. Como, también y con mayor importancia, la de los efectos previsibles... Mejor decir, los previstos. Porque no es inteligible que el Santo Padre se decidiera a este anuncio sin medir las consecuencias... Seguro que lo tenía muy pensado, y desde hace mucho tiempo. Y, además - ¡por supuesto! - delante de Dios. Cuando se tienen 80 años el juicio de Dios se ve tan cercano que a uno le importa muy poco todo excepto hacer lo que a Él agrade. A ver, ahora, qué novedades nos reservan los acontecimientos. Puede, tal vez, que los que se descoyuntaban meninges en ver al Espíritu Santo respaldar con su "indiscutible", "segura", "obligada" asistencia los sacrilegios, herejías, divisiones y desgobierno de los últimos pontificados se vean hoy forzados a cocinar nuevas doctrinas. No soy más que un fiel corriente que quiere lo mejor para nuestra Santa Madre la Iglesia, por tanto sin duda, para Benedicto p.p. XVI. Quizás, ni lo niego ni lo afirmo, en todo esto se guarde mucha enjundia de aquella atrevida apuesta del Gran Rabino en defensa de "las libertades del Concilio Vaticano II", plasmada en el ultimátum: "O ellos (la HSSPX) o nosotros (los judíos)". No soy yo quien les da a los lefebvrianos tan gran relieve sino, justamente, el Gran Rabino. Muy por encima de lo que lo hubiera hecho el más entusiasta partidario del obispo francés. Como tampoco fueron los lefebvrianos quienes quedaron heridos de muerte con ese ultimátum, ni mucho menos. El herido de muerte fue el Concilio Vaticano II. | Le puede interesar El Espíritu Santo nos rompe los esquemas Los Derechos Humanos en el Magisterio de Benedicto XVI Dile a Benedicto XVI que el Pueblo de Dios le Ama Benedicto XVI dedica la audiencia general al "gran misionero que difundió el cristianismo en la Europa central", San Bonifacio, y lanza un llamamiento por Irlanda del Norte ... Benedicto XVI a la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales: "Los derechos humanos están enraizados en una participación de Dios, que ha creado a cada ser humano con inteligencia y libertad. Si esta sólida base ética y política se ignora, los derechos humanos se debilitan” Benedicto XVI ilustra la contribución de San Beda "en la construcción de una Europa cristiana", invitando a pedir "para que todo nosotros estemos disponibles a redescubrir nuestras comunes raíces, para ser constructores de una Europa intensamente humana y auténticamente cristiana" Carta de Benedicto XVI a los obispos sobre la remisión de la exxomunión de los cuatro obispos consagrados por el Arzobispo Lefebvre Especial Visita del Santo Padre a Santiago y Barcelona |
El Espiritu Santo nos rompe los esquemas
publicado a la(s) 19 feb 2013, 14:04 por Tradición Viva [ actualizado el 16 nov 2021, 9:19 ]
Es la experiencia de todo Hombre creyente: el Espíritu Santo rompe nuestros esquemas. La decisión de su Santidad nos rompe los esquemas, nos pilla por sorpresa, a todos. Y todos como dice la CEE nos sentimos un poco huérfanos, no porque nos quedemos sin pontífice, sin líder espiritual, sino porque Dios escribe bien recto con los renglones torcidos, y es lo inesperado, lo que desconocemos, lo que nos sitúa en situación de orfandad, de inseguridad. Pero una cosa es segura: Habimus Papam, tendremos Papa. La decisión de Benedicto XVI implica un ejercicio de Libertad razonada e inteligente, como todo lo que proviene de este gran intelectual y teólogo verdaderamente humilde. Pero su decisión implica igualmente un ejercicio de autoridad, y éste es el ejercicio más inquietante. ¿Fue premeditadamente un Papa de transición?, ¿su elección respondió políticamente a lo conveniente para la Iglesia tras la muerte de su eclipsante predecesor ?. La elección de Joseph Ratzinger bien pudo ser el resultado de una partida que acaba en tablas con ligera victoria del sector más conservador, mejor diré, inmovilista, porque ser conservador y defensor de la mejor tradición católica, me parece honorable y se debe, pero amparar la corrupción, activa ó pasivamente, me parece ser instrumento del mal. Pero Joseph Ratzinger salió rana, y quiso imponer su autoridad, tal como hacen las personas con poderosa conciencia. La erradicación de los delitos sexuales en la Iglesia es hoy casi ya absoluta, y sus causantes, abandonados a la justicia secular. Hoy tengo muy claro que Benedicto XVI es un verdadero instrumento de Dios, y que aquella “consensuada” elección fue guiada providencialmente hacia una persona, Joseph Ratzinger, con una colosal conciencia capaz de albergar con pureza al Espíritu Santo. Así que el próximo Papa tendrá que albergar igual providencial conciencia que desarrolle su labor, porque la puerta que abre un Papa, no debe cerrarla su sucesor. Así se escribe la Historia de la Salvación. Nuestro Papa ha elegido el sacrificio y el riesgo objetivo de poder llegar a ser llamado “cobarde” por renunciar. Pero yo, contemplo a un Hombre que responde ante su conciencia, un coloso de la libertad y de la responsabilidad. En ningún caso, la Historia de la Iglesia habrá de juzgarle como cómplice por omisión de la intolerable corrupción (gracias a Dios limitada) existente en la Iglesia. La purificación continua de la Iglesia sigue dando frutos y víctimas. ¿Por qué ha tomado esta histórica decisión? Una cosa es segura, sabemos que lo ha hecho con su poderosa conciencia, y muchas podrán ser sus certeras causas. El poder desgasta, su avanzada edad y aquel “insoportable” peso, menoscaba la salud de cualquiera. Pero, ¿asistimos a una decisión que sopesa sólo las dolencias físicas?, ¿y las morales?. Yo creo que éstas han sido decisivas igualmente para esta poderosa toma de decisión. Si la corrupción te rodea e investido de la autoridad papal poco o nada te dejan hacer para erradicarla, antes de ser responsable por omisión, perfectamente, la renuncia, se convierte en una opción legítima y comprensible. Igual que legítima y comprensible puede ser una opción lógica que se base en la impotencia de frenar una guerra escandalosa, fraguada desde hace mucho tiempo, intestina, entre sectores de élite en la Iglesia católica. La santidad no tiene que exigir necesariamente convertirse en un mártir de la demencia, y mucho menos de la ajena. Su humildad, Santo Padre, es una lección que nos sonroja. Está claro que en esta renuncia ha ejercido verdaderamente su autoridad, y en el resto seguramente lo ha intentado, esencialmente erradicando la corrupción dentro de la Iglesia, y en esta noble labor, quizás la situación humanamente se le ha ido de las manos. Y así ha ocurrido, meditándolo y quizás provocándolo, ha abierto una puerta que el próximo Papa difícilmente podrá ya cerrar. El futuro de la Iglesia pasa por la purificación de sus miembros, que administrando los bienes espirituales y materiales de la Iglesia deben erigirse como ejemplos morales y líderes así, de sus comunidades, y quizás más allá, de la sociedad carente de líderes moralmente ejemplares. Que no nos confundan a los católicos. El debate no está en elegir a un Papa conservador ó progresista. Ésta no es la realidad. El reto que tiene la Iglesia es tener un Papa que continúe ó no con la tarea de su predecesor y aborde los nuevos retos que le expongan los tiempos. La Iglesia universal se juega no la vuelta a posturas preconciliares ó a posturas neoconciliares, que son pretextos eclesiológicos falsos para ocultar las verdaderas intenciones de las posiciones enfrentadas en la Curia: las de aquellos que defienden su carrera profesional dentro de la Iglesia conseguida sin méritos evangélicos, y aquéllos que se han decidido por moverles del sitio, no sabemos si utilizando maneras lícitas ó ilícitas. Querrán confundirnos, pero la verdadera Fe católica asentada en la Escritura, el Dogma y la Tradición no está en cuestión pues seguirá firme en Jesucristo, y los católicos de las distintas tendencias debemos comulgar en torno al próximo pontífice, que nos deberá liderar ante tiempos seculares que posiblemente nos serán hostiles. La acción del Espíritu Santo sobre la Iglesia es imparable y en la guerra desatada en el Vaticano, se ha cobrado como víctima expiatoria, un Sumo Pontífice, que brillará en la Historia como un líder de enorme talla moral e intelectual, y un cristiano a la altura de Cristo. Así que, tratarán de dividir a los católicos para que nos posicionemos a favor ó en contra de un bando. Pero que quede claro que, el amor a la Iglesia de Pedro, siempre presente, a la Tradición y a los Dogmas, y la observancia del Magisterio social, no están en peligro si el próximo Papa se encarga de continuar barriendo la suciedad de esta Santa Casa, la Iglesia. Para ello el próximo Papa por carácter deberá imponer su autoridad sin apoyarse más que en el Espíritu Santo, para así guiar al Pueblo de Dios a un futuro próximo que nos puede ser hostil, porque por mucha vileza que haya dentro de nuestra Iglesia, por ende más intolerable, será controlada más pronto que tarde, que la que se resiste en nuestra sociedad secular, que podrá, precedentes hay, arremeter contra los cristianos, víctimas expiatorias de las élites corruptas. Benedicto XVI es un gran Papa para todos los católicos, y el próximo también lo será. Sabemos certeramente que la Iglesia es impulsada por la resolutiva acción del Espíritu Santo, y surge en nosotros así, la calma y la esperanza. Todo irá bien, porque sabemos de Quien nos hemos fiado, su presencia es innegable. | Los Derechos Humanos en el Magisterio de Benedicto XVI Dile a Benedicto XVI que el Pueblo de Dios le Ama Benedicto XVI dedica la audiencia general al "gran misionero que difundió el cristianismo en la Europa central", San Bonifacio, y lanza un llamamiento por Irlanda del Norte ... Benedicto XVI a la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales: "Los derechos humanos están enraizados en una participación de Dios, que ha creado a cada ser humano con inteligencia y libertad. Si esta sólida base ética y política se ignora, los derechos humanos se debilitan” Benedicto XVI ilustra la contribución de San Beda "en la construcción de una Europa cristiana", invitando a pedir "para que todo nosotros estemos disponibles a redescubrir nuestras comunes raíces, para ser constructores de una Europa intensamente humana y auténticamente cristiana" Carta de Benedicto XVI a los obispos sobre la remisión de la exxomunión de los cuatro obispos consagrados por el Arzobispo Lefebvre Especial Visita del Santo Padre a Santiago y Barcelona |
"Salve Regina, Mater misericordiae..."
publicado a la(s) 7 feb 2013, 11:00 por Tradición Viva [ actualizado el 7 feb 2013, 11:42 ]
![]() De esto no pocos, en especial franceses, concluyen que la Salve Regina es obra de San Bernardo. No escatimaré elogios a tan gran figura de aquel tiempo (1090-1153), a la cual corresponde el honor de haber sido el mayor difusor de esta hermosísima antífona. Pero me parece infantil atribuirle toda la oración. Se dice de San Bernardo que oyó a los ángeles cantarle a la Santísima Virgen María en sones y voces que le raptaron en éxtasis... Y eso no es difícil de aceptar. Dios da a veces estos regalos, y no sólo a los santos canonizados. Pero no pasemos a más elucubraciones de un episodio del que ya resulta chocante que en el cielo se esté "gimiendo y llorando en un valle de lágrimas". Seguidamente propongo algunas consideraciones, y pido a mis lectores el favor de corregirme para ganancia de este modesto pero atrevido artículo. La invasión árabe de la Hispania visigoda. Se me hace ocioso subrayar que la invasión árabe fue fulgurante, arrolladora. Aunque su asentamiento duró ocho siglos, hasta su total expulsión, el alcance de sus límites geográficos como ocupantes no se demoró apenas una docena de años. Fijémonos que entraron con la batalla del Guadalete, Cádiz, en 711, y era el 722, o quizás el 718, cuando Don Pelayo los enfrentaba en Covadonga (Asturias). La invasión árabe fue fruto de las divisiones políticas, de las desmedidas ambiciones territoriales y, por encima de ello, un castigo a la herejía arriana que desmembró el reino visigodo en su esencia. El arrianismo fue la primera gran incursión humanista, materialista y desacralizadora de la figura de Jesucristo. En los inicios del siglo X Hispania pasaba por uno de sus periodos más tristes. El Islam se había apoderado de cuatro quintas partes de la Península Ibérica. Miles de imágenes de Nuestra Señora y Madre del Salvador habían sido escondidas, o enterradas, o se exiliaban una y otra vez más hacia el norte. De Toledo a Madrid, de Madrid a Zamora, de Zamora a Astorga y de allí a los Picos de Europa. Las mal guarnecidas plazas del reino visigodo, dividido en disputas latifundistas, fueron fácil presa para los invasores que arrasaban pueblos y expoliaban haciendas, derruían templos, incendiaban casas y graneros, esclavizaban a los habitantes que quedaban vivos y se cobraban nuestras hijas doncellas. Esta fue la realidad de los invasores en el rigor de la conquista militar. La política de convivencia hogaño tan piropeada no se había conocido aún, ni yo creo que se diera tal como la proponen nuestros actuales intérpretes. A este artículo le ha dado impulso la situación que vive España hoy mismo, sumida en una gran depresión económica no fortuita sino preparada, como sospechan no pocos especialistas. "La Revolución necesita cuatro millones de parados", dijo Pasionaria al volver de la URSS. Además de la recidiva división política que amenaza de secesión en Basconia y Cataluña, por el respaldo de treinta y cinco años de intoxicación de las nuevas generaciones con el término ciudadanía, hijo de la Revolución del s.XVIII, para disolverlas en la desidentidad, contrario al término españoles que nos aglutina en un solar y patria comunes. A lo cual se suma una artificial depresión de la fe católica impuesta por los errores de gobierno de las nuevas autoridades de la Iglesia. No será, pues, inoportuno hermanar este hoy de España con el ayer de la Iberia Musulmana, muy en particular por la actualidad de la pretendida separación de vascos y catalanes. Porque si la invasión árabe no pudo evitarse, pocos saben que fue porque Don Rodrigo, el último rey godo, debió acudir a toda prisa al norte para sofocar la rebelión de los bascones y la, ya entonces, no primera secesión de la Septimania Inferior, la fenicia maestra de comerciantes, tan dada a la usura y la insolidaridad. Así ésta, hundida en su egoísmo, pactó con Tarik para que se la respetara en sus conquistas, ajena a los reinos hermanos que eran atacados. Mas como la ceguera y la traición siempre tienen el mismo destino, pronto los moros tomaron aquel pacto por papel mojado haciendo botín de guerra de todos aquellos apátridas. San Pedro de Mezonzo Contemplemos ahora aquella privilegiada región de la Cristiandad situada en la extrema esquina del suroeste de Europa, lejos y aislada de sus corrientes culturales. A la Península Ibérica se la miraba con piadoso abandono desde los reinos del interior continental una vez que Carlos Martel, Mayordomo de los Holgazanes, hubo detenido el empuje islámico en la Galia de los francos. En Iberia, el dominio musulmán se había extendido por ley de las armas del caudillo Almanzor, hasta las benditas tierras que recibieron los restos del Santo Apóstol Santiago. Saqueos, destrucción, fuego y sangre. Era el año 997. Almanzor llegó por fin a aquella deseada meta en la que iba a arrancar a los cristianos sus sagradas reliquias. A caballo, con sus más leales se adentró en el templo del que el obispo Pedro de Mezonzo (931-1003) había ordenado esconder imágenes, reliquias, platas y oros que el celoso pastor guardó de la avaricia y del odio de los invasores. Las columnas y paredes de la nave estaban desnudas. Puede mi lector imaginar conmigo la sorpresa de los asaltantes. Veámoslos atentos a lo que decidirá hacer su jefe. Han pasado el atrio, los cascos y el resoplar de los caballos emiten ecos de muerte en la nave desierta. Almanzor, sin desmontar, se separa del grupo y se acerca al fondo, iluminado por una docena de velas que alumbran a un solitario sacerdote arrodillado ante una caja o sarcófago. Es Pedro de Mezonzo, el santo obispo de Compostela y único personaje que le espera en silencio. Sigue absorto en su oración quieto sin apenas respirar, sin volverse a mirar al Omeya invencible. Preparado para oír desenvainarse una espada que, sin duda, le cortará la cabeza. Almanzor mira en silencio al obispo. Pasa un minuto, dos, tal vez una eternidad. Almanzor no dice nada. Vuelve a mirar en su derredor y... suavemente tira de una brida y se da la vuelta. "¡Vámonos!, dice a los suyos. Y gracias a este milagro, misterio inexplicado, choque de emociones y perplejidades inéditas en el invicto Almanzor, los restos de Santiago, el Mayor, fueron preservados para la devoción de miriadas de peregrinos que en pocos años llegarían desde todos los rincones del mundo. A lo que debe decirse que fue por gracia del cielo concedida al Obispo de Compostela que el Camino de Santiago iluminó el firmamento para guiarnos por su galaxia. De este santo imperturbable, nacido en Curtis, municipio de La Coruña, en la comarca de la romanísima Betanzos. San Pedro de Mezonzo, pastor eficiente de las almas que la Iglesia le confió y en cuyo nombre había compuesto y recitado oración tan bella como la Salve Regina. Oración de rendidos hijos angustiados, perseguidos y humillados por el desánimo general. Fue San Pedro de Mezonzo, antes de la anécdota de Almanzor, cierta aunque aquí novelada, el que compuso a finales del s.X las frases más hermosas con que se haya dirigido nunca un alma a la Madre de Nuestro Salvador. Cuando repaso sus frases y las asocio a lo que ustedes acaban de leer entiendo mejor la inspiración de su extraordinario autor, en tan penosos tiempos de la Iglesia y la Hispania visigoda. Vean ustedes aquí la letra y música de la Salve Regina: Salve Regina, Mater misericórdiae, vita dulcédo et spes nostra, salve. Ad te clamámus, éxsules, filii Hevae. Ad te suspirámus, gementes et flentes in hac lacrimárum valle. Eia ergo, advocáta nostra, illos tuos misericórdes óculos ad nos convérte. Et Jesum, benedictum fructum ventris tui, nobis, post hoc exsílium osténde. O clemens! O pia! o dulcis Virgo Maria! Y aquí acababa. Mas luego, en el s.XI, San Gregorio, Abad de Cluny pero nacido en la Toscana italiana, añadió: "Ruega por nosotros Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo." Referencias: Walter Goetz, Historia Universal; Ailbe J. Luddy, San Bernardo; Fernando D. Cabanas López, San Pedro de Mezonzo y la Salve Regina; Cesáreo Gil, San Pedro de Mezonzo; Claudio Sánchez Albornoz, España Musulmana; Hilaire Belloc, Las grandes herejías. Extraña sobremanera que alguna conocida obra de consulta dé por sentado que los más fieles datos se encuentren paradójicamente fuera de sus fuentes originales y sin filtrar la veracidad de los relatos de su tiempo. Así la 'GER online', de Rialp, que certifica esta entrada, Salve Regina, con nombres alemanes, suizos y sobre todo franceses; recurriendo incluso a Gonzalo de Berceo que vivió 200 años después de Pedro de Mezonzo. Muy arraigado está este culto paleto hacia los autores exóticos, especialmente en España y en la intelectualidad más perezosa o, peor aún, más afrancesada. Es como si queriendo saber de Rodrigo Diaz de Vivar, el Cid, acudiéramos antes a Pierre Corneille que a Guillén de Castro o al Romancero Español. |
Mantener la Esperanza en medio de la tormenta
publicado a la(s) 31 ene 2013, 7:56 por Tradición Viva [ actualizado el 31 ene 2013, 8:01 ]
![]() El Papa afirmaba en Caritas in veritate, 25: “El primer capital a salvar y valorar es al hombre, la persona, en su integridad”. Hemos vivido una paulatina subordinación de la dignidad humana a valores idolatrados, tales como progreso y modernidad, libertad, solidaridad e igualdad. Debido a esta subordinación, hemos asistido a la perversión interesada del contenido real de estos valores, basada en la concepción del ser humano como instrumento útil y no como fin en sí mismo, que no sirve al ser humano, sino que se sirve de él para buscar el rédito político ó económico: PROGRESO Y MODERNIDAD: Dogmas laicales que han supuesto un enorme reto para la Fe tradicional. En el zénit del tiempo presente podemos discernir con suficiente perspectiva cuáles son los auténticos elementos de progreso que se han sucedido y, cuáles han supuesto un retroceso. Hoy, la sociedad española puede evaluar los altos costes que para la equidad, ha producido el progreso económico y para la justicia, el deterioro moral de los últimos treinta años en España. Las condiciones de vida colectivas para los españoles sin duda han mejorado, pero a nivel individual, la insatisfacción y el descontento son palpables. LIBERTAD: La libertad ha sido elevada dogmáticamente a factor condicionante de todo progreso económico y social. La libertad ha sido y ha servido de pretexto para justificar los excesos de quienes enarbolándola como bandera, no aprobaban que los demás (el bien común) les pusieran límites. La confusión ha consistido en convertir la libertad en un fin en sí mismo más que un medio para el bien común y personal, en fin y no factor del desarrollo humano. Hoy, la sociedad española advierte sobre la necesidad de imponer límites al mercado, empresas, instituciones deficitariamente representativas, es decir, límites a conductas absolutamente intolerables, corruptas y egoístas, nocivas para el bien común. SOLIDARIDAD: Ha sido equívoco el sostenimiento de una cultura del subsidio que ha alienado a personas y territorios a un modus vivendi pasivo que les distancia de aquéllos que explotan sus capacidades de forma activa. También ha evidenciado las carencias de nuestro sistema de pensiones, que afectado por la alta tasa de desempleo, la escasa regeneración demográfica y el envejecimiento de la población, será seriamente cuestionado en el más inmediato futuro. El actual sistema de reparto de pensiones basado en la solidaridad inter-generacional, no es sostenible por la inversión piramidal de la población y el insuficiente relevo generacional. La solidaridad reporta una actitud sólida ante la necesidad de los otros cuando exige el compromiso recíproco; sólo así es fructífera. Por ello, la solidaridad no debe confundirse con una superficial empatía respecto de las necesidades del otro. La solidaridad es algo más, es eminentemente un principio de acción y compromiso, personal y civil, no un instrumento político. El Estado sólo puede pedir sacrificios a sus ciudadanos por razones de Justicia, no por solidaridad, pues ésta, es originada e impulsada libremente sólo por la sociedad civil. Nadie paga sus impuestos para solidarizarse con las funciones encomendadas al Estado, lo hace por Justicia, como nadie invierte su tiempo y sus recursos en obras de voluntariado y caridad, sino porque libremente lo quiera y lo vea justo. La solidaridad debe ser eficaz para ser auténticamente, debe dar pero también exigir. Si no es así, se convierten en una epidérmica serie de buenos deseos, pero irrealizables ó realizables con pródiga torpeza. El Estado debe gestionar con justicia y eficacia la transferencia de recursos tributarios y contributivos de unos trabajadores a otros, y debe hacerlo con capacidad de previsión. Por ello, es prioritario que se favorezca y estimule la natalidad, y además, es necesario que todos realicemos un uso racional de los recursos públicos, denunciando sus abusos de gestión y aprovechamiento. Éste será el próximo y más vivo debate que deberán abordar los españoles, y que se resume en, bajo qué sistema, garantizaremos los ahorros de nuestro futuro. IGUALDAD: Que no es tratar a todos por igual, no es uniformidad. Igualdad es asegurar que las personas parten competitivamente de condiciones iguales para su libre desarrollo. La primera víctima en España de la confusión en relación a la igualdad, ha sido nuestro sistema educativo. Hasta no hace muchos años, resultaba indiferente estudiar en la enseñanza pública ó privada. La enseñanza pública era tan buena, que garantizaba que el buen estudiante por modestos que fueran sus orígenes, pudiera prepararse para progresar si se esforzaba. Con un buen nivel de enseñanza público, se garantiza que la clase media se expanda y consolide. Hoy día, asistimos a una escandalosa segregación educativa, y ello, debido, según mi punto de vista, al empobrecimiento del nivel de enseñanza, que impidiendo destacar y ejemplarizar con la excelencia académica, utiliza la escuela como instrumento político, derivando todo ello en la mediocridad de los estudiantes, la confusión de muchos padres y profesores, que confunden el aula con la plaza pública. La esperanza y la redefinición de este término la constituye ese reconocimiento común a quienes se labran su futuro con esfuerzo y sacrificio (los investigadores españoles, esa generación formada que emigra de nuestro país), y esa regresión ansiada a un sistema tradicional de enseñanza, donde se recupere la autoridad del profesor y la estricta neutralidad política y por ende, la inviolabilidad del aula como centro de transmisión de los conocimientos que harán a los jóvenes tener criterios propios, no reproducidos, con los que forjar su futuro y su personalidad . Si queremos una sociedad de “iguales”, debemos recuperar y no relegar, una enseñanza pública exigente, que nunca miró con complejos a la enseñanza privada. A poco que sigamos los medios de comunicación y nos sinceremos con nuestros compatriotas, y prestemos atención más a lo que no dicen que a lo que dicen, asistimos a un creciente colapso de los valores de la posmodernidad. Ésto es lo esperanzador, ésto es lo realmente positivo. En este proceso imparable, donde el desmoronamiento de los pilares “dogmáticos” de la posmodernidad es patente en el inconsciente colectivo de los españoles, éstos deberán volver irremediablemente sobre sí mismos, a fin de re-encontrarse. Corresponde de manera principal, a la Iglesia Católica, trabajar para que la inconsciencia colectiva sobre la decadencia de la cultura actual, que tanto la ha desnaturalizado, se torne en esperanzada conciencia colectiva de su auténtica identidad. Nuestra conciencia moral como pueblo y Nación, es en gran parte religiosa. Es el enorme peso de la tradición histórica el que con sus carencias y también virtudes, ha configurado el inconsciente moral de los españoles. Corresponde a la Iglesia y a los cristianos españoles despertar la conciencia cristiana colectiva. Por ello, hemos de asumir un liderazgo moral y social no excluyente, porque otras veces se ha hecho (la reconstrucción europea de posguerra y la reconciliación entre los españoles posterior a la guerra civil que preparó activamente la Iglesia española), y porque ahora TOCA. Todos reconocemos en el fondo que a quien se otorga autoridad, se le concede el liderazgo. El liderazgo en España lo asumirán quiénes lo hagan éticamente, quiénes hayan ejemplificado en su vida una actitud coherente. El tiempo premiará a éstos frente a esos otros, que confundidos ó malintencionados, se engatusaron con una posmodernidad decadente. El liderazgo efectivo, será el afectivo, llevará consigo caridad y no odio, y sabrá diferenciar entre vivir con principios y vivir con valores. Los católicos españoles hemos de rechazar y de cuidarnos en evitar ese liderazgo artificial que enarbola valores y justifica a su vez la separación de la vida pública de la vida privada, por ser ajena y profanadora de la constante exigencia cristiana de unir Fe y Vida. La democracia real garantiza a los ciudadanos elegir personalmente a sus representantes, y garantiza a los jueces controlar el ejercicio del poder político, intolerablemente omnímodo en nuestro país. Respetando estos principios constitutivos, una verdadera democracia cumple con su originaria misión de elevar el nivel moral de los ciudadanos quiénes evaluando la integridad, la justicia y no sólo la eficacia, en el ejercicio del poder que realizan sus representantes, son auténticamente libres para progresar en el bien común. La exigencia de un liderazgo ético en la sociedad será cada vez más reclamada, y se impondrá por los hechos. Ahora se demanda por los escándalos, que minan progresivamente la legitimidad de nuestros representantes. No asistimos a un problema de sistema, sino a un problema de desconfianza ante personas amorales que rigen los destinos de muchas personas, en el mercado, en las calles, en la televisión y en los foros de representación y que conciben a las personas como instrumentos y no como fines en sí mismos. Es un problema de liderazgo social confiado a personas amorales (siendo respetuoso, no digo inmorales). El cambio será ante todo de perspectiva. Ni el progreso económico, ni la igualdad, ni la libertad ni la solidaridad son reales, sino contribuyen a la felicidad real de los hombres. En estos años hemos presenciado que el egoísmo y no la felicidad, ha salido triunfante. Ha sido un fracaso para la Posmodernidad. El Reino de Dios es esa realidad regida por los principios y actitudes que vivió Jesucristo. Éstos son los auténticos cimientos sobre los que construir con éxito la vida humana y social, y ésta es la más gloriosa empresa a la que puede aspirar en su desarrollo personal un cristiano. En España siempre ha sido difícil ganarse la vida, y siempre han escaseado los buenos gobernantes, pero nunca el realismo de Sancho ni el idealismo de Don Quijote, han convivido tan pacíficamente en el espíritu de Occidente, como en España. La Esperanza está incubada en las propias conclusiones que cada español saca de esta crisis. La gran parte de ellos admite de buen grado regresar a los valores e instituciones que le han proporcionado su identidad: 1) la Familia con su agridulce realidad e incierto futuro y; 2) esa Fe, personal que le hace vibrar íntimamente, y relacionarse espontánea y sinceramente con Cristo ó Santa María. Treinta años de agresiva secularización no han podido borrar de un plumazo la experiencia religiosa del pueblo español. Imposible. Lo mejor de esta crisis, es que se derrumban esos falsos valores instituidos por una cultura que viola sistemáticamente la dignidad de las personas: 1) alienándolas con el falso progreso que esclaviza las relaciones laborales y reduce la condición humana a mero consumidor; 2) la falsa libertad que trata de legitimar la corrupción; 3) la falsa solidaridad que lejos de hacer Justicia institucionaliza la pasividad y; 4) la falsa igualdad que ha acentuado más que nunca las diferencias sociales. En los genes de esta crisis se deposita un potencial real de reflexión que hace reaccionar a los españoles. La Iglesia española posee el irónico protagonismo de servir de inspiración a una sociedad española que se dice moderna, pero que se siente cada vez más atraída por la tradición, quizás porque sea consciente de que en esa modernidad, en estos últimos treinta años, ni hemos alcanzado tanto como esperábamos ni ha sido tan bueno dejar de ser lo que éramos. La Iglesia española está viva pero sin aparente poder de influencia. Sus declaraciones nunca resultan indiferentes, siempre crean controversia y polémica, pero no pasan desapercibidas cuando atienden al desorden de la moral social. Para la conciencia secular española sigue teniendo autoridad aquél ó aquélla a quien los españoles reconocemos capaz de remover la conciencia, es decir, a quien, dice las cosas sin necesidad de complacer, a quién se dirige a nosotros, con realismo, afecto y ejemplaridad, como hacen originariamente el padre y la madre, que esperan recibir lo mismo que dan. Corresponde a la Iglesia que tanto da a los españoles, pedirles una profunda reflexión sobre la forma de transformar las estructuras sociales contaminadas de los graves pecados sociales que las afectan. Tiene que pedirles que despierten en su conciencia moral personal y colectiva tomando como referencia el Decálogo y los Evangelios. Por todo ello y más, creo que ya estamos en camino para salir de esta grave crisis, sin más solución y alternativa que la contra-cultura de un Humanismo neo-clásico que sitúa al Hombre, como medida para todas las cosas, y a Dios como su supremo valedor, en el marco jurídico de la libertad de conciencia, sin imposiciones, pero sin cobardía ni complejos. Dios debe de nuevo resultar familiar a los españoles. Todos necesitamos reconfigurar junto a Dios nuestra conciencia moral colectiva, porque es la tradición y sobretodo porque la sociedad civil posee una base moral judeo-cristiana. Hemos de re-cultivar una moral que tenga como superior límite de la conducta humana a Dios. Pruebas hay evidentes de que la Ley secular no basta, pues asistimos a constantes conductas que resultando legales, son inmorales, y por ende, injustas. Que la jerarquía católica española estimule mediante la acción pastoral y la formación expansiva en Doctrina Social, a los católicos españoles para que sean instrumentos de transformación cultural y política de la sociedad con todos los medios a su alcance y, lo mejor, con las valiosas y prestigiosas personas comprometidas dentro de ella. Trabaje también por su comunión interna y la de los seglares, pues lo único que puede amenazar seriamente su acción benéfica para nuestro país es un Colegio episcopal dividido y unos seglares enfrentados. En comunión con el Santo Padre y dentro de la Nueva Evangelización, apoyada en su liberadora Doctrina Social: La Iglesia española tiene la misión de hacer oír su voz en todas las plazas, y para ello, debe asumir con audacia y ambición, ser el más relevante referente moral de los españoles, creyentes y no creyentes, manteniéndose fiel a su propia experiencia histórica como vetusta vertebradora de todas las Españas. | Le puede interesar
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San Juan de Ávila, doctor de la Iglesia Universal
publicado a la(s) 11 nov 2012, 12:12 por Tradición Viva [ actualizado el 11 nov 2012, 12:45 ]
El pasado 7 de Octubre, el Santo Padre Benedicto XVI proclamó a San Juan de Ávila Doctor de la Iglesia Universal Ver video completo, pulsar aquí Rasgos biográficos"Sepan todos que nuestro Dios es amor" Juan de Ávila nació en 1499 ó 1500 en Almodóvar del Campo (Ciudad Real), donde creció y se formó en un ambiente cristiano. Estudió Leyes en la Universidad de Salamanca y Artes y Teología en la de Alcalá. Fue ordenado sacerdote en 1526. Celebró su primera misa solemne en su pueblo natal y lo festejó invitando a los pobres a su mesa y repartiendo entre ellos su cuantiosa herencia. Cuando estaba a punto de embarcar para irse a América, el Arzobispo de Sevilla cambió sus planes. Éste quedó encantando con su actividad evangelizadora y le pidió que se quedase a ejercer el ministerio en España. Juan de Ávila recorrió pueblos y ciudades de Andalucía, La Mancha y Extremadura. Residió en Granada, donde ya figura con el título de Maestro; y permaneció durante los últimos quince años de su vida en Córdoba, diócesis de la que fue presbítero. Murió en Montilla, el 10 de mayo de 1569. Allí se veneran sus reliquias en el Santuario que lleva su nombre. ![]() Originalidad y actualidad de un MaestroLa originalidad del Maestro Ávila se halla en su constante referencia a la Palabra de Dios; en su consistente y actualizado saber teológico; en la seguridad de su enseñanza y en el cabal conocimiento de los Padres, de los santos y de los grandes teólogos. Gozó del particular carisma de sabiduría, fruto del Espíritu Santo, y convencido de la llamada a la santidad de todos los fieles del pueblo de Dios, promovió las distintas vocaciones en la Iglesia: laicales, a la vida consagrada y al sacerdocio. Desprendido, generoso y, sobre todo, enamorado de Dios, vivió desposeído de los bienes materiales, pero con el corazón lleno de fe y de entusiasmo evangelizador, dedicado por entero a la oración, al estudio, a la predicación y a la formación de los pastores del pueblo de Dios. Para ello fundó una quincena de colegios, precedentes de los actuales Seminarios, y la universidad de Baeza (Jaén). “La fe es sosiego del corazón. No hay cosa que tanto os conviene tener para llegar al fin de la jornada en que Dios os puso como de corazón confiar en Él” Fue Maestro y testigo de vida cristiana; contemporáneo de un buen número de santos que encontraron en él amistad, consejo y acompañamiento espiritual como, por ejemplo, San Ignacio de Loyola, San Juan de Dios, San Francisco de Borja, San Juan de Ribera, San Juan de la Cruz, San Pedro de Alcántara, Santo Tomás de Villanueva, o la misma Santa Teresa de Jesús. Otro español, Doctor de la IglesiaUn Doctor de la Iglesia es quien ha estudiado y contemplado con singular clarividencia los misterios de la fe, es capaz de exponerlos a los fieles de tal modo que les sirvan de guía en su formación y en su vida espiritual, y ha vivido de forma coherente con su enseñanza. Hasta el momento, los Doctores de la Iglesia son 33. Entre ellos, se encuentran otros tres españoles: San Isidoro de Sevilla, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús. San Juan de Ávila fue declarado patrono del clero secular de España en 1946 por Pío XII y canonizado en 1970 por Pablo VI. | Le puede interesar
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Para pensar mientras sube el ascensor
publicado a la(s) 4 oct 2012, 14:02 por Tradición Viva [ actualizado el 4 oct 2012, 14:05 ]
Este título se lo robo a Jardiel Poncela, genial autor de un librito desternillante con título muy parecido. Porque voy a contarles una anécdota relacionada con un ascensor. En una vida se presentan innumerables ocasiones para conectar con Dios o, mejor, deberíamos decir que Dios mismo las aprovecha para con sus nudillos, tímidamente, pedir permiso y entrar en nuestro yo total. Nosotros nada más tenemos que ser receptivos. Para lo cual nos basta estar atentos a sacar esperanza de nuestras limitaciones en este fugaz pero largo y formidable regalo de la vida. Sólo necesitamos tener configurada el alma hacia Él, la inteligencia interior atenta a oírle. Desde que nacemos, el soporte físico que nos lleva se va desarrollando sin nosotros darnos cuenta, pero el espíritu y la inteligencia – no la picardía, que crece también sola – no siempre van a la par. Así el espíritu puede sufrir raquitismo extremo y la inteligencia quedarse en el peor analfabetismo. El avance socioeconómico nos hace más altos, más guapos y más preparados pero no puede hacernos mejores personas. Diríamos que el deslumbre de la tecnología nos hace más difícil esa ascensión iniciada en el Bautismo que exige, en medida personalizada, una actitud de trascendencia para que toda nuestra voluntad se ponga en las manos de Dios.
Puesto que en casa la familia mengua mientras crece en los que se salieron a formar su propia familias, nos hemos mudado a un soleado piso de menor espacio, sito en una urbanización de buenas instalaciones comunes y, sobre todo, de buen vecindario. Pero dado que están cercanas las familias de mis hijos, quiero decir los que viven en Madrid, es corriente tener de huésped algún nieto, de entre uno a doce años. Tiempo atrás llevaba días revisando en el cuarto trastero viejos papeles, cacharros y fardos que roban espacio. Tarea que no termina nunca porque nos demoramos a desprendernos de retales de los pasados con fecha de caducidad temiendo tirar, inconscientes, aquella carpeta con el Acta de Matrimonio, la orla del abuelo, las fotos de los bisabuelos, los recuerdos de aquellos viajes... Porque hay pasados que son presentes continuos, como huellas de eternidad. Una tarde me acompañó una nieta de apenas cinco años. Como mi lector puede suponer, me ayudaba con el proverbial: “Esto me lo pido”. De pronto me di cuenta de que no era bueno continuar mucho rato en aquel ambiente ligeramente húmedo y de olores poco recomendables, con los cuartos de basura no muy distantes. Así que apuré la tarea y nos volvimos al ascensor. La niña quería apretar el botón. “- Que no puedes, mi nena.” “- Que sí que puedo”, me contestó muy firme y segura. Mas yo me recreaba insistiendo: “- ¿Pero no ves que eres pequeñita y no llegas?” Y entonces la niña me iluminó con este sencillo argumento: “- Ya, sí, pero... Si tú me aúpas...” Y de esta manera aquel botón fue toda una lección sobre la condición del hombre. Todas las virtudes, teologales y cardinales, quedaron comprimidas en ese: “Si tú me aúpas...” Y aquel ascensor, en aquel instante, se convirtió para mí en una mágica cabina de descompresión de todas las dudas, impotencias, vanidades y miedos que algunas veces se afincan en mi cabeza con éxito desproporcionado. Ese botón del ascensor al que mi nieta no llega me convenció de que también la Iglesia Católica puede volver a su ser si torna sus ojos al que la hizo suya, Jesucristo, en vez de atender tan interesada a lo que opinen los que siempre serán «hijos de las tinieblas». Si le pedimos y, sobre todo, si le vemos como el Señor de la historia. Para que nos aúpe hacia la luz de la vida desde un sótano repleto de olvidos.
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